Inseguridad alimentaria golpeó con más fuerza a hogares con jefatura femenina en 2023
En el 2023, la inseguridad alimentaria afectó significativamente más a los hogares liderados por una mujer, frente a aquellos con jefatura masculina. Le contamos qué hay detrás de este fenómeno.

El más reciente del Dane confirma que la carencia de acceso a alimentos nutritivos sigue aquejando con mayor severidad a los hogares encabezados por una mujer.
Los resultados del informe ponen en evidencia un panorama de desigualdad. En el 2023, la inseguridad alimentaria afectó al 23,6% de los hogares liderados por una figura masculina y al 29,2% de los hogares colombianos con jefatura femenina.
La diferencia entre ambos grupos es evidente: en los hogares matriarcas hay mayor inseguridad alimentaria. La diferencia entre ambos géneros es de 5,6 puntos porcentuales.
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Esta brecha de género es especialmente pronunciada en las zonas rurales, en donde la situación es crítica. En la ruralidad, la inseguridad alimentaria afecta al 35,3% de los hogares con jefatura femenina. Un porcentaje bastante superior a la cifra de inseguridad alimentaria a nivel nacional (26,1% en el 2023).
Según las estadísticas del Dane, tanto hombres como mujeres son más propensos a experimentar inseguridad alimentaria en áreas rurales. Así lo confirma el informe, pues en hogares en los que la cabeza del hogar se identifica como campesino o campesina, la inseguridad alimentaria asciende a 32,9% (2023), una cifra que continúa por encima del promedio nacional.
En contraste, en las áreas urbanas del país la inseguridad alimentaria en el 2023 fue de 23,4%, una cifra que está por debajo del promedio nacional.
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En la inseguridad alimentaria también hay brecha de género
El informe del Dane reveló una mejoría en la prevalencia de la inseguridad alimentaria en el 2023, frente a las cifras del año previo. La mejoría fue a nivel nacional y fue evidente tanto en hogares con jefatura masculina, como en hogares liderados por una mujer.
En los hogares con jefatura femenina, la mejoría fue de apenas 1 punto porcentual, pasando de 30,9% a 29,9%, mientras que en los hogares con un líder masculino, la disminución fue de 2,3 puntos porcentuales (25,9% en 2022 y 23,6% en 2023), una diferencia de más del doble.
No solo la problemática de la inseguridad alimentaria es más severa en los hogares matriarcas, sino que su evolución es mermada y significativamente inferior a la que se evidencia en hogares con la composición opuesta.
Detrás de estas disparidades hay múltiples factores, que van desde las dificultades que enfrenta la mujer para superar la pobreza hasta la reconocida “penalidad por maternidad” que hace referencia a la distribución desigual de las responsabilidades domésticas.
En general, en Colombia las mujeres no solo son más pobres, sino que les cuesta más dejar de serlo. Esta realidad es desde luego todavía más evidente cuando la mujer es cabeza de familia.

El DANE confirmó que, entre 2012 y 2020, las mujeres experimentaron mayores niveles de pobreza monetaria en comparación con los hombres. En 2020, el 43,4% de las mujeres vivía en condiciones de pobreza. En el mismo año, el 41,7% de hombres del país experimentó pobreza monetaria. Una diferencia de 1,7 puntos porcentuales entre ambos grupos.
Estas estadísticas indican que aproximadamente 10,86 millones de mujeres y 10,16 millones de hombres estaban viviendo en pobreza monetaria. Una diferencia de 702 mil personas entre los dos géneros.
Estas cifras ponen de manifiesto una marcada problemática de género. Es claro que en el país mucho debe cambiar. Es clave desarrollar estrategias que tengan en cuenta estas disparidades de género y que promuevan el desarrollo económico de la mujer en un país en el que las matriarcas han educado y cuidado de miles de niños que crecen sin figura paterna.