Durante gran parte del siglo XX, varias empresas se convirtieron en símbolos de progreso, modernidad y cercanía con los consumidores en Colombia. Nombres como ICASA, Almacenes Ley, Supermercados Pomona, Almacenes Tía y el Banco Conavi no solo marcaron la vida cotidiana de miles de familias, sino que también fueron pioneras en modelos de negocio que hoy parecen indispensables.
Sin embargo, la apertura económica, la ausencia de una política industrial, la competencia subsidiada, los cambios en el consumo y, en algunos casos, la falta de adaptación, llevaron a que estas compañías terminaran por desaparecer.
El documental “Las Empresas que Dominaron Colombia y Desaparecieron” del canal Pao Pineda Oficial realiza un recorrido nostálgico por la historia de estas cinco grandes compañías. A través de visitas a sus antiguas sedes en Bogotá, la narradora reconstruye el auge y la caída de cada marca, explicando las circunstancias que llevaron a su desaparición del mercado.
ICASA: el pionero de los electrodomésticos en Colombia
La Industria Colombiana de Artefactos (ICASA) nació en 1935 gracias a la visión del rumano Jack Glottman, quien introdujo un modelo innovador: venta puerta a puerta con pago a cuotas. Su gran impulso llegó en 1950, cuando la prohibición de importar refrigeradores lo llevó a fabricar en Colombia. Con 90 sucursales y más de 4.500 empleados, se consolidó como líder en el mercado.
Sin embargo, la década de 1980 marcó su declive. La huelga de 1991, los problemas financieros y la condena judicial a su gerente Jaime Glottman precipitaron la caída. Finalmente, en 2003, Haceb absorbió la marca y eliminó el nombre ICASA, aunque conservó su legado en el sector.
Almacenes Ley: el “cuesta menos” que se convirtió en Éxito
Creada en 1922 por Luis Eduardo Yepes, Almacenes Ley se popularizó con precios accesibles y campañas icónicas como “Madrugue a diciembre”. Durante décadas fue un referente en ciudades como Barranquilla, Medellín y Bogotá, donde sus tiendas eran punto de encuentro.
En 2001, la cadena fue adquirida por el Grupo Éxito, que la mantuvo unos años, hasta que en 2010 anunció su cierre definitivo. Para 2012, las tiendas Ley habían sido reemplazadas, marcando el final de una de las marcas más queridas del comercio colombiano.
Fundada en 1967 por la pareja alemana Jorge y Margaret Bloch, Supermercados Pomona se destacó por ofrecer productos frescos y cultivados en sus propias huertas. Su concepto “de la huerta a la cocina” conquistó al público bogotano sin necesidad de grandes campañas publicitarias.
El Grupo Cadenalco compró la cadena en 1993 y, con la posterior adquisición de Cadenalco por parte del Grupo Éxito, Pomona desapareció para dar paso a Carulla Vivero, consolidando el segmento premium de supermercados.
Tía: el supermercado innovador que se rezagó
Cuando abrió en 1940, Almacenes Tía revolucionó el comercio colombiano con precios fijos y bajos, eliminando el regateo. Fue pionera en el concepto de “todo en un solo lugar”. Sin embargo, la falta de innovación en imagen, mercadeo y ubicación estratégica terminó alejando a sus clientes.
En 1998 las pérdidas superaban los 58.000 millones de pesos y, pese a intentos de recuperación, en 2017 la empresa cerró de manera abrupta. El aviso “cerrado por inventario” selló el final de una marca que había cambiado los hábitos de compra de los colombianos.
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Conavi: la abejita que terminó en Bancolombia
El Banco Conavi, fundado en Medellín en 1974, se caracterizó por su cercanía con los clientes y campañas publicitarias protagonizadas por una simpática abejita. Fue pionero en ofrecer créditos de vivienda accesibles, permitiendo a muchas familias cumplir el sueño de tener casa propia.
En 2005, Conavi se fusionó con Corfinsura y Bancolombia, creando el Grupo Bancolombia. Desde entonces, su imagen y servicios fueron absorbidos, aunque su recuerdo sigue vivo en la memoria de quienes lo asociaban con confianza y calidez.
Lo que dejaron en la memoria empresarial y productiva del país
La desaparición de estas marcas no solo transformó la manera de comprar y ahorrar en Colombia, sino que también refleja lecciones clave para el Estado y el mundo empresarial.
Las consecuencias del modelo de desarrollo colombiano durante las últimas 3 décadas de liberalización comercial y financiera sin políticas de desarrollo productivo dejan como resultado: un déficit comercial recurrente, alta dependencia de la exportación de materias primas, inestabilidad fiscal y crecimiento de la deuda.
A nivel empresarial, la importancia de la innovación, la necesidad de adaptación a las nuevas generaciones de consumidores y el impacto de las fusiones y adquisiciones en la identidad de las compañías son aspectos necesarios.