Inicio  »  Columnistas  »  El accidente fue todo un éxito

El accidente fue todo un éxito

Marta Isabel González, Columnista, Más Colombia

Marta Isabel González

Ingeniera de Diseño de Producto, Magíster en Mercadeo, creadora de La Vendedora de Crêpes.

Llevo toda mi vida escuchando esa frase que pareciera no tener sentido pero que, cuando uno entiende lo que hay detrás de esa línea que parece un chiste, adquiere todo el sentido del mundo.

Cuando mi mamá tenía ventitantos años tuvo un accidente fuerte en el que se quebró la pelvis y tuvo que estar acostada aproximadamente 6 meses. La mejor amiga de mi abuela, Hilda, como buena amiga que era, iba muy seguido a visitar a mi mamá y a mi abuela para acompañarlas en el desenlace del accidente que, a los ojos de cualquiera era, evidentemente, una tragedia.

Le puede interesar: Primer día del Burger Master 2023: Colombia colapsa con la venta de hamburguesas, según Tulio Recomienda

Mi abuela fue una mujer que tuvo, en su niñez, una vida dura. Su mamá murió cuando ella tenía apenas 9 o 10 años y su papá cuando había cumplido 13 o 14; ella era la mayor de cuatro hermanos y terminó casándose con mi abuelo para tener cómo responder por ellos. Para hacer corta una historia larga, les cuento que cuando él murió, a los 99 años y a los 80 de ella, estaban profundamente enamorados.

Mi abuela fue por vocación y convicción una mujer optimista. Se limitaba a recordar las cosas buenas de los años malos y por lo único que la oí quejarse fue porque su mamá nunca dejó de hacerle falta. Más allá de eso, cuando ella miraba su vida, a la que no le faltaron tragedias, ella solo veía cosas buenas.

Volviendo al accidente, pasaron los días y las visitas hasta que un día Hilda, la amiga de mi abuela, dijo indignada: según Martha Barrera (mi abuela), el accidente fue todo un éxito. Mi abuela solo veía que su hija estaba viva y que se estaba recuperando; de lo malo no se acordaba.

La semana pasada me choqué. Según me han dicho, a la forma en la que me choqué le dicen el choque del bobo, y en este caso la boba fui yo. Me fui encima del carro de adelante, le hundí el bumper, mi carro claramente también queda golpeado y, ante las condiciones del país en el que vivimos, me morí de miedo porque uno en Colombia puede chocarse con cualquier atarván y pagarla caro.

Apenas me bajé del carro le pedí perdón al otro conductor, y él me dijo: tranquila mona que eso le puede pasar a cualquiera. Me choqué con una persona decente. Respiré. Mientras él llamaba a su esposa, al seguro, al abogado y les hacía saber que ambos estábamos bien y que el daño no había sido mayor cosa, yo solo podía pensar: el accidente fue todo un éxito. Qué bendición son los abuelos que nos siguen ayudando, incluso cuando ya no están.

Cambios
Salir de la versión móvil