Ecopetrol: cambio de rumbo y retroceso
Bernardo Useche
Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, PHD en Sexualidad Humana del IASHS de San Francisco, CA y PhD en Salud Pública de la Universidad de Texas en Houston.
En su informe de gestión a la asamblea de accionistas que tuvo lugar el 22 de marzo, el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, presentó resultados que por sí mismos pueden parecer sobresalientes, pero que analizados en su contexto representan, junto con las modificaciones al objetivo social y a los estatutos de la compañía, aprobadas en la misma asamblea, un retroceso de alto riesgo para la economía de la empresa y del país.
Roa destacó que, bajo la actual administración, la empresa obtuvo en 2023 “los segundos mejores resultados de la historia” y que se logró un altísimo grado de consolidación en todos los niveles: técnico, operativo y económico. Así mismo, dijo que la compañía transfirió un récord histórico de recursos a la nación.
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Sin embargo, las cifras y el rumbo adoptado en la asamblea hacia la transición energética –el cual quedó consignado en las modificaciones a los estatutos de Ecopetrol y materializa la equivocada visión ambientalista de Gustavo Petro– no respaldan el optimismo del Dr. Roa. Tampoco lo respaldan la situación de la industria petrolera mundial y la geopolítica global.
Las utilidades netas de Ecopetrol en 2023 fueron de $19.1 billones, lo que significa que disminuyeron en $14 billones respecto a 2022. En el mismo período, las reservas disminuyeron de 2.011 millones a 1.883 millones de barriles equivalentes de petróleo.
El número de taladros activos en la perforación de pozos fue de 32 en 2022, 24 en 2023, y en 2024 será de 12 a14. Además, los dividendos aprobados por la asamblea fueron de $312 por acción, suma inferior en un 42% a los $593 pesos aprobados el año pasado.
Factores que inciden en la situación actual de Ecopetrol
Para explicar la disminución de las utilidades de la compañía en 2023, Roa argumentó dos razones: la primera, la caída del precio internacional del barril de petróleo y, la segunda, el aumento de la tasa efectiva de tributación del 31% al 36%.
Sin embargo, más allá del precio del barril, las agencias internacionales de energía prevén que los países de la OPEC aumentarán su producción de petróleo hasta por lo menos el año 2035 y que Estados Unidos lo hará hasta 2050.
Estos no serían los planes de las gigantescas corporaciones petroleras si la economía global no necesitara del petróleo en las próximas décadas y si no pronosticaran obtener enormes utilidades.
A diferencia de lo expresado por Roa y lo aprobado en la asamblea de Ecopetrol, el menor precio internacional del barril no impidió que las grandes empresas petroleras del mundo pagaran mayores dividendos en 2023 con respecto 2022. De hecho, distribuyeron los mayores dividendos de su historia.
Por su parte, el aumento de la tributación significó una transferencia importante de recursos al gobierno, pero impactó negativamente en el capital de la compañía al restarle 12 billones de pesos en 2023. Aumentar los impuestos a Ecopetrol en esta medida, limitando así su capacidad económica, parece ser una medida del gobierno destinada a debilitarla.
Disminución de reservas: perdida de la autonomía energética
El problema de la disminución de las reservas es gravísimo y niega la realidad de una creciente demanda de petróleo en el mundo.
Al limitar la cantidad de crudo que puede ser extraído por Ecopetrol, se desvaloriza la empresa y se condena al país a importar en el futuro de las poderosas trasnacionales –ExonMobil, Chevron, Occidental y otras–, que, no por capricho, compraron reservas por 250.000 millones de dólares en 2023.
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El que Colombia implemente una política que conlleva disminuir las reservas de petróleo va en contravía de la estrategia adoptada por los demás países latinoamericanos, y especialmente de Brasil, que han incrementado como ninguna otra región del mundo sus reservas hasta garantizar la producción a ritmos actuales por 150 años (Ver gráfico).
Transición energética responsable
Colombia debe avanzar con rapidez en la transición energética, pero no a costa de golpear a Ecopetrol, la principal empresa del país. Eliminar como objetivo social de Ecopetrol la exclusividad del negocio de los hidrocarburos para impulsar las energías renovables y las empresas generadoras de energía es un error.
Si el objetivo real es abordar los problemas ambientales del país, es urgente priorizar la detención de la deforestación y llevar a cabo una cuidadosa planificación del desarrollo de energías limpias, todo ello sin desfinanciar a Ecopetrol.