Petróleo y gas en Colombia: para Amylkar Acosta, “hemos resultado más papistas que el Papa” | Más Colombia
lunes, 1 de diciembre de 2025
Inicio  »  Colombia Exporta  »  Petróleo y gas en Colombia: para Amylkar Acosta, “hemos resultado más papistas que el Papa”

Petróleo y gas en Colombia: para Amylkar Acosta, “hemos resultado más papistas que el Papa”

Más Colombia habló con el experto Amylkar Acosta sobre el papel del petróleo y el gas en la reactivación, la reindustrialización, la transición energética. También se refirió al  costo de abandonar su producción, como propone el plan de transición acelerada de Petro.

petróleo y gas, maquinaria, Más Colombia

La importancia del petróleo y el gas natural en la transición energética no debe desconocerse, dada su contribución significativa a los ingresos fiscales del país, que representan más del 20% de los ingresos fiscales totales. Además, en los mercados internacionales, la demanda mundial de carbón y petróleo ha aumentado y se espera que la tendencia se mantenga.

La economía presentó un débil crecimiento en 2023 y enfrenta retos evidentes en materia de sostenibilidad fiscal. Al respecto, hablamos con Amylkar Acosta, economista de la Universidad de Antioquia y exministro de Minas y Energía, sobre el papel del petróleo y el gas en la transición energética.

Le puede interesar: Cavucol: una visión única sobre la industria del caucho en Colombia

¿Qué implicaciones tiene para la reactivación económica del país una eventual reducción de la producción de petróleo y gas?

El mayor esfuerzo para la descarbonización de la economía, compromiso contraído a través del acuerdo de París firmado en 2015, debe hacerse por el lado de la demanda más que por el lado de la oferta.

A pesar de la disminución de la producción de petróleo en Colombia, con una reducción del 3% estimada para 2024, la demanda mundial ha seguido aumentando, desafiando las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía. Esto indica que el petróleo que deje de producir Colombia será producido y exportado por otros países.

En el marco de la Cumbre Amazónica, se anunció que Petrobras planea aumentar su producción de petróleo de 3,4 millones a 5,4 millones de barriles por día para 2028, lo que lo convertiría en el cuarto mayor productor del mundo. Esto demuestra que la reducción de la producción en un país no implica una reducción global en la demanda y la producción de petróleo.

En cuanto al carbón, a pesar de la disminución en la producción de Colombia, el mundo alcanzó récords de producción y consumo en 2022 y 2023. Por lo tanto, nuestra contribución a la reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero ha sido nula, ya que otros países han compensado nuestra disminución en la producción.

Colombia no puede convertirse en un “polizón climático” y esperar que otros países resuelvan el problema del cambio climático por nosotros. Sin embargo, la responsabilidad de reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero debe ser diferenciada. Debemos encontrar un equilibrio entre la producción de hidrocarburos y la transición hacia fuentes de energía más limpias.

turbinas eólicas, turbina eólica, energías renovables, energía eólica, Más Colombia

¿Qué papel debe jugar Ecopetrol en la reindustrialización y la reactivación de la economía? 

Actualmente, existe una preocupación sobre que el Gobierno insiste en la no firma de nuevos contratos de exploración y de producción. 

Esto significa ponerle el freno de mano a una actividad económica de la mayor importancia, que además de asegurarle al país el aprovisionamiento de los hidrocarburos, como es el caso de Ecopetrol, le garantiza el abastecimiento de combustibles. 

Porque es que, si dejamos de producir petróleo, ¿con qué vamos a cargar nuestras refinerías para seguir produciendo los combustibles que el país demanda? 

Si eso llegara a ocurrir, nos tocaría, como ya nos tocó en el pasado, importar crudo para poder cargar nuestras refinerías y que no se paralice la economía en una coyuntura como la que estamos experimentando, de desaceleración de la economía. 

Con un crecimiento tan irrisorio como el del año pasado, de 0,6%, y en donde el rubro más afectado fue la inversión, con una caída de casi el 25%, resulta suicida mantener activado ese freno de mano. 

Preocupa más todavía que, en un momento dado, se justificó la no firma de nuevos contratos con el argumento de que teníamos suficientes contratos firmados y que de lo que se trataba era de optimizar esos contratos ya firmados para garantizar la autosuficiencia del país. 

Pero resulta que en el marco de la COP 28, que se realizó recientemente, el presidente Petro firmó un tratado de no proliferación de los combustibles fósiles que dice que no solamente no se van a firmar más contratos de exploración y producción, sino que no se continúe produciendo petróleo.

También le puede interesar: África es el continente del futuro y Colombia tiene grandes oportunidades comerciales: experta

¿Qué principios deben guiar la transición energética justa en Colombia?

La propia COP 26 dejó establecido un principio, apenas razonable, y es que la responsabilidad de la comunidad internacional en la lucha contra el cambio climático en cumplimiento de los compromisos contraídos con el acuerdo de París es solidaria, pero diferenciada. 

¿Qué quiere decir esto? Que los mayores responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero y de su acumulación en la atmósfera deben ser los que hagan el mayor esfuerzo. 

Posteriormente, lo que se acordó en la COP 28 fue empezar a tomar distancia, a desmarcarse de los hidrocarburos. Sin embargo, Colombia fue más allá. 

Lo que se pretende en este gobierno es darle la espalda al petróleo, a los hidrocarburos. En esas circunstancias, lo que está en juego es realmente la estabilidad de la economía. Está en juego la reactivación, tan necesaria en este momento de la economía.

ecopetrol, petrolera, refinería, Más Colombia

¿Qué puede pasar si se abandona la exploración y explotación de petróleo y gas en Colombia?

Con el magro crecimiento del año pasado y con la proyección que está haciendo el mismo gobierno para este año, de un crecimiento aproximado de 1,5%, está comprobado que no solo no se generan más empleos, sino que se destruyen empleos. 

El problema es que cuando se destruye empleo se están afectando los ingresos y, en la medida en que usted afecta los ingresos, afecta el poder adquisitivo y por lo tanto se acentúa la pobreza en el país. 

Le pongo un ejemplo patético de lo que está pasando. 

Hoy, en medio del fenómeno de El Niño, tendríamos un problema mucho mayor de no ser por el respaldo que tiene el sistema interconectado nacional en la generación térmica, que está respaldando la generación hídrica. Con el fenómeno de El Niño ya está muy por debajo del 47% el nivel agregado de los embalses. 

Esto ha obligado a que el parque térmico de generación aumente su participación en el abastecimiento de energía en el país, que en estos momentos ya está en el 38%. Pero para que funcionen esas plantas térmicas se requiere del combustible, ya sea carbón o gas. 

El gas es lo que más se consume en el parque térmico de generación y Colombia tiene un déficit que la obliga a importar gas. 

Estamos importando, desde el mes de octubre del 2023, aproximadamente 204 millones de pies cúbicos diarios para mantener en funcionamiento las plantas de generación térmica y que el país no se apague. 

¿Qué sería de Colombia hoy si no se contara con las térmicas? Estaríamos en un apagón. Y las térmicas para operar necesitan los combustibles fósiles. 

¿Por qué considera peligrosa una transición acelerada, como la que propone Petro?

No podemos cometer el error que cometió Alemania, y que le ha salido caro, de apostarlo todo a las energías renovables, que son intermitentes. 

¿Qué le pasó a Alemania después de que apagó las térmicas y los reactores nucleares y lo apostó todo a las energías renovables? pasó que la capacidad instalada de generación de energías renovables no dio abasto para poder satisfacer la demanda que se derivaba de la reactivación de su economía. 

Por lo tanto, tuvo que volver a prender las térmicas, lo que le significó salir al mercado a comprar carbón y gas, en un momento en el que el carbón, que había llegado a cotizarse a USD $35 la tonelada en el año 2020, superó su cotización de USD $400 la tonelada. 

Y el gas natural, de USD $2,50 a USD $3,50 que se cotizaba el millón de BTU, pasó a cotizarse por encima de los USD $20. 

Esto sé agravó con la invasión de Rusia a Ucrania, las sanciones de la OTAN a Rusia y el corte del suministro de gas de Rusia a Europa. Con todo esto, se afectó no solamente la seguridad energética, sino también la soberanía energética de Alemania. 

Por eso, la solución en el plano energético de la transición se tiene que dar bajo la modalidad de una capacidad instalada de generación híbrida, que combine las energías  renovables con las no renovables. 

Si las fuentes no convencionales de energías renovables no cuentan con el respaldo de las térmicas y las hídricas, así como hoy las térmicas respaldan la hídrica, estaríamos abocados a una crisis energética en el país. 

La transición energética justa se mencionó en el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno actual. En noviembre de 2022, durante la COP 27, la entonces ministra de Minas y Energía anunció que la hoja de ruta para esta transición estaría lista para mayo de 2023. Sin embargo, este plazo no se cumplió. Todavía no existe esa hoja de ruta de la transición energética. 

Por eso siento que vamos sin rumbo porque ningún viento le es favorable a quien no tiene un puerto de destino.

La CREG (Comisión Reguladora de Energía y Gas)  debería estar avanzando en la regulación que permita que esta transición energética justa se dé como debe darse, de una manera racional y responsable, pero esta es la hora en que no ha sido posible. 

No se ha podido, a pesar de los requisitos de la Procuraduría y del Tribunal Contencioso Administrativo de Cundinamarca al presidente Petro, para que se nombren los 6 expertos comisionados de la CREG, la cual actualmente no tiene siquiera quórum para tomar decisiones. 

Entonces, no tenemos la hoja de ruta de la transición energética justa y tampoco tenemos operante la CREG, que es la que debe expedir las normas regulatorias que hagan posible esa transición energética