5 verdades incómodas sobre los impuestos en Colombia que revelan la urgencia de una reforma
Los impuestos en Colombia son ineficientes, inequitativos y excesivamente complejos. Cinco puntos en los que urge una reforma estructural.

Colombia recauda menos que la mayoría de países de la OCDE, mantiene cientos de beneficios tributarios y un IVA regresivo, mientras las empresas enfrentan cargas desiguales. Los expertos coinciden: el problema no es solo de leyes, sino de cómo se hacen.
Las cinco verdades incómodas sobre los impuestos en Colombia revelan un panorama complejo: un sistema que recauda poco, distribuye mal las cargas, mantiene cientos de beneficios ineficientes y perpetúa la desigualdad.
La pregunta central no es si se necesita una reforma, sino cómo diseñarla para que sea estructural, transparente y capaz de sostener el desarrollo económico. Sin evaluaciones serias y un rediseño de las reglas del juego, el sistema tributario seguirá atrapado en la misma espiral de ineficiencia y desigualdad que ha marcado su historia.
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1. El sistema no solo es disfuncional: empeora la desigualdad
El sistema de impuestos en Colombia se caracteriza por su baja capacidad de recaudo y su complejidad. Según la Comisión de Expertos en Beneficios Tributarios, el país recauda apenas un 19,4% del PIB, frente al promedio del 34,3% en la OCDE.
Este déficit fiscal no solo limita la inversión en salud, educación o infraestructura, sino que además agrava la desigualdad. Los mecanismos de exenciones y deducciones hacen que los hogares más ricos paguen proporcionalmente menos impuestos que los más pobres. De hecho, un informe Cedetrabajo subraya que el sistema no corrige las brechas, sino que las amplifica.

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2. La adicción a los “beneficios tributarios”: el origen del caos
Colombia ha desarrollado una verdadera adicción a los beneficios tributarios. Se estima que existen cerca de 290 beneficios vigentes, entre exenciones, deducciones, ingresos no gravables y descuentos.
El costo fiscal de estos gastos tributarios es alarmante: equivale a más del 8,8% del PIB cada año. Estos recursos dejan de ingresar al Estado, debilitando la financiación de programas sociales.
El problema radica en que la mayoría de beneficios se aprueban sin evaluaciones previas ni posteriores. La DIAN reconoce la necesidad de establecer un “benchmark” tributario, un sistema de referencia para identificar con claridad qué beneficios son efectivos y cuáles son innecesarios.
3. El IVA: de los peores del mundo y un mal aliado contra la pobreza
El Impuesto al Valor Agregado (IVA) es clave para las finanzas públicas, pero en Colombia presenta una paradoja: recauda poco, es regresivo y tiene tantas exclusiones que termina beneficiando más a los hogares de altos ingresos.
La Comisión de Expertos calificó el IVA colombiano como uno de los más distorsionados de la región, con bases estrechas y múltiples exenciones que reducen la progresividad. Mientras se argumenta que estas exclusiones protegen a los pobres, en la práctica terminan subsidiando a quienes consumen más y tienen mayor capacidad adquisitiva.
En consecuencia, el IVA no solo falla en su función redistributiva, sino que limita la capacidad del Estado para financiar políticas sociales efectivas contra la pobreza.
4. La paradoja de los impuestos a las empresas: desigualdad que desincentiva la inversión
El sistema tributario empresarial en Colombia refleja una fuerte desigualdad horizontal. Empresas con similares ingresos enfrentan cargas tributarias muy distintas según el sector en el que operan.
De acuerdo con Cedetrabajo muestra que el sector financiero paga una tasa efectiva de tributación menor que la industria manufacturera, a pesar de que esta última genera más empleo y encadenamientos productivos.
Además, las tarifas nominales sobre las sociedades son de las más altas de la OCDE. Sin embargo, en la práctica, los beneficios tributarios permiten que algunos sectores reduzcan de forma significativa su carga fiscal, mientras otros soportan un peso mayor. Esto genera un círculo vicioso: desincentiva la inversión productiva y refuerza un modelo económico basado en rentas financieras más que en la creación de valor real.

5. El problema de fondo: no son sólo las leyes, es cómo se hacen
Más allá de los números, el sistema tributario colombiano evidencia un problema estructural en la forma de legislar. Los beneficios tributarios se aprueban como concesiones políticas, muchas veces sin análisis de impacto.
La DIAN y la OCDE coinciden en que el país carece de una metodología estándar para evaluar ex ante y ex post cada beneficio tributario. Esto significa que rara vez se mide si un incentivo cumplió su objetivo o si existen mecanismos alternativos más eficientes.
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La Comisión de Expertos advirtió que Colombia debe superar el hábito de introducir reformas fragmentadas y parches tributarios. En su lugar, se requiere un cambio de mentalidad: una política fiscal basada en evidencia, con criterios de equidad y eficiencia.