Ecopetrol compra proyectos eólicos y solares fallidos mientras sus utilidades caen 46%
Ecopetrol ha invertido en proyectos eólicos y solares que los privados no lograron rentabilizar. Las decisiones, alineadas con la política anti-hidrocarburos del gobierno Petro, abren un debate sobre el futuro financiero y energético del país.
Durante 2025, Ecopetrol, la principal empresa del país y fuente de cerca del 15% de los ingresos fiscales, ha acelerado un giro estratégico hacia las energías renovables. Lo ha hecho comprando proyectos de energía eólica y solar que, paradójicamente, inversionistas privados habían decidido vender tras años de bloqueos sociales, falta de licencias o inviabilidad económica.
Este movimiento, presentado como un paso hacia la diversificación energética, es visto por críticos como una apuesta aventurera que desdibuja la naturaleza de Ecopetrol como petrolera y pone en riesgo tanto sus finanzas como la estabilidad energética de Colombia.
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Energía eólica: apuestas arriesgadas en La Guajira
En julio de 2025, Ecopetrol adquirió por unos US$50 millones el parque eólico Windpeshi (205 MW), antes en manos de Enel. El proyecto había estado paralizado por conflictos con comunidades Wayuu y sanciones ambientales. Más ambiciosa aún fue la negociación con AES Colombia para quedarse con el 49 % del clúster Jemeiwaa Ka’I, que suma más de 1.000 MW. Se habla de un negocio superior a los US$1.000 millones en una zona donde otras multinacionales ya se retiraron.
Ambas compras concentran las críticas: son proyectos que no han podido arrancar, con serios riesgos de ejecución y oposición comunitaria. La pregunta es si Ecopetrol, con dinero público, está asumiendo cargas que los privados descartaron por falta de rentabilidad.

El portafolio Statkraft/Enerfín
Otro movimiento fue el acuerdo con Statkraft, multinacional que decidió salir de Colombia. Ecopetrol se comprometió a comprar su portafolio de diez compañías, que incluyen una planta solar operativa y más de 1,3 GW en desarrollo entre proyectos solares y eólicos.
Aunque el precio no se ha divulgado, el negocio se financiaría con endeudamiento adicional y enfrenta los mismos problemas: gran parte de las iniciativas apenas existen en papel y se ubican en territorios con conflictividad social y trabas de licenciamiento.
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Utilidades en picada y consecuencias fiscales
La situación es más alarmante en medio del panorama financiero igual de complejo. En el segundo trimestre de 2025, Ecopetrol reportó utilidades por $1,81 billones, un 46% menos que en 2024, y en el primer semestre acumuló $4,9 billones, 33% menos que el año anterior.
Si se compara con 2022, la caída es superior al 80%. La empresa atribuye el golpe a la baja en los precios internacionales del crudo y a costos extraordinarios, pero la reducción implica menos dividendos, impuestos y regalías para el Estado.

Críticas políticas y un debate de fondo
El senador Jorge Robledo ha sido una de las voces más críticas, señalando que Ecopetrol se está gastando miles de millones de pesos en negocios riesgosos comprados a multinacionales que no lograron sacarlos adelante.
Para Robledo y otros analistas, la política del gobierno Petro y de sus ministros, conocida por su línea dura contra nuevos contratos de exploración de hidrocarburos, debilita la razón de ser de Ecopetrol.
Más allá de la retórica, la preocupación es clara: el petróleo y el gas que produce Ecopetrol aún no tienen un reemplazo en volumen ni en ingresos. Cambiar la naturaleza de la empresa sin que existan fuentes alternas para sostener el presupuesto nacional y el suministro energético puede dejar al país con menos plata para financiar programas sociales y sin suficiente energía para sostener su economía.
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