Iraní, 26 años, defensa del Iranjavan, defensor de los derechos de las mujeres en un país en el que las mujeres no los tienen y tal vez mártir. Posiblemente será ejecutado por pedir que en su país las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres, como debe ser, y que hoy también él ha perdido.

Dudé mucho si debía escribir sobre este tema o mejor acoplarme a algún tema navideño, que es lo más apropiado por estos días, y aunque sé que esta columna está a años luz de poder cambiar la realidad de esta persona, por lo menos contribuyo con esta causa y me sumo a los que nos negamos a ver este nombre como una noticia más.

Se me arruga el corazón pensando que Amir puede morir por intentar ayudar a mujeres como yo. Sé que es utópico, pero pregunto: ¿qué vamos a hacer? ¿Vamos a seguir comprando y celebrando Navidad como si nada pasara? ¿Este hombre está arriesgando su vida por defendernos y no vamos a hacer nada?

No pretendo que la gente no celebre, no pretendo que paremos nuestras vidas ni nos amarremos a un árbol. Sé que parece, pero no creo estar siendo idealista. No pretendo que cambiemos el mundo, la esperanza de que podamos hacer algo es casi nula, pero más allá de eso quiero pensar que los que sí podemos alzar nuestra voz vamos a hacerlo, quiero creer en el tan pasado de moda ¨los buenos somos más¨ y quiero pensar que aunque no podamos cambiar la realidad de Amir ni de su país, sí podemos hacer que vean que nos importa, tanto él como los que lo condenan.

Una foto, un hashtag, un párrafo, todo suma, todo cuenta. Este debería ser un titular de todas la noticias en todo el mundo, a todos debería importarnos porque en este mundo violento, cuando menos lo pensemos podemos ser nosotros. Espero que todavía podamos llamarnos humanidad.