La verdadera historia del abuso de Crocs para sacar a Evacol del mercado
Hace unos días, Colombia se sacudió con el fallo que le dio la razón a Evacol, la famosa empresa caleña, en el pleito con Crocs por los famosos zapatos “suecos”.
El caso, que enfrentó a una industria nacional con una extranjera por un tema de propiedad intelectual, resulta emblemático, pues demuestra que este derecho tiene límite y que la competencia es fundamental en una economía capitalista.
Para hablar sobre este tema invitamos a Diego Muñoz, socio fundador de la firma Muñoz Abogados, que fue la encargada de estructurar el caso que finalmente le dio la razón a Evacol.
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El pleito entre Evacol y Crocs lleva casi 8 años y la firma Muñoz Abogados, de la que usted es socio fundador, jugó un papel fundamental en el resultado positivo de los últimos días. ¿Podría contarnos rápidamente de qué se trata?
Nosotros fuimos apoderados de Evacol en todos los asuntos de la propiedad intelectual y sufrimos también con Evacol las demandas de Crocs cuando todo empezó.
Viene el fallo de primera instancia, en el cual de manera absurda, como se demostró en el fallo del tribunal, la Superintendencia le da la razón a Crocs. En ese momento, el representante de Evacol consideró que había sido un error nuestro y dejamos de apoderarlos.
Sin embargo, nosotros fuimos los que estructuramos toda la demanda, los que hicimos las pruebas, el proceso, toda la primera instancia, que al final es la que termina confirmando el tribunal, y quienes además presentamos el recurso porque había solo cinco días para hacerlo.
La justicia falló primero en contra de Evacol y ahora le da la razón. ¿Qué cree usted que cambió en el transcurso de estos años para llegar a este fallo positivo?
Antes de eso creo que la gente tiene que conocer y entender bien por qué arranca todo este pleito que se volvió muy famoso.
Evacol y Crocs competían en el mercado. Crocs no tenía ninguna competencia y estos señores de Evacol vieron que había una oportunidad, cogieron el modelo de negocio y empezaron a producir zapatos Evacol, que obviamente eran parecidos a los de Crocs, porque eso ya era un tema y un uso muy general.
¿Qué pasa? Que efectivamente en Colombia digamos que no había mayor problema y seguramente el mercado para Crocs no era muy importante, pero cuando Evacol decide abrir su primera tienda en Estados Unidos arrancan todos los problemas.
Usted ha dicho que con el fallo ganan los consumidores. ¿Por qué dice esto?
Por el momento ganaron los consumidores colombianos; los consumidores estadounidenses tendrán que seguir comprando Crocs porque los señores de Evacol firmaron un acuerdo de transacción allá en Estados Unidos.
¿Por qué razón? Porque Crocs tenía unas patentes de esos productos, seguramente nulas, porque son productos que realmente no tenían ninguna novedad y que llevaban muchísimo tiempo en el mercado.
Nosotros les decimos, “miren, señores de Evacol, ustedes van a ganar el asunto en Estados Unidos sin problema”. ¿Cuál es el inconveniente? Que para arrancar el proceso usted tiene que tener un millón de dólares en el bolsillo para hacerle frente a eso. Obviamente, ante eso, Evacol decidió hacer la transacción allá en Estados Unidos.
A pesar de todo eso, Crocs demanda y arranca todos los procesos en Colombia por competencia desleal y porque supuestamente Evacol estaba infringiendo la marca de los señores de Crocs.
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Entonces, en Colombia ganan los consumidores, porque mañana podrán seguir comprando todos los productos de Evacol, incluidas las mismas líneas que en primera instancia les habían prohibido hacer y que hoy en día podrán volver a producir. Y, sobre todo, lo más importante del caso es el precedente que se siente, porque obviamente aquí había un claro abuso de la propiedad intelectual.
En 2019, la justicia le ordenó a Evacol destruir los zapatos e incluso los moldes de los suecos por infringir la propiedad industrial de Crocs. También le tocó pagar más de 74 millones de pesos. ¿El nuevo fallo resarce de alguna manera esos daños?
El proceso ocurrió porque Crocs demandó a Evacol. Seguramente, ahorita vendrán muchos procesos más, porque los señores de Evacol pueden reclamar todo ese abuso que cometió Crocs contra ellos, pero aquí lo que había era una demanda de Crocs contra Evacol, diciéndole que tenía que sacar esos modelos y esos productos del mercado.
Entonces, al fallar el tribunal lo que hace es decir que Crocs no tenía ninguna razón y que no había razón para hacer todo lo que se hizo.
El fallo fue en Colombia, ¿pero afecta a Evacol en Estados Unidos?
Es que aquí el problema realmente es comercial. ¿Y por qué hablo del abuso de la propiedad intelectual? Porque resulta que lo que hacen las grandes corporaciones y las grandes compañías es decir, “ah, usted es un competidor que me puede causar algún daño y quitar mercado, entonces yo contrato un ejército de abogados, los más caros del país, y le hago una intimidación grandísima”, como sucedió en el tema de Estados Unidos y como trataron de hacerlo aquí, en Colombia, sin que al final tuvieran éxito.
Entonces, eso es lo que normalmente pasa. Ahora, ¿comercialmente qué fue lo que pasó? En Colombia no hay Crocs porque Evacol los acabó comercialmente. Efectivamente, la gente iba y en lugar de comprarse un zapato de Cross que costaba, no sé, $200.000, pues compraba un Evacol que le costaba $40.000, y era exactamente la misma calidad, el mismo producto, solamente que era industria nacional, más económica y demás.
Si los señores de Evacol abren sus tiendas en Estados Unidos, acaban con Crocs, de eso no hay duda. Y ese es el problema de ellos, porque esto no solamente ha sido de Evacol; hay muchas compañías en el mundo, asiáticas sobre todo, que están haciendo lo mismo y que le han hecho una afectación grave a Crocs.
¿Qué otros casos similares se están disputando actualmente? ¿Y qué dice lo que ocurrió sobre la competencia entre la industria nacional y la extranjera?
El derecho no puede circunscribirse a industria nacional e industria extranjera. El derecho simplemente se aplica a las empresas y a quienes están en el territorio colombiano.
Entonces, en derecho se aplica simplemente la ley, pero es claro que lo que hacen las grandes corporaciones —como Crocs o Google, que también es un caso muy famoso que debe estar cerca de fallarse, luego de casi 15 años— es que, a cualquiera que vean que puede crearles una competencia o un problema, lo acaban jurídica y mediáticamente.
Usted hablaba de los procesos que pueden venir para Evacol. ¿Qué sigue tanto para Evacol como para los consumidores nacionales e internacionales?
Evacol tiene una línea de 50 o más productos, y la demanda se había perdido con respecto a tres modelos. Claro, eran los que más se vendían y los que más se hacían. ¿Cuál fue la recomendación comercial, más que legal, que les di a los señores de Evacol? Dedíquense a sacar diseños y productos, que ustedes son muy buenos para eso.
Y, efectivamente, ellos posicionaron nuevos productos que han sido una maravilla. ¿Ahora qué es lo que pueden hacer? Volver a utilizar los que habían suspendido.
Comercialmente, yo me le metería al “rancho” a Crocs en Estados Unidos y en todo el mundo, para que nuestro Evacol sea lo que hoy en día es Crocs, que lo único que tiene es una marca. Digo esto porque lo que tiene es un producto supremamente simple, que no tiene ningún desarrollo, que no tiene mayor cosa que sea susceptible de proteger vía propiedad intelectual.
De igual manera, seguramente vendrán nuevos procesos. Si yo fuera Evacol, reclamaría cuanto antes todos los perjuicios por el abuso del derecho que hicieron estos señores de Crocs, que casi los lleva a la quiebra. La industria nacional tiene una gran fortaleza para competir con quien sea, siempre y cuando no se abuse del derecho, como pasó en este caso.