Exportaciones agrícolas desde Colombia: océanos azules a la vista
Miller Preciado
Ingeniero agrónomo, especialista en gerencia, MBA con énfasis en Finanzas y estudios de alta gerencia internacional. Gerente de Operaciones de Elite Blu, empresa exportadora de arándanos.
Como saben, soy un agro-apasionado. Para mí, el mundo agrícola no solo representa entretenimiento, sino también dedicación y compromiso. Mi pasión radica en entender el impacto que la agricultura puede tener en la reducción de la pobreza, y tengo un mantra personal que me guía: «Debemos pensar más allá de nuestra egoísta existencia».
Por ello, me dedico a compartir conocimiento y a fomentar discusiones sobre un tema que me apasiona profundamente y que considero crucial para nuestro país, dada su innegable vocación agrícola.
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Las exportaciones agrícolas de Colombia han experimentado una evolución notable, y el año 2022 marcó un hito en este proceso. A pesar de los desafíos económicos planteados por la pandemia de Covid-19, las exportaciones agrícolas no minero-energéticas superaron los 7.000 millones de dólares.
La canasta exportadora, liderada por productos emblemáticos como el café, sigue siendo una manifestación orgullosa de nuestra nación. Aunque hemos perdido terreno en el escenario internacional, no hemos renunciado a nuestra posición como país cafetero.
De hecho, con un esfuerzo conjunto de organizaciones campesinas y de la Federación Nacional de Cafeteros, hemos logrado establecernos como un nicho para cafés especiales, lo que demuestra nuestra capacidad de adaptación y resiliencia.
Sin embargo, lo que más me entusiasma es dirigir la atención hacia lo que considero las nuevas joyas de nuestras exportaciones. Durante el año 2022, las exportaciones de legumbres y hortalizas frescas crecieron sorprendentemente, al registrar un aumento del 11%, con un total de ventas que superó los 26 millones de dólares.
Es relevante resaltar este segmento, pues a menudo se encuentra eclipsado por los cultivos tradicionales. Esta tendencia de crecimiento nos señala un potencial significativo en la diversificación de nuestra canasta exportadora.
Este éxito no es casualidad. El mercado internacional de alimentos está en constante transformación, y Colombia está bien posicionada para aprovecharlo. China e India, dos potencias emergentes, están mostrando un creciente interés en la adquisición de hortalizas.
Para dar contexto, China consumió un asombroso total de 89.000 millones de dólares en hortalizas y verduras frescas durante el 2022. Estas cifras nos ofrecen una visión clara del inmenso potencial que tenemos por delante. Además, nuestra ubicación geográfica y nuestra diversidad climática nos confieren una ventaja competitiva única para satisfacer las demandas de estos mercados.
El camino hacia la consolidación de nuestras exportaciones agrícolas no es uno que debamos recorrer solos. Entidades como ProColombia y otras instituciones están dispuestas a brindar asistencia técnica y logística para facilitar este proceso.
La creciente orientación hacia las exportaciones agrícolas, centrada en productos como hortalizas, pimentón, frutas exóticas y arándanos, se está convirtiendo en una realidad que no podemos pasar por alto.
Este es el momento oportuno para unir fuerzas y capitalizar los «océanos azules» de oportunidad. La consolidación de líneas de exportación agrícola sólidas está al alcance de nuestra mano. Las cifras hablan por sí mismas, y lo hacen con un tono de entusiasmo y promesa. La decisión de fortalecer este potencial exportador está en manos de agricultores y campesinos en Colombia.
Hablando desde mi experiencia personal, que abarca más de 15 años exportando productos agrícolas, puedo afirmar que una vez que se interioriza el proceso, este se vuelve más sencillo.
En Colombia contamos con una amplia gama de entidades dispuestas a brindar apoyo en la consolidación de documentos, gestión portuaria, negociación con navieras y aspectos logísticos. Este apoyo hace que el proceso sea más fluido y menos intimidante.
Entonces, ¿qué estamos esperando? Es hora de enriquecer nuestra canasta exportadora y convertirnos en líderes en un mercado global en constante evolución. El potencial es real y las oportunidades son tangibles, pues nuestra tierra tiene mucho que ofrecer al mundo en términos de productos agrícolas de alta calidad y valor.
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Las exportaciones agrícolas desde Colombia no solo representan un potencial económico, sino también una oportunidad para posicionar al país como un actor destacado en el escenario global de alimentos.
La diversificación de la canasta exportadora y la apertura hacia nuevos nichos de mercado son esenciales para aprovechar al máximo nuestro potencial agrícola. Con el respaldo de las entidades del ramo, la colaboración entre agricultores y el enfoque en la innovación, estamos dando pasos firmes hacia un futuro agrícola brillante y sostenible.
Para finalizar esta columna nuevamente quiero llamar la atención sobre los procesos de formalización de la industria agrícola, y sobre la necesidad de implementar un mayor acompañamiento financiero para el campesinado colombiano.
En los últimos días hemos tenido noticias de un aumento estimado de 100.000 millones de pesos en los cupos de crédito centrados en infraestructura agropecuaria, pero la verdad es que estas cifras contrastan con la no ejecución presupuestal del Ministerio de Agricultura.
No quiero hacer una crítica destructiva sobre la gestión del ejecutivo y sus dependencias; solo busco llamar la atención sobre la necesidad de coherencia. No es posible que discutamos de manera pública la necesidad de aprovechar el potencial agrícola para brindar seguridad alimentaria y aumentar la canasta agroexportadora, pero paralelamente se deje de ejecutar la totalidad del presupuesto asignado para esta cartera, que centra su enfoque principalmente al acompañamiento, el fortalecimiento y la estructuración de proyectos y modelos agrícolas sostenibles y escalables.
Necesitamos ir más allá de la retórica. Soy uno de los convencidos que al Ministerio de Agricultura hay que dotarlo de más presupuesto, pero definitivamente este debe ir acompañado de una alta capacidad de ejecución.
Esta es la única forma en la que podremos ver al agro desempeñando el papel que le corresponde dentro de nuestra economía y ayudando a Colombia a posicionarse como la despensa agrícola que está destinada a hacer.