Pasaje cero para mujeres: una experiencia exitosa en varios países
Desde hace varias semanas, se viene discutiendo la conveniencia de implementar el pasaje cero para los colombianos, o al menos para algunos grupos poblacionales. En efecto, el alto costo del transporte público se ha vuelto una preocupación constante en el país, debido a su impacto económico en las personas y familias.
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Esto se suma a las complicaciones en términos de tiempo, congestiones vehiculares, sobrecarga de autobuses y preocupaciones de seguridad que enfrentan los usuarios. Aunque la problemática se da en todo Colombia, Bogotá lleva la peor parte.
De acuerdo con cifras del DANE de 2022, el 53% de los usuarios del transporte público en Bogotá son mujeres, lo que las consolida como el grupo predominante en esta red de movilidad en la ciudad.
Esta tendencia se observa tanto en áreas urbanas como rurales, en Colombia donde las mujeres usan más transporte público que los hombres, con porcentajes de 61,3% y 42,5%, respectivamente.
Esta mayor participación de las mujeres en el uso del transporte público no necesariamente guarda relación con su participación en el mercado laboral o estudio. Por el contrario, se vincula con actividades relacionadas al cuidado.
La Secretaría de Movilidad de Bogotá ha identificado las principales razones detrás del uso del transporte público por parte de las mujeres.
El 44% lo utiliza para llevar a sus hijos a la escuela, el 38% para llevarlos al médico y el 33% para tareas como compras y recados. Estos datos resaltan la importancia del transporte público en la vida cotidiana de las mujeres, ya que facilita la movilidad en actividades esenciales.
Experiencias exitosas de pasaje cero para mujeres
Desde hace varios años, distintos países vienen implementando una política de pasaje cero para mujeres, con la que buscan mejorar el acceso de este grupo poblacional al transporte público y aliviar en parte su situación financiera.
Un ejemplo notable de pasaje cero para mujeres proviene de Tallin, Estonia. Un estudio publicado en la revista Transport Policy, en 2019, reveló que el uso del transporte público por parte de las mujeres aumentó en un 20% después de que este se volvió gratuito en esta ciudad europea.
Otro caso exitoso de pasaje cero proviene de Copenhague, Dinamarca, donde un estudio realizado en 2016 arrojó resultados impactantes. Después de que se decidió que el transporte público fuera gratuito para ellas, aumentó en 15% en el uso de este servicio por parte de las mujeres en la ciudad.
Lo más destacado de este estudio fue que el aumento fue aún más pronunciado en las mujeres que residían en áreas de bajos ingresos, donde el uso del transporte público se incrementó en un impresionante 25%.
Estos hallazgos subrayan la importancia del acceso asequible al transporte público como un catalizador para la movilidad y la igualdad económica de género, y muestran que la gratuidad del transporte público puede tener un impacto significativo en la vida cotidiana de las mujeres, especialmente en aquellas que enfrentan mayores desafíos económicos.
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El tiempo perdido en el transporte público: un costo invisible
Según la Secretaría de Movilidad de Bogotá, el tiempo promedio que un bogotano gasta en transporte público semanalmente es de 26 horas. Este tiempo se calcula sumando el tiempo que las personas gastan en sus viajes diarios de ida y vuelta al trabajo, la escuela u otras actividades.
Si un bogotano viaja en transporte público cinco días a la semana, el tiempo promedio que gasta en transporte público semanalmente es de 26 horas. Este tiempo es equivalente a 3,75 días de trabajo.
En particular, el tiempo que dedican al transporte público las mujeres se suma al tiempo ya comprometido en las actividades de cuidado, lo que puede dificultar el cumplimiento de todas sus responsabilidades.
Por ejemplo, una mujer que trabaja fuera de casa y tiene hijos pequeños puede pasar varias horas al día en el transporte público para ir y volver del trabajo, dejando poco tiempo para el descanso o la realización de otras actividades.
De ahí que, en Bogotá, el número de mujeres que usan motocicleta haya aumentado un 150% en los últimos cinco años, de acuerdo con cifras de Bogotá Cómo Vamos. Esta tendencia es una muestra no solo de la ineficiencia del sistema de transporte público en términos de tiempo, sino también de su falta de seguridad.
La seguridad urbana es un desafío para las mujeres en Bogotá. El 72% de las mujeres se sienten inseguras en TransMilenio, según cifras de la encuesta de percepción ciudadana ‘Bogotá Cómo Vamos’.
Bogotá es una ciudad cara para moverse
El informe World Public Transport Cost Index 2023. Señala que Colombia es la nación número 66 en el mundo con el costo del pasaje más alto, con un valor promedio de USD $0,66 por pasaje. En América, Colombia figura de novena y a nivel de la región de cuarta.
Según un estudio realizado por la Universidad Javeriana, los estratos 1 y 2 en Colombia gastan aproximadamente el 15% de sus ingresos en transporte público. Este porcentaje es considerado alto, según el director de la maestría en logística de la universidad, Nicolás Rincón.
El costo económico del transporte público tiene un impacto mayor en las mujeres, no solo porque son las que más lo usan sino por los mayores niveles de pobreza femenina. Según las estadísticas del DANE, estos se acercan al 30%, mientras que los de los hombres son del 18%, lo que hace preguntarse por la conveniencia del pasaje cero para mujeres en Colombia.
La brecha económica de género se convierte en un factor agravante en esta situación, ya que las mujeres a menudo enfrentan salarios más bajos y mayores responsabilidades de cuidado no remunerado.