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martes, 13 de mayo de 2025
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¿Por qué no firmamos el pacto por la disminución y sustitución de plásticos y elementos de un solo uso?

Cámara Ambiental del Plastico, Columnista

Cámara Ambiental del Plástico

La Cámara Ambiental del Plástico representa a más de 100 empresas del sector polietileno, poliestireno, polipropileno y poliuretano, fabricantes de productos plásticos, maquinaria, equipos y aditivos para la industria y comercio en Colombia.

Con profunda preocupación y con sincero compromiso patriótico, advertimos al Gobierno Nacional sobre las graves inconsistencias que plantea el Pacto al que nos referimos. 

En primer lugar, disminuir el uso del plástico y sustituirlo per se no es la salida al problema que existe en Colombia frente a la disposición irresponsable de los plásticos de un solo uso.


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Es completamente inadmisible que en Colombia hablemos de la prohibición de los plásticos, como si esta fuera la consecuencia directa de 4 décadas de separación en la fuente de carácter obligatorio en todos los hogares y establecimientos comerciales, como efectivamente ocurrió en Europa y que a la postre fue la única solución real para combatir los problemas de contaminación por residuos sólidos. 

Bien señala el título de este pacto, elementos de un solo uso y en ellos cabe el papel, el cartón, el aluminio, el vidrio, las telas, el algodón y muchos otros materiales que brindan a la especie humana alimentación, asepsia y salud sanitaria para toda la población. 

De todos los materiales anteriormente mencionados, el único que se pretende sustituir y disminuir es el que menor impacto produce en los análisis del ciclo de vida de los materiales, lo cual conduce necesariamente a un llamado social a la reflexión, para entender cuál es el impacto de nuestras políticas y nuestras decisiones frente al cambio climático y a la huella de carbono. 

Hoy, Suecia ha decidido dejar de cobrar el impuesto a los plásticos de un solo uso a partir del 2024 y lo ha hecho convencida de que es una sociedad educada y lo suficientemente consciente como para entender la necesidad real de utilizar o no, una bolsa plástica, dejando en manos del ciudadano la decisión final de si este quiere llevarla o no a su hogar.

Esta noticia, que hace pocos meses le dio la vuelta al mundo, es el símbolo de una sociedad educada y plenamente consciente del impacto que sus decisiones pueden causar en el medio ambiente, entendiendo que el eje principal de este sistema medioambiental es el ser humano y que es a este al que debemos proteger y brindar todos los mecanismos de accesibilidad a la salud, la educación y la alimentación. Y, en todas estas esferas del ser humano, el plástico es imprescindible para su desarrollo integral. 


Lamentablemente, para la especie humana, aún no existe un sustituto que pueda reemplazar las múltiples bondades que el plástico nos brinda en todo tipo de situaciones, y la más evidente en el manejo de las basuras públicas. 

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Llegó la hora de decirnos las verdades como colombianos autocríticos y de ser capaces de evidenciar que se requiere una obligación por parte del Estado para que los colombianos separen en la fuente los residuos sólidos que producen so pena de multa, tanto en sus hogares como en las empresas y en los establecimientos comerciales. 

Este es un imperativo social que no da más tregua y es imposible que primero pensemos en prohibir el plástico, sin antes haber trasegado por el camino ineludible del manejo responsable de los residuos sólidos y de la transformación de la basura en materia prima para la generación de empleo, riqueza y competitividad en las empresas colombianas. 

No podemos seguir enterrando en rellenos sanitarios millones de dólares cada día, por la simple pereza o incapacidad de nuestro conjunto social para comprometernos en algo tan radical y tan importante, como lo es la consciencia en el manejo de los desechos que producimos los seres humanos. 

Invitamos, pues, al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible a que pensemos en el desarrollo sostenible, a que pensemos en los plásticos biodegradables, en la investigación y en el estudio de los sustitutos del plástico como un compromiso hacia el futuro, y no como una realidad que está a la vuelta de la esquina, porque ello es completamente erróneo y contrario a la verdad. 

Necesitamos años para encontrar, a través del estudio científico, un material que nos permita sustituir al plástico. Por ello, mirándonos a los ojos, debemos decirnos que el Pacto debería honrar el cuidado del medio ambiente a través, y de una vez por todas, de la separación en la fuente obligatoria para todos los residuos que producimos los colombianos, donde quiera que estemos.