En riesgo la próxima cosecha global de alimentos: FAO

Durante la sesión 169 del Consejo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el director del organismo internacional, QU Dongyu, adviritó que la guerra en Ucrania impactará a los consumidores alrededor del mundo, ya que los incrementos en los precios de la comida, la energía y los fertilizantes ponen en riesgo la siguiente cosecha global.
Desde febrero, los precios de los alimentos han registrado un aumento del 12,6% y alcanzaron un nuevo máximo histórico en marzo, con el encarecimiento especialmente de los cereales y los aceites vegetales, según el último índice de precios de los alimentos de la FAO. Debido a esta situación y al encarecimiento de la energía, “el poder adquisitivo de los consumidores y países vulnerables ha disminuido aún más”, dijo QU.
Rusia y Ucrania aportan, en conjunto, cerca del 30% de las exportaciones globales de trigo y alrededor del 80% de las de girasol. Por lo tanto, las disrupciones en el suministro de estos dos países afectarán los sistemas agroalimentarios globales, señaló QU.
Además, el encarecimiento de los fertilizantes, de los cuales Rusia es el mayor exportador global, está llevando a un menor uso de estos por parte de los agricultores, con lo que se esperan caídas en los rendimientos agrícolas y, con ello, nuevas alzas en los precios de los alimentos. “Esto resultaría potencialmente en más personas desnutridas en 2022 y en los próximos meses”, advirtió QU.
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El fantasma de la crisis alimentaria de 2008
A pesar del difícil panorama, el director de la FAO se mostró optimista en el sentido de que una gran crisis alimentaria, como la ocurrida en 2008, todavía puede ser evitada. Para ello, es de gran importancia lograr mantener en funcionamiento las cadenas globales de suministro, señaló.
En su concepto, evitar una crisis alimentaria como la del 2008 dependerá de que no se repitan los errores cometidos en esa ocasión, cuando se aplicaron lo que llamó “políticas anti-producentes [counter-productive policies]” de comercio.
“La principal diferencia con respecto a 2008 es que hoy enfrentamos el gran riesgo de que nuestra temporada de siembra para el próximo año se vea drásticamente afectada. En 2008, el impacto se debió a una sequía y no puso en riesgo la siguiente temporada de siembra”, dijo QU, a lo que añadió que “no debemos cerrar nuestro sistema de comercio global, y las exportaciones no deben restringirse ni gravarse”.
Pese a los llamados que hizo el director de la FAO para que los países productores de proporciones importantes de la dieta básica global no restrinjan ni suspendan sus exportaciones, aún no está claro si los flujos comerciales se mantendrán como en el pasado, pues es de esperar que, ante una crisis de producción, los países prioricen el abastecimiento interno sobre las exportaciones.
A mediados de marzo, la FAO advirtió que “aún no está claro si otros [países] exportadores podrán colmar este vacío [en la oferta de trigo]. Las existencias de trigo ya se están agotando en Canadá, y es probable que Estados Unidos, Argentina y otros países limiten las exportaciones, ya que los gobiernos intentarán garantizar el suministro interno”. Con esto, los países importadores podrían verse en la situación de no poder comprar trigo —o de no poder adquirir todo el que necesitan—, a pesar de contar con los recursos económicos para hacerlo.
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En ese momento, la FAO destacó que, además, es muy probable que los países que dependen de las importaciones de trigo busquen aumentar el volumen de sus compras, lo cual añadiría más presión a los suministros mundiales. “Egipto, Turquía, Bangladesh y República Islámica de Irán son los principales importadores mundiales de trigo y compran más del 60% de este cereal a Rusia y Ucrania; todos ellos tienen importaciones pendientes”, puntualizó el organismo internacional.
Colombia prácticamente no produce trigo
Alejandro Vélez, vicepresidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), señaló que “Colombia es un país que produce 53 millones de toneladas de alimentos e importa 13 millones de toneladas. De esos, 2 millones de toneladas son de trigo, 6 millones de toneladas son de maíz para el consumo animal, 400.000 toneladas son para producir cerveza y las demás son de productos varios. Lo que pasa es que, en la medida en que la economía colombiana se ha abierto, se consumen mayores cantidades de productos que antes no se consumían. Colombia produce ⅚ [cinco sextos] de los productos agrícolas que se consumen en el país, así que no habrá mayores dificultades en este tema si los flujos comerciales con Rusia y Ucrania se cortan”.
No obstante, las importaciones de alimentos a Colombia vienen en aumento desde hace 30 años. De 750.000 toneladas en 1990, el país pasó a importar en 2020 cerca de 14,2 millones de toneladas al año en productos agropecuarios, que es cerca del 40% del total, indicó la ministra de Comercio, María Ximena Lombana, en entrevista con Más Colombia.
En el caso de los cereales, el país produce una parte reducida de los que consume. El caso del trigo es particularmente sensible. Actualmente, la industria molinera de trigo nacional debe importar el 99,7% de dicho cereal para la producción de harina de trigo y otros alimentos derivados para consumo humano, indicaron la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce) y la Cámara Fedemol de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI).
Según los gremios, desde 2012 Colombia ha importado trigo con 0% de arancel de Canadá (67%), Estados Unidos (29%), Rusia (1%) y Ucrania (0.8%). Si bien el país trae poco trigo de los países en conflicto, nuestro país se ve afectado por el incremento de los precios internacionales, que aplican también para Canadá y Estados Unidos.
Colombia importa la mayoría de los fertilizantes que aplica que en la agricultura
En una entrevista reciente para Más Colombia, María Helena Latorre, directora ejecutiva de la Cámara de Procultivos de la ANDI, explicó que en Colombia existen 13 plantas de producción de fertilizantes. Sin embargo, aclaró que todas las materias primas que se utilizan para producirlos son importadas.
“El nitrógeno lo traemos de Trinidad y Tobago, Rusia, China, Indonesia, Malasia y Estados Unidos. El potasio lo traemos de Canadá, Rusia, Alemania, Lituania, Bélgica y Estados Unidos. Y el fósforo lo traemos de Marruecos, Estados Unidos, Italia, China, España y Reino Unido”, señaló.
El fertilizante que más se utiliza en el país es la urea. De acuerdo con la Universidad Nacional de Colombia, Colombia necesita 400.000 toneladas de urea cada año. El 29% de la urea que compra el país proviene de Rusia, 20% de Venezuela, 14% de Trinidad y Tobago, 13% de Ucrania y el 24% restante proviene de otros países. Esto significa que el 42% de este producto proviene de dos países que afrontan actualmente un conflicto internacional, según el análisis de la Universidad.
Por su parte, Latorre señaló que los precios nacionales de los fertilizantes coinciden en un 85% o 92% con los precios internacionales de dichos bienes. Como en el caso de los alimentos, el conflicto entre Rusia y Ucrania afecta la totalidad de las importaciones de fertilizantes —y no solo las que provienen de estos dos países—, pues empuja al alza los precios internacionales. De esta manera, se encarecen todos los fertilizantes que se comercializan en el mercado colombiano.
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