Estados Unidos cierra la llave del gas: Europa ¿dependencia o soberanía energética?

Javier Andrés Arango A.
Politólogo, Magister en Estudios Internacionales. Investigador de Geopolítica en Contexto.
Vulnerabilidad de UE por dependencia energética
El gobierno de Joe Biden anunció la suspensión temporal de exportaciones estadounidenses de Gas Natural Licuado, y aunque aseguró que sus aliados en Europa y Asia no verán afectados los suministros ya acordados previamente, el hecho deja en evidencia la enorme dependencia energética de los países de la Unión Europea frente a las provisiones externas para suplir su mercado energético interno del cual dependen sus economías.
Lo anterior, sumado a un contexto de bajísimo crecimiento económico (0,7%) para 2024, de acuerdo a las previsiones del Banco Mundial para la zona euro, muestran a una Europa altamente vulnerable a la volatilidad económica y geopolítica internacional. Numerosos analistas han calificado esto como el efecto de una alianza asimétrica de Europa con EEUU, lo cual a mediano y largo plazo no ha producido efectos positivos para la región.
Estados Unidos solventa parte de su crisis con las ganancias del gas que exporta a Europa
La falta de soberanía energética de Europa era ya una constante antes de 2022 (inicio de la guerra OTAN-Ucrania frente a Rusia), pues el viejo continente se aprovisionaba desde el exterior del 90% de petróleo y derivados, casi el 90% de Gas Natural Licuado y alrededor de 40% de combustibles fósiles sólidos, siendo Rusia su principal proveedor con casi la tercera parte de las importaciones de la UE.
Con el inicio de la guerra, la matriz energética de los países europeos cambió y también el origen de sus provisiones, ganando protagonismo Estados Unidos como principal socio comercial de Gas Natural Licuado hacia Europa e incrementándose las importaciones desde ese país en un 85% .
La soberanía energética de Europa terminó siendo permutada, de una potencia proveedora, a la gran superpotencia hegemónica internacional (EEUU). Esta ha elevado exponencialmente su producción y exportación a Europa de GNL, pasando de exportar alrededor de 3 millones de pies cúbicos por día en enero de 2021 a más de 8 millones de pies cúbicos por día en junio de 2023, así como los ingresos por su exportación, pasando de alrededor de 3 dólares por cada mil pies cúbicos a 8,90 dólares, esencialmente por la creciente demanda de GNL después del inicio de la guerra OTAN-Ucrania frente a Rusia y luego del sabotaje contra los gasoductos intercontinentales Nord Stream I y Nord Stream II que suplían a Europa del gas ruso.
Esta situación adversa para la UE ha sido capitalizada por EEUU, que ha visto crecer su mercado energético hacia el exterior de forma sostenida, y producto de esas rentas ha logrado sobrellevar la crisis estadounidense generada por la pandemia.
Los cambios en la política exportadora de GNL de EEUU parecieran responder a la necesidad de Biden de acercarse a sectores ambientalistas en búsqueda de su reelección presidencial, que disputará en noviembre de este año.
Esta situación deja en evidencia la importancia de contar con una matriz energética propia, pues de lo contrario se queda a merced de las agendas de otras naciones que tienen sus propios intereses. Ni siquiera la UE, que cuenta con varias de las potencias industrializadas más importantes del mundo, puede escapar a las implicaciones de depender energéticamente de otra nación.
Colombia: Soberanía energética o dependencia?
Mientras en Europa urgen por tener fuentes propias para suplir su déficit energético, en nuestro país el presidente Gustavo Petro ha insistido en su política de no firmar más contratos de exploración y explotación de petróleo, gas y carbón, ignorando que casi la cuarta parte de la economía nacional tiene relación con el sector minero-energético.
Según el director del Centro de Estudios para el Trabajo (Cedetrabajo), Enrique Daza, con excepción de Colombia, ningún país en América Latina está proponiendo la disminución de la exportación y explotación de petróleo y gas. Esto significa que la propuesta reiterada por el presidente en el Foro Económico Mundial de Davos, no solamente no encuentra eco regional, sino que tampoco puede ser la base de algún esfuerzo de integración latinoamericana.
Ante un mundo que se encuentra en medio de acelerados cambios e inestabilidad geopolítica, donde las cadenas de suministro de bienes energéticos se hacen cada día más inestables, hay una idea que cobra especial relevancia y es garantizar la soberanía energética de una nación.
No es lo mismo ser un país o región cuya matriz energética depende del exterior, que ser un país autosuficiente en estos asuntos, especialmente para asegurar la competitividad de aquellos procesos que requieren la transformación de materias primas y de producción, así como de movilización de mercancías, como sucede con la industria.