Crisis en la industria textil colombiana: Temu y Shein amenazan a 142.000 empresas
La crisis de la industria textil colombiana se agudiza por la competencia de plataformas como Temu y Shein. El sector pide regulación urgente al Gobierno para salvar más de un millón de empleos.

Una nueva forma de consumo, impulsada por precios bajos y entrega rápida, se impone en el país a través de un clic. Sin embargo, detrás de la aparente conveniencia de plataformas digitales chinas como Temu, Shein y AliExpress, se esconde una grave amenaza que está llevando al límite a la industria nacional.
La crisis de la industria textil colombiana ya no es una advertencia, sino una realidad que pone en riesgo a 142.000 empresas del sistema moda y a más de un millón y medio de empleos que dependen de ellas. Un informe de RedMásTV revela cómo operan las plataformas digitales sin pagar impuestos, afectando a miles de emprendedores y empresas familiares.
Emprendedores y gremios denuncian una competencia desleal, donde ellos asumen una pesada carga tributaria mientras los gigantes asiáticos operan sin pagar impuestos, desestabilizando el aparato productivo del país.
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La competencia desleal que agudiza la crisis de la industria textil colombiana
El clamor del sector manufacturero es unánime y urgente. Guillermo Criado, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, lo resume con contundencia: le están pidiendo «a gritos» al Gobierno que tome medidas regulatorias, siguiendo el ejemplo de países como Estados Unidos, Brasil y México. El problema central radica en una cancha de juego completamente desigual.
Mientras un diseñador o un pequeño taller en cualquier ciudad de Colombia debe enfrentar impuestos como IVA, renta, ICA, además de los aportes parafiscales, cubrir costos de nómina y arriendos, las plataformas digitales extranjeras ingresan sus productos al país con beneficios que ningún empresario local podría soñar.
Esta asimetría no sólo es calificada como injusta, sino que está teniendo consecuencias devastadoras. Muchas de las 142.000 empresas del sector ya han cerrado, y la situación desincentiva la creación de nuevos negocios ante la imposibilidad de competir.
La llegada de Temu a Colombia en el primer semestre de 2024, si bien impulsó el comercio electrónico, lo hizo a costa de miles de microempresarios que hoy ven sus emprendimientos en jaque. La crisis de la industria textil colombiana se alimenta de esta desventaja estructural que amenaza con borrar del mapa a una industria tradicional y vital para la economía nacional.

El origen de la estrategia: de San Victorino a las Apps
Para entender la eficacia de estas plataformas digitales, hay que retroceder en el tiempo. Jansen Estupiñán, gerente del centro comercial Neos en Bogotá, explica que la presencia del comercio asiático no es nueva.
A finales de 2017, comerciantes chinos se instalaron físicamente en zonas mayoristas clave como San Victorino. Durante ese tiempo, no solo vendieron productos, sino que estudiaron el mercado a fondo.
«Entraron en el ADN, en la sangre del comercio mayorista», afirma Estupiñán en RedMásTV. Aprendieron cómo funcionaba la distribución, quiénes eran los clientes clave y cómo se dinamizaba el mercado local. Una vez completado este «trabajo de campo», muchos se fueron, para regresar años después transformados en aplicaciones digitales.
Esta estrategia les permitió eliminar al intermediario. Ahora, llegan directamente a la comunidad de consumidores que ya habían identificado, sacando del camino al comercializador y al confeccionista mayorista colombiano. Lo que estamos presenciando es el resultado de un plan calculado que hoy golpea el corazón del sistema productivo.
Las «empresas familiares»: el corazón vulnerable de la industria textil colombiana
En esta cadena de valor, los más perjudicados son los eslabones más pequeños y frágiles: las empresas familiares. Se trata de pequeños talleres donde se corta, se cose, se plancha y se empaca y donde los trabajadores comparten algún parentesco. Son el verdadero motor de la industria, ubicados en barrios de Bogotá como Altos de Cazucá o Fontibón, o en municipios lejanos en el Cauca, Santander o el Valle del Cauca.
Estas familias, cuyo sustento depende enteramente de la confección, no tienen cómo competir contra los precios de las plataformas digitales. La estrategia de los gigantes asiáticos ataca directamente al consumidor final, dejando sin mercado a quienes dependen del comercio local en las plazas principales de los pueblos de Colombia. Esta es la cara más humana de la crisis de la industria textil colombiana.

Plagio y Afectación Directa: El Caso de los Emprendedores Colombianos
La competencia desleal va más allá de los precios. Melissa Martínez, reconocida periodista y fundadora de la marca de ropa 100% colombiana MM Store, vivió en carne propia una de las prácticas más agresivas: el plagio.
En 2024, su empresa sufrió un decrecimiento muy fuerte en las ventas. La razón: un proveedor de una plataforma china copió decenas de sus diseños y, para agravar la situación, utilizó sus propias fotografías para vender las imitaciones a precios irrisorios.
Esto generó una enorme confusión entre sus clientas, quienes llegaron a pensar que su marca compraba en China y revendía a un precio superior, cuando en realidad toda la producción se realiza en talleres colombianos, generando empleo para madres cabeza de hogar. «Evidentemente no enmienda el golpe económico que enfrentamos», relata Melissa sobre la disculpa que recibió de la plataforma tras exigir que retiraran su imagen y sus diseños.
Reinventarse o Morir: La Resiliencia como Única Salida
Ante un golpe tan duro, la respuesta de Melissa Martínez fue la reinvención. Entendió que los diseños con más estampados eran los más fáciles de copiar, por lo que decidió apostar por piezas unicolor y un estilo más exclusivo para proteger su identidad creativa.
«No podremos competir con precio, es muy difícil, pero sí pienso que hay que seguir dándole alternativas distintas a las mujeres», afirmó en RedMásTV, enviando un mensaje de resiliencia a otros emprendedores. Esta capacidad de adaptación es clave para sobrevivir a la crisis textil colombiana.
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Dos Visiones, una Misma Realidad: ¿Afecta a Todos por Igual?
Mientras los pequeños y medianos empresarios sienten el impacto de manera directa, marcas consolidadas como Mario Hernández, con más de 45 años en el mercado, presentan una visión diferente. El empresario asegura que sus ventas no se han visto afectadas, ya que su competencia son las marcas europeas de alta calidad, no la moda desechable.
Sin embargo, Hernández reconoce la magnitud del fenómeno. Afirma que Temu realiza unos 50.000 despachos diarios y que su operación, sin pagar impuestos, afecta al comercio en general. La crisis de la industria textil colombiana afecta de formas distintas, pero nadie es ajeno a sus efectos en la economía.
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Apoyar el producto nacional no es solo un eslogan, sino una decisión consciente sobre el tipo de país que se quiere construir. Privilegiar las prendas hechas en Colombia es apostar por la calidad, la legalidad, la generación de empleo y la reactivación económica real, pilares fundamentales para superar la crisis de la industria textil colombiana.