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Fortalecer las exportaciones de textiles y confecciones aumenta el acceso de las mujeres a empleos: Banco Mundial

Según el Banco Mundial, en varios países del sur de Asia, el sector de la confección ha permitido la vinculación de varias mujeres a la fuerza de trabajo, pero no ha mejorado sus condiciones laborales.
Confecciones, Textiles, Industria, Mujeres

Este año, el Banco Mundial publicó From Jobs to Career. Apparel Exports and Career Paths for Women in Developing Countries. Dicho estudio evalúa la incorporación de las mujeres a la industria de la confección —que es altamente feminizada— en siete países donde esta juega un papel importante en la canasta exportadora: Bangladesh, Camboya, Egipto, Pakistán, Sri Lanka, Turquía y Vietnam. 

El estudio concluye que, aunque el fortalecimiento del sector textil ha permitido la vinculación de más mujeres a la fuerza laboral formal, no ha elevado significativamente el acceso de estas a empleos con mejores condiciones laborales y salarios más altos. 

Por esta razón, plantea que, para avanzar en la equidad de género, también se requieren políticas complementarias que apunten a aumentar el nivel educativo, brindar mayores oportunidades de ascender laboralmente e incrementar los salarios, entre otras factores que les dificultan a las mujeres acceder y permanecer en el mercado laboral, con condiciones cada vez mejores. 

A continuación, presentamos los hallazgos más relevantes.

Cerrar la brecha de género en el mercado laboral podría aumentar el PIB mundial en un 35%

De acuerdo con el estudio, incorporar a las mujeres a la fuerza laboral formal no solo trae beneficios a nivel social, sino económico. Cerrar la brecha de participación laboral entre hombres y mujeres podría aumentar el Producto Interno Bruto (PIB) mundial en un 35%. 

El problema, según detalla el Banco Mundial, es determinar cuál es el mecanismo más eficiente para que las mujeres se incorporen y permanezcan en el mercado laboral, especialmente en países de renta baja y media, donde cerca del 60% de las mujeres en edad de trabajar sigue en la informalidad.

Al respecto, el estudio encontró que uno de los problemas principales en el diseño de programas y políticas públicas que mitiguen la brecha laboral de género consiste en no distinguir entre empleos y carreras profesionales. Si bien ambos términos se usan para referirse a la población ocupada, existen dos diferencias sustanciales:

  1. Los empleos suelen estar asociados con actividades de baja cualificación y, en cambio, las carreras suelen asociarse a actividades de alta cualificación, que tienen en cuenta la educación, la experiencia y la permanencia en el trabajo. 
  2. Mientras los “empleos” usualmente son aceptados para generar ingresos extra en el hogar y no comprometen a las mujeres en un largo plazo, las “carreras” requieren una mayor inversión en tiempo de trabajo y educación. En este sentido, ofrecen oportunidades de ascenso a nivel social que se mantienen en el tiempo y van más allá del salario devengado.

El estudio del Banco Mundial invitó a incentivar un mercado laboral que apoye la transición de empleos a carreras profesionales para las mujeres. Para ello, la Organización Mundial del Comercio ha propuesto, entre otras estrategias, el fortalecimiento de las industrias intensivas en mano de obra femenina, como la de textiles y confecciones. 

Este sector ha sido exitoso en brindar oportunidades laborales a las mujeres durante los últimos 20 años, sobre todo en países donde ocupa un lugar central en la canasta exportadora, como Bangladesh, Camboya, Egipto, Pakistán, Sri Lanka, Turquía y Vietnam. 

Estos países han avanzado en la incorporación de mujeres a la mano de obra formal —incluso de aquellas que trabajaban, sin remuneración, en la producción agrícola y las labores domésticas—. Asimismo, han logrado aumentar la proporción de mujeres con ingresos propios.

Las cifras del Banco Mundial muestran que, al menos en los 7 países mencionados, desde 1995 existe una correspondencia entre el aumento de las exportaciones de la industria textil y de confecciones y una mayor tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral (ver gráfico).

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El incremento de las exportaciones en el sector textil ha mejorado levemente las oportunidades laborales de las mujeres

Con el fin de evaluar si el incremento de las exportaciones en el sector textil y de confecciones ha mejorado las oportunidades de las mujeres y contribuido a la transición de empleos a carreras, el Banco Mundial analizó cinco indicadores de rendimiento en los siete países mencionados:

  1.  Inversión de capital humano

*Este indicador se refiere al cúmulo de inversiones que se hacen en cierto campo para mejorar las habilidades y capacidades de la población.

Según el reporte del Banco Mundial, aunque se estudiaron series temporales distintas y limitadas —de entre 5 y 7 años—, por falta de datos consolidados, en todos los países analizados se constató un aumento de la población de mujeres con algún nivel de educación formal.

Al analizar la proporción de mujeres que completó la educación primaria y el primer ciclo de secundaria, el informe encontró que, en Camboya, esta pasó de 3,6% a 4,8% entre 2007 y 2014. Egipto y Pakistán tuvieron aumentos similares en períodos de tiempo cercanos: mientras el primero pasó de 7,7% a 9,2% entre 2009 y 2015, en el segundo este porcentaje ascendió de 2,6% a 2,8% entre 2008 y 2015.

Turquía y Vietnam, por su parte, también han reportado cifras positivas. Si bien el estudio no brindó cifras específicas, indicó que, a corte de 2014, en estos países una de cada dos mujeres ha completado la educación primaria y el primer ciclo de la secundaria, y una de cada tres mujeres ha completado el segundo ciclo de la educación secundaria.

Por último, en Bangladesh se observó que, para finales de 2013, la mayoría de mujeres completó la educación primaria. Sin embargo, el Banco Mundial lamentó que, “aunque la proporción es alta en comparación con otros países, las mujeres no continúan sus estudios”.

  1. Participación de la fuerza laboral a lo largo de la vida

El estudio señaló que, cuando un país mantiene una edad media relativamente joven de trabajadoras en la industria a lo largo del tiempo, usualmente se debe a que su ventaja comparativa son los menores costos laborales. Las industrias de estos países suelen contratar mujeres jóvenes, con menos experiencia y nivel educativo  para pagarles un salario muy bajo.

En el sector textil y de confecciones de Turquía se encontró que, si bien se suele contratar mujeres jóvenes, muchas de estas se mantienen vinculadas laboralmente por periodos de tiempo prolongados. “Cuando las exportaciones empiezan a aumentar, la industria de la confección atrae trabajadoras jóvenes y nuestras cifras sugieren que muchas de estas trabajadoras permanecen, pues con el paso del tiempo, la edad media de las trabajadoras aumenta y la proporción de trabajadoras jóvenes (con edades entre los 15 y 20 años) disminuye. Esto sugiere que, en este sector, la mano de obra no es sustituida continuamente”, declaró el Banco Mundial. 

En Bangladesh, Camboya y Pakistán la edad media de las trabajadoras de la confección sigue ubicándose por debajo de los 30 años. Al respecto, el organismo internacional señaló que “no es de extrañar que los países más dependientes de las exportaciones de prendas de vestir y textiles, como Bangladesh y Camboya, donde la edad media de las trabajadoras se ubica entre los 21 y 30 años, puntee en los ranking de países con más bajos salarios y más trabajadoras jóvenes”. 

En Sri Lanka y Vietnam, aunque la mayor parte de las mujeres que trabajan en la industria de la confección tienen entre 31 y 45 años —una media alta en comparación con la de otros países—, las causas no son las esperadas. En estos países, los trabajos en el sector textil y de confecciones son menos atractivos para las mujeres jóvenes. Dada la falta de oportunidades de empleo, es muy probable que las mujeres un poco mayores que accedan a estos permanezcan mientras sigan siendo población laboral activa. 

  1. Diferencias salariales entre hombres y mujeres

La brecha salarial entre hombres y mujeres es una de las características del mercado laboral. En todo el mundo, los hombres ganan más que las mujeres. Este desequilibrio desincentiva la inversión en experiencia, formación y educación de la población femenina.

En el caso del sector de las confecciones de los países analizados, se esperaría que el aumento de las exportaciones incremente la demanda y, en este sentido, mitigue la brecha salarial. 

Sin embargo, según el reporte del Banco Mundial, “no se encuentran pruebas sólidas de una disminución constante de la diferencia salarial entre hombres y mujeres. Las excepciones son Bangladesh, Camboya y Sri Lanka, donde la brecha salarial entre 2005 y 2015 disminuyó en 61,1 puntos porcentuales (pp), 18,6 pp y 20,1 pp, respectivamente”.

Por otra parte, si bien la brecha salarial entre hombres y mujeres con el mismo nivel de estudios es amplia, se ha encontrado que la educación y la profesionalización pueden ofrecer beneficios salariales a las mujeres. En Sri Lanka, aunque los beneficios de completar la educación primaria son mayores para los hombres, tener una educación terciaria o superior es muy beneficioso para las mujeres, pues les permite ganar más del 50% de lo que ganan aquellas con niveles educativos menores.

En Pakistán, un país donde la mayoría de mujeres suele dejar de estudiar en la primaria, la diferencia salarial entre las mujeres que completaron la educación primaria y secundaria y aquellas que abandonaron los estudios es cercana a los 80pp.

Conclusiones del estudio

El informe del Banco Mundial concluyó que, aunque el incremento de las exportaciones de textiles y confecciones ha contribuido a la vinculación de las mujeres al empleo formal, no existen pruebas suficientes para concluir que ha permitido la transición de empleos a carreras profesionales. 

En concepto del organismo internacional, las exportaciones de prendas de vestir deben ir acompañadas de políticas complementarias que apunten a un mayor acceso a la educación y la profesionalización de las mujeres. 

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