Entrevista a la ministra de Comercio, Industria y Turismo: ¿Cómo le ha ido al país en materia de exportaciones?
Cómo va el país frente a los objetivos de aumentar y diversificar tanto las exportaciones no tradicionales como los países de destino?
Avanzamos por buen camino. La diversificación de la canasta exportadora se refleja en la mayor participación que hoy tienen en ella los bienes no minero energéticos, es decir los agropecuarios, agroindustriales e industriales. Mientras que hace 10 años esa clase de productos representaban el 28% de lo que exportaba el país, hoy esa participación es del 39% (tomamos como referencia el 2019, porque el 2020 fue un año atípico, producto de la pandemia). Somos conscientes de que es necesaria una mayor participación, pero esto refleja que el país ha ganado en diversificación y que tenemos un enorme potencial en productos no minero energéticos.
En lo que respecta a los países de destino también ha cambiado la composición. Si bien Estados Unidos sigue siendo nuestro principal socio comercial, otros países han ganado más terreno en el mapa exportador como por ejemplo China, o Panamá, Ecuador, Turquía, México, Brasil y Países Bajos, entre otros.
Así mismo, las exportaciones no mineras están creciendo y las cifras ratifican la senda de recuperación. Hasta junio, alcanzaron US$8.202 millones, el valor más alto para el primer semestre desde el 2013. Aumentaron 20,4% frente al 2020 y con relación al mismo periodo del 2019, también crecieron y lo hicieron 7,1%.
Un motor importante de la reactivación económica segura es el comercio exterior, y a esto le seguiremos apostando.
En los últimos años, el país ha avanzado en la exportación de productos agrícolas como mango y aguacate. ¿Qué otros subsectores tienen potencial exportador?
El país ha avanzado en la exportación de muchos más productos agrícolas, y esto obedece al trabajo de diplomacia sanitaria que seguimos impulsando en el Gobierno del presidente Iván Duque. Desde agosto del 2018 hasta marzo de este año, el país ha logrado cerca de 47 admisibilidades sanitarias (22 productos agrícolas y 25 productos pecuarios) en 23 países.
Dentro de esos productos -para los que se lograron los avales que permiten el ingreso a otros mercados- están piña, limón Tahití, pitahaya, quinua, pimentón, uchuvas, arándanos, papaya, mango y cítricos dulces.
Lo cierto es que, aún en pandemia, las exportaciones del rubro de agropecuario, alimentos y bebidas han tenido un comportamiento positivo, ratificando la vocación que tiene Colombia de posicionarse como una despensa del mundo.
Hasta junio, varias frutas con potencial exportador ayudaron a impulsar las exportaciones. Por ejemplo, se destacaron los aumentos de las ventas de lima Tahití con un 90,6%, gulupa con 44,6%, arándanos con 81,8%, granadilla con 45,6%, mangos-mangostinos con 76,3%, tomate de árbol con 92,6% y pitahaya con 40,6%.
Por otra parte, se están importando alrededor de 14 millones de toneladas de productos agropecuarios. ¿Qué impacto tiene esto?
En 2020, el país importó cerca de 14,2 millones de toneladas al año en productos agropecuarios, que es cerca del 40% del total. Sin embargo, casi la mitad de esas importaciones corresponden a materias primas y productos intermedios para la agricultura, y una parte mucho menor a bienes de capital. Casi el 50% de lo que importa el sector agropecuario son bienes que no produce el país o que llegan a complementar la oferta existente. Son insumos que requiere el sector en sus procesos productivos para luego poder comercializar dentro del país y hacia el exterior.
Reitero, hemos hecho un esfuerzo enorme en diplomacia sanitaria con el Ministerio de Agricultura, el ICA y nuestras embajadas en otros países para obtener nuevas admisibilidades en productos agropecuarios, de modo que podamos acceder a mercados cada vez más exigentes.
A la fecha, ¿cuál es el balance de los Tratados de Libre Comercio en los sectores industrial y agropecuario?
Los acuerdos de libre comercio han sido el instrumento a través del cual Colombia ha avanzado en la internacionalización de la economía y en la diversificación de la canasta exportadora, que son factores que impulsan la reactivación económica segura.
Al evaluar el comportamiento de las exportaciones totales de bienes de Colombia al mundo, entre 2005 y 2020 (teniendo en cuenta que 2020 fue un año atípico por la pandemia) estas crecieron a un promedio anual de 2,6% en valor y 2,3% en volumen. Mientras tanto, en el mismo periodo de análisis, las exportaciones a los países con acuerdo comercial crecieron a una tasa promedio anual de 9,9% en valor y 17% en volumen.
Adicionalmente, el análisis del Ministerio de Comercio muestra que los acuerdos comerciales impulsaron a más empresas a exportar.
Un ejemplo es el caso de Estados Unidos, cuyo acuerdo entró en vigor en 2012. Un año antes las empresas que exportaban a ese destino eran 3.102 y el año pasado eran 3.220, un aumento del 3,8%. Para el caso de la Unión Europea, cuyo acuerdo está en vigor desde 2013, las empresas exportadoras en 2012 eran 1.606 y en 2020 llegaron a 1.959, un aumento del 22%.
Si miramos la situación de los más antiguos como México, cuyo TLC está en vigor desde 1995, el número de empresas que exportan hacia allá ha crecido en 191,5% (De 387 pasaron a 1.128).
Así mismo, aumenta, sin excepción, el número de productos no minero energéticos que se exportan a los países con TLC. Al comparar el número de bienes mayores a US$10.000 que se comercializaba un año antes de la entrada en vigor de cada acuerdo con los que se exportaron el año pasado, en todos hay un incremento que oscila entre el 6,3% y el 263,8%. Los destinos con acuerdos más antiguos reportan mejores resultados.
Los acuerdos comerciales dan frutos, son instrumentos de política que permiten regular el comercio, manteniendo estabilidad y certeza en las reglas de juego para todos los actores de la economía. Pero su aprovechamiento está directamente relacionado con los años de vigencia del mismo.
Desde 2014, Colombia ha tenido una balanza comercial negativa. ¿A qué se debe esto y qué impacto está teniendo en las finanzas del país?
La balanza comercial es el resultado de la diferencia entre las exportaciones y las importaciones que hace el país y, desde el 2014, estas últimas superan a las exportaciones. Sin embargo, de esas compras más de la mitad (cerca del 65%) corresponde a materias primas, productos intermedios y bienes de capital para la industria y para la agricultura, que no se producen en Colombia y complementan la producción nacional. Todo esto es usado por la industria y por el agro para producir bienes, buena parte de los cuales se destinan a la exportación.
¿Cuáles fueron las razones para no fijar los máximos aranceles permitidos por la OMC?
El Gobierno Nacional implementó el máximo arancel consolidado permitido por la OMC. Desde abril se expidió el Decreto 414 que establece el arancel máximo consolidado del 40% para las importaciones de confecciones que ingresen al país por un valor igual o inferior a US$10 por kilo.
En el caso de que las importaciones de confecciones ingresen con valores superiores se definió el arancel mixto del 15% ad valorem más US$1,5 por kilo. Esa es la medida vigente en el momento y por dos años, la cual se adoptó tomando en cuenta criterios técnicos y por recomendación del Comité de Asuntos Aduaneros, Arancelarios y de Comercio Exterior.
Con el decreto mencionado, el arancel promedio ponderado para las confecciones aumentó de 15% a 22,3%, superando el promedio de América Latina (19%), marginalmente inferior al de México (23%), y bastante superior al de los otros países de la Alianza del Pacífico: Perú (11%) y Chile (6%). Así mismo, el componente específico lleva a que el arancel, en términos ad valorem, varíe de 30% a 22,5% para el rango de precios entre US$10/kilo – US$20/kilo. En este intervalo de precios el arancel sigue siendo mayor que el promedio de América Latina y marginalmente inferior al de México (23%).