Soberanía energética: ¿Qué es?

Los últimos eventos en el mundo y en Colombia, relacionados con el suministro de gas, han traído al centro del debate el tema de la soberanía energética.
Por el lado europeo, los esfuerzos por reducir la dependencia del gas proveniente de Rusia, en el contexto de la guerra entre este país y Ucrania, pusieron al Viejo Continente a temer por su economía y a recordar los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, cuando el éxito militar dependía en buena medida de lograr un abastecimiento permanente de fuentes de energía y miles de ciudadanos fallecían por falta de combustibles para paliar el invierno.
Por el lado colombiano, las afirmaciones un tanto erráticas de la nueva ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, frente a la producción nacional de gas, el combustible fósil que menos emisiones genera, llevaron a muchos a preguntarse si los días de gas barato llegaron a su fin.
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Pero, ¿qué es la soberanía energética?
El Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG) de Cataluña define la soberanía energética como “el derecho de los individuos conscientes, las comunidades y los pueblos a tomar sus propias decisiones respecto a la generación, distribución y consumo de energía, de modo que estas sean apropiadas a sus circunstancias ecológicas, sociales, económicas y culturales, siempre y cuando no afecten negativamente a terceros”.
Además del derecho a decidir, un país tiene soberanía si tiene la capacidad de producir y abastecerse de energía, no solo para cubrir las necesidades cotidianas de su población —para alumbrar la vivienda, operar los aparatos electrónicos, cocinar o desplazarse, por ejemplo— sino también para el funcionamiento de su economía.
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Para ello, puede obtener la energía bien sea de fuentes no renovables —como el petróleo, el carbón o el gas— o de fuentes renovables —por ejemplo, energía solar, energía eólica y energía hidráulica—. Si bien lograr la transición energética hacia fuentes renovables y menos contaminantes es deseable, los países deben tener en mente sus necesidades energéticas y la capacidad que tienen que proveerse —con unas u otras fuentes— dentro de sus fronteras nacionales. De lo contrario, la dependencia total o parcial puede salirles muy cara, como lo ha comprobado Alemania en las últimas semanas.
¿Cómo fue la polémica que suscitó la ministra Vélez?
En días pasados, Vélez manifestó en una entrevista que, pese a que Colombia tiene reservas de gas para siete u ocho años, “no vamos a hacer nuevos contratos de exploración”. Y, al preguntársele qué decisión se tomaría cuando el país no pudiera autoabastecerse de gas, respondió que este podría ser importado de Venezuela. De acuerdo con la Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgás), esta medida aumentaría el costo de la factura de este servicio público en hasta cinco veces.
La Ministra también aseguró que el gas de consumo doméstico podría ser sustituido por electricidad producida con energía solar. No obstante, esta fuente de energía es mucho más costosa, lo que generaría un sobrecosto que, salvo subsidios, se trasladaría a los consumidores.
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El planteamiento de Vélez suscitó un intenso debate sobre la energía que requiere el país para su funcionamiento y las mejores fuentes para obtenerla. El tema, muy ligado al impacto ambiental que genera la extracción de combustibles fósiles, fue central en la campaña del hoy presidente de la República, Gustavo Petro, quien en reiteradas ocasiones manifestó su intención de trabajar en la transición energética para dejar atrás combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón y avanzar en energías limpias como la solar, la eólica, la geotérmica y de mareas, entre otras.
Sin embargo, días después de la polémica que generaron sus palabras y luego de que sostuviera una reunión con representantes de Naturgás, la Ministra manifestó que para el gobierno la soberanía energética es importante. “Para este Gobierno esa soberanía [energética] es importante. Por eso, estamos comprometidos en no generar dependencias sino, por el contrario, ver cómo hacemos un uso responsable de nuestros recursos, incluyendo el gas”, aseguró.
Para ello, señaló que se les dará prioridad a los 170 contratos de exploración y producción de gas que hay firmados actualmente. Se mantiene la duda, sin embargo, sobre si habrá nuevos contratos para buscar nuevos yacimientos de gas y petróleo.