Impuestos sobre la riqueza: herramienta clave para combatir la desigualdad, según la ONU
Continúan los debates sobre la posible implementación de impuestos sobre la riqueza. Según la ONU, esta es una de las estrategias que busca reducir el abuso tributario y combatir la desigualdad.

A tan solo 6 años del 2030, los objetivos de reducir la brecha de género y promover la igualdad económica parecen más lejanos que nunca. El panorama, según la Organización de las Naciones Unidas, está marcado por desafíos que alejan a la humanidad de alcanzar estos utópicos objetivos.
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No todo está perdido, desde luego. Recientemente, el debate en torno a los impuestos sobre la riqueza ha tomado más fuerza en medio de ponencias del comité fiscal de la ONU. Se cree que implementar impuestos sobre el patrimonio podría tener un impacto significativo en la reducción de la inequidad tributaria y hasta promover el acceso a la educación.
Según un informe reciente de Tax Justice Network, poner fin al abuso tributario podría reducir en un 46% el número de niñas que no asisten a la escuela.
En este contexto, la ONU y el G20 están debatiendo sobre la implementación de impuestos sobre la riqueza para sentar las bases de una estructura de legislación que sería modelo de otras naciones. Esta guía propone, entre otras cosas, la implementación de impuestos sobre la riqueza neta.
El debate sobre los impuestos sobre la riqueza
El Comité de Impuestos de la ONU discutió el pasado 20 de marzo el trabajo del Subcomité sobre Impuestos sobre la Riqueza y Solidaridad. Este subcomité está presentando una guía sobre impuestos sobre la riqueza y la estructura de una legislación modelo para un impuesto sobre la riqueza neta. La aprobación de esta legislación modelo crearía una base para que los países introduzcan legislaciones coherentes y sencillas en torno a los impuestos sobre la riqueza.
A pesar de las preocupaciones planteadas por la OCDE, que más bien se oponen a la implementación de impuestos al patrimonio, para la ONU es clave avanzar en el desarrollo de esta legislación modelo.
De acuerdo con las Naciones Unidas, los impuestos sobre la riqueza son herramientas vitales para combatir las desigualdades extremas y para financiar el progreso social.
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La desigualdad persiste
La lucha contra la desigualdad todavía tomará varias décadas. Especialmente en materia económica, la mujer continúa relegada en varios escenarios que van desde su participación en el mundo financiero hasta su capacidad adquisitiva.
Estudios recientes de Tax Justice Network revelan que las mujeres representan solo el 11.3% de los ministros de finanzas, de modo que la representación femenina en el ámbito de la política tributaria y la administración fiscal es alarmante.
Aunque las mujeres conforman aproximadamente el 58% del personal en las administraciones fiscales, su presencia en cargos ejecutivos apenas alcanza el 43%, así lo revelan datos de la misma organización. La inequidad es evidente.
En otras áreas que involucran mayor liderazgo, como en el ámbito de las administraciones tributarias, el panorama es mayoritariamente masculino. La participación femenina en estos entornos es escasa y limitada.
De acuerdo con Tax Justice Network, esta disparidad se refleja también en las políticas fiscales. En muchos países, las mujeres estaban obligadas a presentar sus declaraciones de impuestos bajo el nombre de sus esposos. Aunque algunos países tomaron medidas para corregir esta inequidad, como Alemania en 1958 y Suecia en 1971, otros, como el Reino Unido hasta 1990 y Francia hasta 2013, mantuvieron políticas que subordinaban a las mujeres a sus esposos.
En Sudáfrica, por ejemplo, las mujeres casadas estaban sujetas a una tasa impositiva más alta que los hombres casados hasta 1995.
En Colombia y en Latinoamérica, también se libra una batalla en esta materia. Recientemente, se han empezado a implementar iniciativas para incorporar el enfoque de género en la política fiscal de países latinoamericanos y del Caribe.
De acuerdo con la CEPAL, estas iniciativas se centran en el uso de diferentes instrumentos a lo largo del ciclo presupuestario, con especial énfasis en la fase de formulación y seguimiento.
Aunque en la actualidad las mujeres han ganado terreno y la desigualdad ha perdido presencia en varios escenarios, estos sesgos continúan definiendo sistemas tributarios que no tienen en cuenta la brecha salarial de género.
La presencia de desigualdad en el mundo tributario acarrea varias consecuencias. Los sistemas tributarios bajo este sesgo favorecen los ingresos de capital a través de tasas más bajas o exenciones que benefician inadvertidamente a los hombres, y desincentivan a las segundas fuentes de ingresos, típicamente femeninas, debido a las tasas impositivas efectivas más altas.