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lunes, 15 de diciembre de 2025
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¿Es Bad Bunny el mejor representante del idioma español en Estados Unidos?

Durante el Congreso de la Lengua 2025, se afirmó que Bad Bunny encarna la fuerza del español en Estados Unidos, al lograr que millones aprendan el idioma desde la música.

Ilustración de Bad Bunny con sombrero de paja y cámara fotográfica representando el español en Estados Unidos

En el X Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Arequipa, Perú, el director de Telemundo, Luis Fernández, afirmó que Benito Antonio Martínez Ocasio, Bad Bunny, es hoy el latino que más defiende el español en Estados Unidos, al imponerlo sin traducciones en la cultura popular y en la industria global del entretenimiento.

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Bad Bunny y el poder del español en Estados Unidos

La afirmación surgió en un contexto poco habitual para hablar de música Urbana: el auditorio del X Congreso Internacional de la Lengua Española, convocado por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española. En el panel El español de los Estados Unidos, un caso singular: claves de su presente y futuro, Luis Fernández, analizó cómo la lengua se ha vuelto un territorio de poder en la sociedad estadounidense.

Fernández puso de ejemplo al artista puertorriqueño como representante de un idioma que se propaga desde la cultura popular y se niega a ser subordinado. En Estados Unidos, donde más de 62 millones de personas hablan español, el fenómeno Bad Bunny ilustra el alcance de una lengua que dejó de pedir traducción.

Luis Fernández hablando en el Congreso Internacional de la Lengua Española en Arequipa 2025
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El español que se impone desde la calle

El propio Fernández explicó que Bad Bunny ha logrado algo que ninguna campaña institucional consiguió: que millones de angloparlantes intenten pronunciar letras en español, entiendan modismos caribeños y escuchen sin subtítulos. Según dijo, el cantante puertorriqueño “ha puesto a los estadounidenses a aprender español sin que se den cuenta”. En su análisis, no se trata de corrección gramatical ni de dicción académica, sino de influencia cultural. Cuando un artista canta en español en el Super Bowl, en Saturday Night Live o en festivales dominados por el inglés, no está adaptándose al mercado; está modificando sus reglas.

“…en febrero va actuar en el  medio tiempo del Super Bowl y lo va a hacer en español porque no le da la gana hacerlo en inglés” afirmó Fernández haciendo alusión a uno de los discos de Benito “Yo hago lo que me da la gana”.

Fernández subrayó que el español no se mantiene solo en las aulas o los manuales de gramática, sino en la música, la televisión y las redes. En esos espacios se define su vitalidad. La irrupción de Bad Bunny en los escenarios más influyentes de la cultura estadounidense lo convirtió, según sus palabras, en el emblema de un idioma que se expande desde lo popular. “El español no solo tiene futuro: es el futuro”, señaló en Arequipa al referirse a la realidad demográfica de Estados Unidos.

Un panel sobre el idioma más allá de las fronteras

El panel sobre el español en Estados Unidos estuvo presidido por Nuria Morgado, directora de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, e incluyó las intervenciones de Richard Bueno Hudson y Francisco Javier Puello Mena. Los ponentes coincidieron en que la lengua española ha dejado de ser una herencia doméstica para transformarse en una herramienta de pertenencia y poder cultural. En un contexto político donde resurgen los discursos antilatinos, el idioma se convierte en una forma de resistencia. Morgado recordó que “la diversidad no niega la unidad, la funda”, y llamó a entender el español como un espacio de convivencia más que de uniformidad.


En ese mismo sentido, Bueno Hudson destacó el papel de los medios hispanos y de las nuevas generaciones nacidas en Estados Unidos, para quienes el español se asocia más con identidad y afecto que con obligación. El crecimiento de los contenidos digitales en español, desde series hasta pódcast, refuerza esa conexión emocional. Lo que antes era un idioma de migrantes hoy es un idioma de consumo masivo.

Fernández cerró el panel invitando a defender el español en Estados Unidos citando otra letra de Benito Antonio Martínez Ocasio. “para que no tengamos que decir dentro de 20 o 30 años “debí defender más el español en Estados Unidos””.

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Lengua, cultura y política

La mención al gobierno de Donald Trump y sus políticas antimigratorias sirvió para contextualizar el avance del español como una respuesta social. Luis Fernández lo planteó con ironía: mientras desde el poder se intenta limitar el español, la realidad demuestra que la cultura lo expande sin control. Las estadísticas lo respaldan: Estados Unidos es hoy el segundo país del mundo con más hablantes de español, después de México. La lengua que algunos quisieron reducir al ámbito doméstico se convirtió en un vehículo de integración y orgullo.

Durante el Congreso se insistió en que el español debe ser comprendido no como una lengua extranjera en Estados Unidos, sino como una lengua nacional. Francisco Javier Puello Mena resumió esa idea al afirmar que “el español pertenece tanto a los Estados Unidos como a América Latina”. Los académicos resaltaron que su vitalidad depende de mantener la unidad lingüística sin imponer una norma única, respetando la variedad que le da fuerza.

Interior del Museo Santuarios Andinos en Arequipa donde se exhibe la momia Juanita
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Arequipa, escenario simbólico del idioma

El X Congreso Internacional de la Lengua Española se realizó desde el 14 hasta hoy, 17 de octubre, en Arequipa, ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, conocida como la “Ciudad Blanca”. Sus calles coloniales y sus volcanes, el Misti, el Chachani y el Pichu Pichu, enmarcaron una cita dedicada a analizar la evolución del idioma que comparten más de quinientos millones de personas. En los auditorios de la Universidad Nacional de San Agustín y del Teatro Municipal se abordaron temas como el lenguaje claro, la inteligencia artificial y la interculturalidad.

Arequipa ofreció, además, una metáfora involuntaria. En la misma ciudad donde se conserva la momia Juanita, una adolescente inca sacrificada hace más de cinco siglos, se debatió cómo preservar otro cuerpo: el de la lengua. Juanita, expuesta en el Museo Santuarios Andinos, sigue intacta gracias al hielo del Ampato; el español, según los académicos, se mantiene vivo porque cambia. Ambos son memoria y transformación. La comparación no pasó inadvertida entre los asistentes, que vieron en esa coincidencia un símbolo de resistencia cultural.


El idioma como mestizaje vivo

En otras sesiones del Congreso, el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez recordó que “uno de los lugares más hermosos de mestizaje es la traducción literaria”. La frase se inscribió en un debate más amplio sobre el carácter híbrido del español. Jorge Valenzuela, miembro de la Academia Peruana de la Lengua, lo dijo con claridad: “El español es impuro porque es mestizo, permeable y cambiante. La impureza es una marca de identidad. Y una lengua impura es una lengua viva”. Estas intervenciones conectaron con la idea central del panel sobre Estados Unidos: el idioma se expande precisamente porque se mezcla.

Bad Bunny, con su estilo callejero y su acento puertorriqueño, encarna esa impureza que los académicos celebran. En su música coexisten giros del Caribe, anglicismos y referencias locales. Lejos de degradar el idioma, lo revitaliza. Luis Fernández lo expresó como una constatación: la defensa del español ya no proviene de los libros, sino del ritmo y de la voz. Cada vez que una multitud corea sus letras, el idioma se vuelve más grande.

Juan Gabriel Vásquez firma de autografos durante una feria del libro- Español en Estados Unidos
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La academia frente al idioma popular

El reconocimiento del español urbano dentro de un Congreso de la RAE marcó un punto de inflexión. El director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, había señalado en la inauguración que el lenguaje claro “es una obligación legal y un derecho fundamental”. En esa línea, otros ponentes defendieron la necesidad de que la lengua sea accesible, comprensible y cercana a la gente. La idea de claridad no solo se aplica a los textos jurídicos, sino también al modo en que se legitiman los registros populares. El español, insistieron, debe reflejar la manera en que realmente se habla.

Esa apertura explica por qué un evento académico puede incluir a un artista urbano como ejemplo. El idioma que se estudia en las aulas convive con el que se canta en estadios. En ese cruce, la música funciona como un laboratorio de evolución lingüística. La mezcla de dialectos, códigos y préstamos genera nuevas formas de comunicación que después llegan a los medios y, finalmente, al diccionario.

El español como espacio de poder cultural

El Congreso de Arequipa confirmó que el español no es solo una herramienta de comunicación, sino un espacio de poder cultural. En Estados Unidos, su expansión redefine el equilibrio entre lenguas. La industria del entretenimiento, la publicidad y las plataformas digitales compiten por captar al público hispano. Luis Fernández mencionó que las grandes productoras y cadenas televisivas ajustan sus estrategias para incluir contenidos bilingües, porque “el futuro del mercado está en el español”. Lo mismo ocurre en la música, donde artistas que antes grababan versiones en inglés ahora se presentan en español sin traducciones.

El fenómeno tiene una raíz demográfica y otra simbólica. Los jóvenes latinos que crecieron escuchando español en sus casas y consumiendo inglés en la escuela hoy crean contenidos que mezclan ambos mundos. No hay pureza posible: hay mezcla, y en esa mezcla el español gana terreno. Bad Bunny es la prueba más visible de ese proceso, pero detrás de él hay millones de hablantes que viven el idioma como una forma de pertenecer.

Lengua, identidad y futuro

El español no pertenece a nadie, sino a quienes lo usan. En palabras de Jorge Valenzuela, “una lengua viva es una lengua impura”. Esa idea, repetida en distintas mesas, contrasta con los viejos discursos que asociaban corrección con superioridad. Hoy el idioma se entiende como un territorio compartido, con fronteras porosas y acentos múltiples.


La reivindicación de Bad Bunny dentro de un foro organizado por las máximas autoridades del idioma español no fue una anécdota. Representó un giro cultural: la aceptación de que el poder lingüístico también nace desde la calle. En la misma Arequipa que protege a Juanita del paso del tiempo, el español se reivindicó como un cuerpo en movimiento, capaz de mutar sin perder su esencia.

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