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Es imprescindible proteger y ampliar confianzas en bien de vida, salud y bienestar

Fundación Misión Salud, Columnista, Más Colombia

Fundación Misión Salud

César Moreno-Romero: Químico Farmacéutico, Universidad Nacional de Colombia. Máster en Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología, y Doctorando en Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Salamanca.

Gracias a Más Colombia, desde Misión Salud hemos expresado a la importante audiencia de esta vigorosa plataforma, la relevancia de proteger y ampliar confianzas en Colombia, en especial en lo relacionado con el derecho fundamental a la salud, conexo con la vida e imprescindible en los avances de bienestar que requiere nuestra sociedad.

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En años recientes describimos en Más Colombia que en un exigente contexto nacional político, social y económico, se siguen construyendo consensos nacionales en un trasfondo de confianza intersectorial en torno a la agenda nacional de autonomía sanitaria, que constituye uno de varios importantes avances de país contenidos en la Ley 2386 de 2024; norma que fue promulgada después  de más de dos años de dedicado trabajo intersectorial con participación de Congreso, Gobierno Nacional, gremios industriales farmacéuticos, las universidades que otorgan título a profesionales químicos farmacéuticos en el país, la Cámara de Comercio de Bogotá y con la coordinación del Colegio Nacional de Químicos Farmacéuticos de Colombia.

Al respecto destacamos que tanto el logro de la mencionada ley (que establece al sector farmacéutico como de carácter estratégico nacional), como el saldo de confianza intersectorial logrado en el proceso que condujo a su promulgación, constituyen pasos en la dirección correcta ante el urgente avance nacional en autonomía sanitaria, considerando la vulnerabilidad de Colombia ante emergencias sanitarias y ante difíciles escenarios geopolíticos como el que se presenta en la actualidad. 

Considerando literatura científica relacionada con construcción de confianza y gestión de cambio, especialmente en los campos de conocimiento de ciencias de la gestión y psicología social, hemos reiterado llamados al Gobierno Nacional a cuidar la confianza intersectorial relacionada con el sistema de salud y a gestionar cambios procedentes para el bien de la vida, salud y bienestar de la población en el territorio nacional.

Hemos insistido en que no es posible construir confianza sin integridad, idoneidad, consistencia, lealtad y comunicación franca; así como tampoco es posible gestionar genuino cambio procedente sin liderazgo idóneo, visión, consensos, incentivos, recursos, habilidades y plan adecuado.  

Hechos recientes conocidos por la opinión pública nacional no reflejan que desde algunas de las más altas instancias del Gobierno Nacional se promueva de manera decidida la construcción de confianza o la genuina gestión de cambio procedente con la aplicación sistemática de los factores decisivos antes enunciados. 

La confianza es imprescindible en el funcionamiento de los sistemas de salud. Cuando se presenta déficit o destrucción (no intencional o sistemática) de confianza, se desencadenan fenómenos que conducen a desenlaces no deseables en salud. La incertidumbre desmesurada o la pugnacidad excesiva entre instancias, sectores y ciudadanos en el marco de un sistema de salud, afectan negativamente las dinámicas de entendimiento, las agendas en curso y la construcción de escenarios de mediano y largo plazo.

Si bien hemos, en esta columna, reconocido algunas realizaciones meritorias del Gobierno Nacional y manifestamos que sí que es necesaria una reforma del sistema de salud, lo que no se observa procedente es que se propicien rupturas y pugnacidad, incluso al interior del mismo Gobierno Nacional, dado que ello afecta la vida, salud y bienestar de la población.

Sin duda son legítimas las diferencias de opinión y que se presenten discrepancias al interior de las instancias gubernamentales, pero que las descalificaciones sean más notorias que los esfuerzos conjuntos ante situaciones nacionales tan apremiantes como las que afectan el sistema de salud o la región del Catatumbo, no muestra indicios de buen enfoque en bien del país.

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Entretanto, según llamado del Comité [Nacional] de Veeduría y Cooperación en Salud- CVCS, es muy importante que las instituciones públicas, según sus funciones y competencias, cumplan con sus responsabilidades de cuidar de la adecuada utilización de los recursos del sistema de salud en la atención a la población en bien de su vida y su bienestar.

Fenómenos como la corrupción o la gestión no idónea no son aceptables ante asuntos de tan alta importancia y ante los que la sociedad, para bien, es muy sensible.

Dicho esto, corresponde desde academia y sociedad civil, permanecer en disposición de contribuir al Gobierno Nacional, según los correspondientes mecanismos de participación ciudadana, en el proceso de reglamentación e implementación de la Ley 2386 de 2024 en bien de la disponibilidad en el país de productos farmacéuticos y otras tecnologías sanitarias imprescindibles para la vida, la salud y el bienestar de la población humana, así como también para la atención en salud de otras especies.

Todas las instancias y ciudadanos que han estado comprometidas con la construcción de la trascendental Ley 2386 de 2024, incluidos el Senador Pedro Flórez y los representantes a la Cámara Jennifer Pedraza y Dolcey Torres, permanecen en disposición de apoyar al Gobierno Nacional en la reglamentación y la implementación de esta ley trascendental para Colombia en lo relacionado con los Lineamientos de la Política Nacional de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico, Innovación y Producción de la Industria Farmacéutica para la Autonomía Sanitaria, considerando ámbitos clave como “acceso, disponibilidad y abastecimiento de los productos farmacéuticos, principios activos, materias primas, equipos de procesamiento y otros insumos necesarios para la producción farmacéutica”, uso adecuado de medicamentos, cooperación científica, transferencia tecnológica, “fortalecimiento de la investigación, la innovación, la institucionalidad sanitaria nacional, las capacidades locales y el talento humano”, y “financiación e incentivos arancelarios, aduaneros y conexos”.  

Por el bien de Colombia y en el difícil contexto global, corresponde proteger, reconstruir y ampliar confianzas en favor de la vida, salud y bienestar de la población, así como gestionar genuinos cambios procedentes y urgentes como los de avanzar en la autonomía sanitaria y en el idóneo abastecimiento farmacéutico nacional.

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(1) Por precepto de transparencia, el autor informa a los lectores y al equipo editorial de Más Colombia que forma parte del Colegio Nacional de Químicos Farmacéuticos de Colombia (CNQFC), y que en la actualidad ejerce la vicepresidencia nacional y otros roles en esta entidad; no obstante, el contenido de la presente columna no compromete a esta institución profesional ni a sus integrantes.

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