¿Cómo mejorar el sistema educativo en Colombia?

Ómar Arias
Profesor de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de La Sabana.
El sistema educativo colombiano tiene graves problemas de cobertura y calidad. Muchas personas no acceden al sistema, una porción de los que acceden deserta y los que se gradúan no necesariamente adquieren las habilidades para ejercer trabajos productivos.
En un país tan desigual como Colombia, se necesitan los subsidios del Estado para garantizarles el acceso a la educación de calidad a las personas con menores recursos. ¿Cómo distribuir estos subsidios?
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Tenemos dos vías. Los subsidios a la oferta, donde el Estado envía dinero a los colegios o universidades públicas para que provean la educación; o los subsidios a la demanda, donde el Estado les paga la matrícula a los estudiantes con menores recursos en las instituciones educativas públicas o privadas que ellos y sus familias hayan elegido. Cada vía tiene diferentes incentivos.
Con subsidios a la oferta, las instituciones públicas tienen el incentivo de aumentar principalmente la cobertura. Los recursos públicos son escasos. Tendrán incentivos para aumentar la calidad solo algunas instituciones públicas de las principales ciudades del país, porque pueden acceder a mayores recursos.
Esto nos deja un país segregado y desigual, donde los estudiantes con menores recursos deben ir a instituciones de menor calidad, mientras los que tienen mayores recursos pueden elegir aquellas de mayor calidad.
Por el contrario, con subsidios a la demanda las instituciones públicas y privadas tienen el incentivo para aumentar simultáneamente cobertura y calidad. Si diseñan mejores métodos de enseñanza, y utilizan eficientemente sus recursos físicos y humanos, podrán atraer a más estudiantes y acceder a más recursos para su correcto funcionamiento.
Más aún, los subsidios a la demanda educativa reducen la desigualdad porque los estudiantes con menores recursos pueden elegir las instituciones educativas de mayor calidad. ¿Cómo distribuir los subsidios a la demanda?
La curva de Heckman responde la pregunta. Las tasas de retorno de la educación primaria y secundaria son mayores que las de la educación terciaria. Esto marca una ponderación del gasto público en cada nivel.
Primero, el Estado debe pagar incondicionalmente la matrícula de los estudiantes con menores recursos en los colegios públicos o privados que ellos y sus familias hayan elegido.
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Esto incentiva a los colegios a desarrollar mejores métodos de enseñanza y adaptarlos a sus estudiantes, lo cual mejora el aprendizaje y el desempeño en las pruebas PISA e ICFES-Saber11. La experiencia con el programa PACES muestra que los beneficios de los subsidios a la demanda superan sus costos.
Segundo, el Estado debe pagar la matrícula a los estudiantes con menores recursos, a través de créditos condonables/amigables del ICETEX, con tasas de interés subsidiadas, en las universidades públicas o privadas que ellos mismos hayan elegido.
Esto genera dos incentivos: primero, las universidades deben mejorar los métodos de enseñanza y el perfil laboral de sus egresados; segundo, los estudiantes deben culminar sus estudios y asegurarse de adquirir las habilidades para ejercer un trabajo productivo.
La experiencia con el programa Ser Pilo Paga muestra que los subsidios a la demanda reducen la desigualdad.
Los subsidios a la demanda de educación no implican privatización ni estatización de la educación pública. Por el contrario, fortalecen el sistema mixto público/privado que ofrece diversidad y libertad de elección a los estudiantes, particularmente a los de menores recursos, para que puedan elegir la institución educativa que mejor se adapte a sus necesidades.
Las instituciones públicas y privadas son cada una un brazo del sistema educativo que, si se fortalecen y complementan, mejoran el acceso y el proceso de aprendizaje de los estudiantes.
Colombia necesita una reforma urgente al sistema educativo. El cambio acelerado en las tecnologías de información requiere un sistema educativo flexible que responda a los retos actuales y futuros. ¿Hacia dónde movernos? La respuesta está en los subsidios a la demanda.
El Estado debe pagar la matrícula de los estudiantes con menores recursos, incondicionalmente en la educación primaria/secundaria y condicionalmente en la terciaria, en las instituciones que ellos y sus familias hayan elegido libremente.
Esto incentiva a las instituciones educativas a mejorar la calidad y cobertura para atraer más estudiantes, al tiempo que crea cohesión social porque los jóvenes de menores y mayores recursos pueden acceder simultáneamente a instituciones educativas de alta calidad.