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lunes, 15 de diciembre de 2025
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Estudio de la UNAL alerta sobre efectos negativos sociales de la tala de árboles en Bogotá: debería existir 1 por cada 3 habitantes

Un estudio advierte que la tala de árboles en Bogotá no garantiza la recuperación de los beneficios perdidos y revela inconsistencias en los registros oficiales sobre el arbolado urbano.

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La tala de árboles en Bogotá sigue siendo uno de los mayores retos para la gestión ambiental de la ciudad. Solo entre 2016 y 2020 se contabilizaron más de 105.000 intervenciones en el arbolado urbano, con la obligación de reponer cada ejemplar por ocho nuevos.

No obstante, una investigación realizada por Laurenst Rojas Velandia, magíster en Gobierno Urbano de la Universidad Nacional de Colombia, evidencia que la reposición no garantiza la recuperación de los beneficios ambientales perdidos, ni se realiza en los mismos lugares donde ocurrió la intervención.


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Efectos negativos de la tala de árboles en Bogotá en las comunidades urbanas

El Manual de Silvicultura Urbana para Bogotá establece que cualquier intervención en el arbolado debe asegurar la continuidad de las relaciones ecosistémicas. Sin embargo, el estudio adelantado por Laurenst Rojas, reveló que la tala de árboles en Bogotá no cumple este principio.

El análisis demostró que, en localidades como Kennedy, Suba y Engativá, donde la densidad poblacional es alta, los árboles talados fueron compensados con nuevas siembras en zonas periféricas como Usme y Sumapaz. Este traslado de beneficios deja a las comunidades urbanas sin la sombra, la regulación térmica y la calidad del aire que antes tenían.

Déficit de cobertura arbórea

La situación es más crítica si se analiza la relación entre población y número de árboles. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, debería existir un árbol por cada tres habitantes, pero en Bogotá la proporción apenas llega a 0,17 árboles por persona.

Ahora, en Bogotá se encuentran 1.434.455 árboles registrados, una cifra insuficiente frente a su población de más de 8 millones de habitantes. Para alcanzar el mínimo de equilibrio ecológico se necesitarían 2,6 millones de árboles, lo que deja un déficit aproximado de 1.243.761 ejemplares.


Estos datos confirman que la tala de árboles en Bogotá ha profundizado un déficit ambiental que las reposiciones no logran subsanar.

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Falta de claridad en la información oficial de la tala de árboles en Bogotá

El estudio también encontró falencias en los registros entregados por la Secretaría Distrital de Ambiente. Al contrastar listados oficiales con verificaciones en campo, se determinó que el 78% de los árboles reportados sí existían en los lugares señalados, el 8% no pudo ser localizado por falta de datos claros y el 13% restante no estaba en los sitios reportados.

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La investigación de Laurenst indica que estas inconsistencias dificultan evaluar la efectividad de las compensaciones y cuestionan la transparencia de la información institucional. La tala de árboles en Bogotá no solo plantea un reto ambiental, sino también de acceso a datos confiables que permitan ejercer control ciudadano.

Visión económica vs. visión ecológica

Otro hallazgo se relaciona con la forma en que las políticas públicas entienden el papel del árbol. Por un lado, una visión “ecocapitalista” lo valora por sus beneficios económicos; por otro, una visión “ecológica” lo concibe como parte esencial de un entramado que incluye suelo, agua, fauna y clima.

Aunque la normatividad en Colombia se acerca a la segunda perspectiva, en la práctica persisten contradicciones. El caso más reciente fue la construcción en la avenida 68, que implicó la tala de árboles en Bogotá en gran escala. A pesar de las compensaciones realizadas en otras zonas, los barrios impactados sufrieron de inmediato la pérdida de sombra y regulación térmica.

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El papel de la ciudadanía

La ciudadanía también debe jugar un papel activo frente a la tala de árboles en Bogotá. Por ello, se han propuesto algunas recomendaciones:


  • Integrar los planes de siembra con la planeación urbana.
  • Mejorar el acceso ciudadano a la información oficial.
  • Capacitar a los funcionarios en transparencia ambiental.
  • Rediseñar el modelo de compensación hacia estándares internacionales.

El déficit de más de un millón de ejemplares, las inconsistencias en la información oficial y la falta de transparencia muestran que la reposición numérica no garantiza equilibrio ecológico. Replantear el sistema para mitigar la tala de árboles en Bogotá, fortalecer el control ciudadano y asegurar que las compensaciones respondan a las necesidades locales son retos inmediatos para la ciudad.

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