Tres temas críticos a discutir en la COP28: Balance de metas, financiación y eliminación de combustibles fósiles

Clara Marcela Romero Hernández
Ingeniera Ambiental de la Universidad de la universidad Nacional de Colombia y estudiante de maestría en Recursos Hídricos de la Universidad del Valle.
El mundo entero está tomando un camino que terminará eventualmente en el incremento de la temperatura global entre 2,5°C y 2,9°C para el final del siglo y es probable que superemos un calentamiento de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales en los próximos cinco años, según un reporte de la ONU del pasado noviembre.
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Desde el pasado 30 de noviembre se lleva a cabo la conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el cambio climático-COP28 en Dubai, Emiratos Árabes Unidos (EAU). Allí se están reuniendo líderes y expertos mundiales para discutir el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y sus efectos en el clima mundial.
Desde hace décadas, en el panel intergubernamental del cambio climático (IPCC), investigadores de todo el mundo han estado recopilando evidencia cada vez más robusta del incremento en frecuencia y severidad de extremos climáticos como olas de calor, lluvias más fuertes, sequías y huracanes, como consecuencia del aumento de temperatura del planeta en las últimas décadas.
Para esta COP28, hay tres temas que tienen a la mayoría de naciones en discusiones complejas sobre cómo resolverlas: 1) La revisión de las metas propuestas de reducción de gases efecto invernadero. 2) La financiación para adaptación, daños y pérdidas y 3) La determinación de “reducción” o eliminación progresiva de emisión de combustibles fósiles.
COP28: Primer balance mundial de reducción de emisiones de combustibles fósiles
Con el Acuerdo de París, los países acordaron limitar el calentamiento a 1,5 °C y presentar objetivos de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, siglas inglés), con respecto a cuánta reducción de emisiones de GEI podrían lograr, a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Desde la COP26, en Glasgow en 2021, se han considerado insuficientes las metas propuestas por las naciones, ya que a ese ritmo el mundo se calentará a 2,8 °C o más.
Se acordó también que el primer balance de estos objetivos se realizaría en el 2023 y luego cada cinco años. El resultado del primer Balance Global no es ningún secreto: La ONU publicó un informe técnico sobre el primer Balance Global en septiembre de 2023, según el cual la comunidad global se impulsó a actuar y logró algunos avances, pero aún eran demasiado pocos.
Por ejemplo, sobre la base de los objetivos actuales de reducción, se estima que aún haría falta reducir entre 20,3 y 23,9 gigatoneladas de CO2 equivalente, para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C para 2030.
Adicional a esto, según el sexto reporte del IPCC, para que el calentamiento global no supere los límites del objetivo de temperatura establecido en el Acuerdo de París, es necesario que las emisiones mundiales de GEI alcancen su punto máximo entre 2020 y 2025.
Se espera que los países actualicen y aumenten la ambición de sus objetivos hasta 2025 y presenten su primer “informe bienal de transparencia”, que ayudará con el seguimiento de las metas.
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La financiación de la crisis climática
Desde el Acuerdo de París en el 2015, se propuso una financiación de la crisis climática que consistía en un desembolso, por parte de países desarrollados (Norte global), de USD $100 mil millones de dólares con el fin de apoyar a los países menos desarrollados (Sur global).
Hasta ahora no ha habido un año en el que los USD $100.000 millones de dólares se hayan alcanzado, de hecho los desembolsos máximos oscilan entre USD $72.000 y USD $80.000 millones de dólares por año.
Por ahora, el financiamiento climático se ha centrado mayoritariamente en la reducción de emisiones y no tanto la resiliencia y la adaptación, teniendo solo el 20% del financiamiento climático que se destina a la adaptación, mientras que el 80% se destina a la mitigación.
Quienes son más vulnerables en medidas de adaptación y sufren las mayores pérdidas frente a los impactos de la crisis climática son los países del sur global. Por esto no tiene sentido que se enfoque, para los países del sur, la financiación en los esfuerzos de reducción de emisiones que no causó en el pasado y no produce en el presente.
Un informe reciente de la ONU encontró que los países en desarrollo necesitan hasta USD $387 mil millones de dólares al año para adaptarse al cambio climático.
Farhana Sultana, profesora de la Universidad de Syracuse, dijo que la responsabilidad climática debería ocupar un lugar central, y muchos países en desarrollo, que son los más afectados por el cambio climático, han criticado el fondo para pérdidas y daños tal como está.
El 30 de Noviembre en Dubai, se adoptó formalmente un fondo de daños y varios países prometieron millones de dólares para ayudar a las naciones más afectadas por la crisis climática.
Emiratos Árabes Unidos prometió USD $100 millones de dólares, al igual que Alemania, el Reino Unido anunció £60 millones de libras esterlinas, pero no todo será para el fondo, mientras que Estados Unidos comprometió USD $17,5 millones de dólares al fondo y Japón contribuyó con USD $10 millones de dólares.
Estos fondos aún son insuficientes para la cantidad de dinero que se requiere, y son producto de solicitudes de hace más de 3 décadas por parte de los países del sur global.
Garantizar que el Sur Global reciba la compensación adecuada del Norte Global durante esta crisis climática es clave para el éxito de estas negociaciones.
Eliminar o reducir las emisiones de combustibles fósiles.
La eliminación gradual de los combustibles fósiles ha sido un tema complicado dentro de las negociaciones de la COP durante varios años, y el texto oficial de la COP ha indicado en pasadas ocasiones una “reducción gradual” y no una “eliminación gradual” de los combustibles fósiles.
Y es que los combustibles fósiles han sido una fuerza inigualable e imprescindible que nos ha permitido obtener los logros históricos como humanidad. Son muchísimas las tareas y hazañas que nos permitió realizar el petróleo, un barril de petróleo contiene alrededor de 10,5 años de equivalencia de trabajo humano. También es compleja la tarea de reemplazar su potencia ya que el gas natural tiene alrededor del 86% de su potencia y el carbón de alta calidad está cerca del 66%.
Si bien reducir el uso de combustibles fósiles es fundamental para abordar el cambio climático y reducir las emisiones para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados, también es injusto para muchas naciones del sur del mundo.
Desde la cumbre del año pasado en Egipto, más de 80 países han expresado su apoyo a un texto en torno a la eliminación gradual de los combustibles fósiles, aunque muchos desean seguir usándolos mientras se capture la contaminación climática antes de que ingrese a la atmósfera.
Los combustibles fósiles ofrecen una solución asequible a la pobreza energética, especialmente para los países en desarrollo, para los 770 millones de personas sin acceso a la electricidad y para los 2.500 millones de personas sin acceso a combustibles limpios para cocinar.
Si bien la energía renovable puede ser una solución asequible y más limpia, a menudo requiere financiación para infraestructuras que no están disponibles.
Investigadores de la New Mexico State University encontraron que, para lograr un uso cero de combustibles fósiles para 2050, el desarrollo de energía renovable tendría que aumentar unas 6 veces sobre el nivel actual si la demanda se mantiene estática a niveles de 2020, y en más de 8 veces si la demanda aumenta en un 50%, como se espera en el futuro.
Los países del Norte tuvieron la oportunidad de desarrollar su sector agropecuario e industrial sin tener en cuenta los efectos del cambio climático, y gran parte de su riqueza se benefició de los recursos de los países del sur.
De manera que las recomendaciones hacia nuestro países donde nos restringen de una fuente potencial de desarrollo económico y acceso a energía, sin una alternativa robusta y seria de financiamiento, equivalen a pedirnos que sigamos financiando la transición energética del Norte global.
La crisis climática para países como Colombia sobreponen un reto adicional a las ya conocidas dificultades de generación y distribución de riqueza. Las medidas de adaptación a los extremos climáticos, que vienen con el aumento de la temperatura global, requiere de un aumento sustancial en los presupuestos de investigación e infraestructura nacional.
Colombia necesita una agenda propia de atención a esta crisis conjunta de pérdida de biodiversidad, reducción de pobreza y cambio climático. No es recomendable seguir recomendaciones a la ligera que nos impidan generar riqueza para poder investigar, construir, cuidar finalmente de nuestro país, adaptándonos a los hostiles impactos del calentamiento global.