El Salvador recibirá presos y deportados de Estados Unidos
El acuerdo para aceptar presos y deportados de Estados Unidos, que se dio en el marco de la gira de Marco Rubio por América Latina, muestra el estrechamiento de la relación del Salvador con la potencia del norte.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, han anunciado un acuerdo migratorio sin precedentes entre ambos países. Según Bukele, este acuerdo es “muchísimo mayor” y “no tiene precedentes en la historia de las relaciones, no solo de Estados Unidos con El Salvador, sino con toda América Latina”.
El acuerdo incluye la posibilidad de que El Salvador reciba a migrantes deportados de Estados Unidos, incluso aquellos de otras nacionalidades, y que sean encarcelados en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), la prisión de máxima seguridad en El Salvador, en la cual caben 40.000 detenidos pero solamente hay 15.000.
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Este acuerdo también contempla que El Salvador acepte a criminales violentos de cualquier nacionalidad, incluidos ciudadanos estadounidenses, a cambio de un pago para apoyar su sistema penitenciario. Sin embargo, esta propuesta enfrenta desafíos legales significativos, especialmente en relación con la deportación de ciudadanos estadounidenses, lo cual podría ser inconstitucional.
El presidente Donald Trump ha mostrado interés en la oferta, pero ha señalado que no está seguro de su legalidad. Por su parte, Rubio ha reconocido los desafíos legales, pero ha destacado el potencial del acuerdo.
Deportados de Estados Unidos en El Salvador: principales obstáculos
El acuerdo contempla que El Salvador reciba migrantes deportados de Estados Unidos, incluyendo criminales de cualquier nacionalidad, e incluso ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, la deportación de ciudadanos de EE. UU. enfrenta diversos obstáculos
El acuerdo necesita el respaldo del Congreso y de las Cortes estadounidenses, donde los demócratas y algunos republicanos podrían oponerse.
Aunque el gobierno de Bukele ha construido el CECOT, que puede albergar hasta 40.000 reclusos, aceptar un gran número de deportados de Estados Unidos, incluidos criminales peligrosos de otras nacionalidades, podría sobrecargar el sistema penitenciario salvadoreño y generar problemas de gestión.
El Salvador recibiría fondos a cambio de aceptar reclusos extranjeros, pero esto podría no ser suficiente para cubrir los costos de su manutención a largo plazo, pero puede significar una importante entrada de divisas .
Organizaciones como Human Rights Watch han criticado las condiciones en las cárceles salvadoreñas, calificándolas de inhumanas. Si El Salvador comienza a recibir deportados de Estados Unidos, podría enfrentar una presión internacional aún mayor por violaciones a los derechos humanos.
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La megacárcel de El Salvador
Conocida oficialmente como Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), es la prisión más grande y de máxima seguridad del país. Fue inaugurada en febrero de 2023 por el gobierno de Nayib Bukele como parte de su estrategia para combatir a las pandillas y reforzar el control del sistema penitenciario. Sería la megacárcel a la cual llegarían los deportados de Estados Unidos.
Ubicada en un área rural del municipio de Tecoluca, en el departamento de San Vicente, esta cárcel tiene capacidad para albergar hasta 40,000 reclusos y está diseñada con estrictas medidas de seguridad. El complejo cuenta con ocho pabellones de celdas, cada uno con rejas reforzadas, cámaras de vigilancia y un sistema de aislamiento para evitar la comunicación entre los internos.
El CECOT opera bajo un régimen de máxima disciplina y control, donde los reclusos permanecen confinados prácticamente todo el tiempo. No tienen acceso a visitas familiares, y las condiciones dentro de la prisión han sido calificadas como extremadamente duras. Las celdas están diseñadas para albergar a cientos de prisioneros sin camas ni comodidades básicas, y la alimentación, el acceso a la salud y otros servicios son limitados.
El gobierno salvadoreño ha presentado esta prisión como una solución definitiva para erradicar la violencia de las pandillas en el país, al asegurar que sus miembros más peligrosos están completamente aislados. Sin embargo, organismos internacionales de derechos humanos han criticado su funcionamiento, denunciando la falta de garantías procesales para miles de detenidos y las condiciones inhumanas en las que viven los reclusos.
Bukele no ha escondido sus simpatías por el nuevo mandatario de la Casa Blanca y el acuerdo podría hacer de El Salvador una pieza fundamental del control de Centroamérica por parte de Estados Unidos y mostrarse como el primer éxito de la diplomacia estadounidense.