Déficit fiscal de Colombia en 2024 supera el 6,7% del PIB y preocupa al FMI
El déficit fiscal en Colombia genera alertas del FMI. Aumenta la deuda, se complica la renovación de la LCF y crece la presión sobre las finanzas públicas.

En medio de un complejo entorno económico global y con crecientes presiones internas, Colombia se encuentra bajo el escrutinio del Fondo Monetario Internacional (FMI) debido al deterioro de sus finanzas públicas.
La reciente emisión de deuda en los mercados internacionales, el aumento del déficit fiscal y la incertidumbre sobre la renovación de la Línea de Crédito Flexible (LCF) son señales claras de que el país atraviesa un momento difícil en materia fiscal.
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Colocación de bonos: una operación en un momento complejo
A comienzos de 2025, el gobierno colombiano emitió bonos por US$3.800 millones en los mercados internacionales, marcando su primera operación de este tipo en el año. La emisión se dividió en dos tramos: US$1.900 millones con vencimiento en 2030 y otros US$1.900 millones con vencimiento en 2035. Parte de los recursos se destinará a recomprar bonos que vencen en 2026, una estrategia que busca aliviar presiones a corto plazo.
Sin embargo, esta emisión se realizó “en medio de la caída de los precios del petróleo y las persistentes preocupaciones sobre la capacidad del presidente Gustavo Petro de reducir el déficit fiscal”. Además, el contexto global no favorecía la operación: la amenaza de nuevos aranceles por parte de Donald Trump avivó temores de una recesión mundial, reduciendo el apetito de riesgo de los inversionistas. Como resultado, los bonos colombianos han tenido un rendimiento inferior al promedio de los mercados emergentes.
Déficit fiscal y deuda pública: una trayectoria preocupante
El comunicado técnico más reciente del FMI confirmó que el déficit fiscal del gobierno central se disparó al 6,7% del PIB en 2024, superando ampliamente la meta del 5,6% estimada por el Fondo, e incluso más que la meta local del 5,1% planteada por el Ministerio de Hacienda para 2025. Este incremento se debió, según el organismo, a una combinación de ingresos tributarios por debajo de lo esperado y un gasto primario que excede los objetivos.
A pesar de ciertos recortes implementados al cierre de 2024, la escasa liquidez del Estado generó una acumulación de rezagos presupuestales equivalentes al 2,8% del PIB, que ahora compiten por los limitados recursos de 2025. La deuda pública bruta también refleja esta situación, alcanzando el 61,3% del PIB. El exministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, no dudó en advertir que el país enfrenta “el hueco más grande de toda la historia de Colombia” en materia de déficit fiscal.
Relación con el FMI: elogios, alertas y advertencias
El FMI inició en 2025 su consulta del Artículo IV con Colombia, un proceso anual que evalúa las condiciones macroeconómicas del país. Aunque el Ministerio de Hacienda celebró el respaldo del organismo a su política macroeconómica, el último comunicado del Fondo también lanzó alertas importantes. Si bien reconoció la recuperación económica, la moderación de desequilibrios externos y la solidez del sistema bancario, el FMI advirtió sobre la urgencia de reducir el déficit fiscal.
Uno de los focos de atención es la continuidad de la Línea de Crédito Flexible (LCF), un respaldo financiero altamente valorado por los mercados. Aunque ni el FMI ni el gobierno han confirmado su suspensión, su renovación —prevista para 2026— está supeditada a la culminación de la consulta del Artículo IV y al cumplimiento de requisitos estrictos. El exministro José Antonio Ocampo subrayó que “la LCF es la mejor línea de crédito que tiene el Fondo Monetario”, pero también advirtió que la probabilidad de no renovación “es muy alta dadas las condiciones financieras de Colombia”.
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Una línea que sí se ha usado
Colombia es el único país de los seis que han accedido a la LCF que efectivamente la utilizó, durante la pandemia en 2020. Según el exministro Ricardo Bonilla, quedan tres cuotas por pagar antes de finalizar 2025.
El actual ministro de Hacienda, Germán Ávila, aseguró que no se contempla utilizar la línea en el corto plazo, pero reconoció que mantener el acceso a esta representa una herramienta valiosa para la credibilidad financiera del país.
Reformas y debate sobre el ajuste
El FMI ha sido claro en su mensaje: Colombia necesita implementar reformas estructurales para estabilizar sus finanzas públicas. Esto implica reducir el déficit fiscal actual y diseñar políticas creíbles para evitar que este se perpetúe en el tiempo. El exministro Cárdenas estima que el país requeriría un recorte de “como mínimo 40 billones de pesos” para recuperar la confianza del FMI. No obstante, el ministro Ávila considera que esa cifra no tiene en cuenta los recientes aumentos en los ingresos tributarios.
Ávila ha declarado que el gobierno está evaluando “todas las opciones de política fiscal que sean necesarias”, incluidas reducciones en el gasto. Asegura que parte del déficit fiscal proviene de compromisos heredados del gobierno anterior, como la deuda con el Fondo de Estabilización de Precios del Combustible o los pagos del crédito LCF de la pandemia. Pese a los desafíos, Ávila descarta “contracciones importantes” y promete mantener la ejecución de programas clave del Plan Nacional de Desarrollo.
Presión fiscal y decisiones de alto costo
La necesidad de ajustar las cuentas públicas no ha impedido que el gobierno avance con iniciativas de alto costo, como la propuesta de realizar una consulta popular cuyo financiamiento ronda los 600.000 millones de pesos. En un contexto de déficit fiscal, esta decisión ha generado críticas. También se ha criticado el proyecto de renovación de la flota de aviones de combate, pues a pesar de que el ministro Ávila ha asegurado que su estructura de pago es flexible, en medio de la coyuntura fiscal parece ser un gasto innecesario.
En paralelo, se estudia la posibilidad de utilizar vigencias futuras de contratos de vías 4G y 5G para liberar hasta $13 billones actualmente congelados en fiducias. De concretarse, estos recursos podrían aliviar la presión fiscal en el corto plazo, pero dejar sin un horizonte claro proyectos que ya están en ejecución.
Un llamado a la acción fiscal responsable
El panorama actual refleja una economía que, si bien ha mostrado señales de una leve recuperación, enfrenta un deterioro fiscal serio. El déficit fiscal, la acumulación de rezagos y el aumento de la deuda pública están afectando la imagen internacional del país y amenazan con encarecer su acceso a financiamiento externo.
El FMI, expertos y exministros coinciden en que se requiere un ajuste fiscal ordenado, transparente y socialmente responsable. Sin una acción decidida, la posible pérdida de la Línea de Crédito Flexible representaría no solo un revés económico, sino también un golpe a la confianza de los inversionistas internacionales.