Mejorar indicadores de la productividad de Colombia y atender a 3.000 empresas: la apuesta de Colombia Productiva
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La publicación del PIB del tercer trimestre confirmó la desaceleración económica que expertos venían pronosticando desde hace varios meses, el Gobierno Nacional anunció la necesidad de hacer un recorte en el gasto, y el sector agropecuario está cada vez más afectado por la competencia desigual que instalaron los TLC con distintos países. Frente a este panorama, la productividad de Colombia se posiciona como una de las herramientas clave para impulsar la economía del país.
Hablamos con el gerente de Colombia Productiva, Aurelio Mejía, sobre la orientación productiva del país, los retos que enfrenta nuestra economía y cómo, desde el MinCIT y Colombia Productiva, plantean elevar la productividad empresarial.
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La conversación se desarrolló durante el lanzamiento del quinto ciclo de Fábricas de Productividad y Sostenibilidad en Bogotá, un programa que ya cumplió su cuarto año y que busca impulsar la productividad de Colombia a través de asesorías especializadas y personalizadas a las micro, pequeñas y medianas empresas, que constituyen más del 95% del tejido empresarial.

Precisamente, en ese 95% reside todo un potencial creador de riqueza para impulsar la productividad de Colombia, la cual se encuentra muy rezagada frente a países de Latinoamérica. A ese sector le apuesta la agencia Colombia Productiva, creada por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo en 2008.
En esta entrevista hablaremos sobre productividad laboral, que es la manera en que el programa mide la productividad de Colombia en las empresas que atienden, es decir, el valor agregado sobre el número de ocupados.
El país vive en buena medida del petróleo y las remesas. ¿Qué implica esto para Colombia en el presente y, más aún, en el futuro?
Implica que si queremos avanzar en un proceso de transición energética, si queremos avanzar en contribuir a un desarrollo económico que no dependa de las industrias extractivas, tenemos que trabajar por diversificar y por hacer más productivas a las empresas.
Tener un país altamente concentrado en hidrocarburos y minerías es un reto muy grande como sociedad para poder transformarnos y volcarnos a ser más productivos, a encontrar otras fuentes.
Entonces, tenemos que trabajar no solamente a nivel de políticas macro de gobierno, sino también con las empresas, con el sector productivo. Tenemos que ayudar a que las empresas puedan diversificar su oferta, que puedan encontrar mayores oportunidades de posicionar sus productos en el mercado interno, pero también en el mercado externo.
Pero antes de llegar a pensar en el exterior, debe haber una oferta interna, y para eso tenemos que trabajar en hacer de las empresas más productivas. Esto implica que debemos generar estrategias para incorporar conocimiento en las empresas, que puedan generar mayor valor agregado en todo su proceso, que puedan competir con otras empresas, incluso con las de otros países.
Entonces, hay que fortalecer ese aparato productivo para que el país pueda avanzar en esas metas que se ha planteado como sociedad.

El crecimiento del PIB se ha ralentizado. La construcción, la industria manufacturera y el comercio están cayendo. Frente a este panorama, ¿cuál es la apuesta productiva del país y qué se debe hacer para revertir esta dinámica?
El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo ha propuesto una política de reindustrialización. Va a ser un documento Conpes, para establecer justamente cuáles van a ser esas acciones a mediano y largo plazo en el país para tener un desarrollo productivo mucho más diverso, más basado en el conocimiento y que incorpore mayor valor agregado.
Poder revertir esa tendencia implica trabajar en múltiples frentes, desde la estabilidad macroeconómica a nivel general, o sea control de la inflación, por ejemplo, pero también de una manera más decidida, enfocar los esfuerzos del gobierno a trabajar por unas apuestas. La política de reindustrialización de ese conpes, justamente, ha definido unas apuestas.
Más que pensar en un sector específico, es pensar en cuáles son los propósitos del país. Cuando se habla, por ejemplo, de la apuesta por la soberanía sanitaria, seguridad sanitaria, que es lo que se busca, que podamos con ese objetivo jalonar, por ejemplo, la producción local de medicamentos, dispositivos médicos, hemoderivados, productos biológicos, bio similares…
Si vamos a hablar de la apuesta por la seguridad alimentaria, es para que esa apuesta permita jalonar a otros sectores como, por ejemplo, la producción de alimentos, la agroindustria, pero también toda la cadena de valor asociada a esa apuesta, logística, empaques…
Entonces, la política se ha planteado no en un solo sector específico, sino más bien en cuáles son esos grandes objetivos y cómo el gobierno, decididamente, los apoya, qué sectores se derivan de ahí en términos industriales que hay que apoyar.
¿Cuál es nuestra apuesta productiva como país?
En la política de reindustrialización hay cinco apuestas que se han planteado, que hacen parte del conpes: (1) por la seguridad sanitaria, (2) por la soberanía alimentaria, (3) por el sector defensa, defensa aeroespacial, astillero, que terminan siendo sectores que son jalonadores de muchas otras cadenas altamente intensivos en conocimiento y tecnología, que encadenan a múltiples sectores.
(4) El de la transición energética, por ejemplo, está todo enfocado a movilidad sostenible, pero también al desarrollo de minerales estratégicos para la transición energética. (5) Y una quinta que es reconocer las vocaciones productivas de los territorios.
No todos los territorios tienen las mismas vocaciones productivas, son muy heterogéneos, pues todos tienen vocaciones y trayectorias productivas diferentes. Entonces, esas son las cinco apuestas que ha planteado esa política de reindustrialización, que van a estar materializadas en ese conpes y que recogen esos objetivos que también se plantearon desde el Plan Nacional de Desarrollo.

A pesar de que Colombia tiene 17 acuerdos comerciales en vigor, las exportaciones vienen cayendo y el país es altamente dependiente de las exportaciones minero-energéticas (en septiembre de 2023, este sector representó el 54% de las exportaciones totales del mes). ¿Qué se debe hacer para que el país pise más fuerte en los mercados internacionales, con una oferta más diversificada y de alto valor agregado?
Ahí le diste a un punto clave. A pesar de esta gran oportunidad que tenemos, nuestros empresarios tienen dificultades para competir y uno de los aspectos claves es el tema de la calidad. Llegar a un mercado internacional, más allá del precio, implica cumplir requisitos de calidad, y en Colombia estamos muy rezagados en la implementación de estándares de calidad.
Según unos últimos datos, una encuesta del DANE, alrededor de menos de un 10% de las empresas tienen sus procesos o sus productos con algún tipo de certificación. Las certificaciones de calidad son claves para que las empresas puedan llegar a esos mercados, porque a veces no son solamente requisitos obligatorios, sino que también es una forma de posicionar los productos.
Entonces, en la medida en que no logremos que nuestros empresarios en nuestras empresas eleven sus estándares de calidad, se dificulta mucho ese ingreso y ese aprovechamiento de esos mercados internacionales.
Por eso uno de los trabajos grandes que hace Colombia Productiva es fomentar la adopción e implementación de estándares de calidad, tanto a través de un programa como Fábricas de productividad y sostenibilidad, como también a través de un programa que se llama Calidad por la Reindustrialización, que justamente está enfocado en ese aspecto específico y ese es una de las grandes brechas que enfrentan las empresas.
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Hablemos sobre la productividad de Colombia. ¿Cuáles son los factores que más determinan la productividad en el país y cómo nos va frente a otros países de la región?
En términos de productividad, cuando uno mira las tendencias de los últimos 20 años, el crecimiento de la productividad de Colombia ha estado básicamente sustentado en la población, en el crecimiento de la población y en el resto del capital.
La productividad de Colombia ha sido muy baja y, de hecho, nos pone en niveles bastante precarios cuando nos comparamos. Ni hablar de Estados Unidos, Corea o Japón. Incluso a nivel de países de la región. Tenemos muchos retos cuando nos comparamos a nivel global.
Cuando nos comparamos a nivel regional, vemos que hay una heterogeneidad muy grande. El valor agregado y la productividad se concentran en regiones como Medellín, Bogotá, Cali, algo de los Santanderes, Barranquilla y muy por debajo otras regiones, o sea, entre regiones hay unas brechas enormes.
También hay muchas brechas en los tamaños de las empresas. Si hablamos por regiones, primero, la productividad, el valor agregado promedio por trabajador en Colombia es de cerca de 60 millones de pesos. En Bogotá es de 80 millones de pesos, pero hay regiones donde puede bajar a menos de 40 millones de pesos, entonces hay unas brechas muy grandes.
En términos de empresas, también hay una diferencia de casi cinco veces entre la productividad de una empresa grande y una micro, que es entendible y en general en los países ocurre así.
Cuando uno mira a Alemania, también existe esa brecha, pero la divergencia entre la micro y la grande no es tan grande. Sí hay diferencia, por supuesto, una gran empresa es más intensiva en conocimiento y en capital y, generalmente, va a ser más productiva que una micro, pero esa diferencia no es tan grande en países como Alemania.
En cambio, en Colombia las brechas sí son muy grandes. Aquí las empresas tienen muchísimos retos, por ejemplo, en tener una adecuada estructura de talento humano o un buen plan de mercadeo, de comercialización de los productos, problemas en la estandarización de sus procesos, que son los que generan, por ejemplo, altos costos asociados a la no calidad de los productos.
Problemas en la gestión de los inventarios de los proveedores, problemas o dificultades para implementar procesos de producción más eficientes para reducir los tiempos, baja implementación de estrategias digitales para mejorar, por ejemplo, la gestión de sus inventarios, su facturación, la comercialización de sus productos.
Estas brechas son más complejas en las mipymes en comparación con las grandes. Aunque todas enfrentan esas mismas dificultades, las magnitudes son diferentes.

En Colombia hay más mipymes que grandes empresas. ¿Cómo están en productividad las mipymes y dónde se han dado los mayores avances?
La productividad laboral anual de una empresa grande es de $245 millones de pesos, la de una micro es de $52 millones de pesos. Son datos de la Encuesta Anual Manufacturera de 2021. Esa es la diferencia entre la productividad laboral a nivel nacional entre una empresa grande y una micro.
Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH), la productividad laboral de las industrias manufactureras fue de las más bajas, a pesar de que típicamente ese sector es el que genera mayor valor agregado. En contraste, las actividades inmobiliarias y las financieras y de seguros están en el primero y segundo lugar. ¿Qué se está haciendo para mejorar esta productividad en Bogotá y en la región y qué otras medidas se deben adoptar?
Ocurre una cosa, por ejemplo, con este tipo de sectores, los que tienen mayores niveles de productividad, que no son tan intensivos en trabajo. Al hacer esa medición, se genera muchísimo valor agregado, pero no absorben tanta mano de obra y por eso salen tan bien rankeados cuando uno hace esas comparaciones con respecto a otros sectores.
Pero el sector manufacturero no ranquea tan bien y es un sector que absorbe mucha más mano de obra. Entonces, ahí el reto es poder hacer más productivo a ese sector manufacturero.
Uno de los esfuerzos que estamos haciendo desde el MinCIT y Colombia Productiva es escalar programas como Fábricas de productividad y sostenibilidad. Por ejemplo, este año vamos a llegar a 3.000 empresas en este nuevo ciclo, si lo comparamos con los anteriores, en los últimos cuatro ciclos llegamos a cerca de 6.000 empresas. Es decir que este año logramos casi la mitad de lo que se logró en los cuatro o cinco años previos que tiene el programa.
Nuestro reto es llegar a más empresas y llegar a más micro, más pequeñas, que son más del 95% del tejido empresarial en Colombia.
Si hablamos de Bogotá, en Bogotá región vamos a llegar mil empresas de esas 3.000, que es básicamente lo mismo que habíamos hecho en los ciclos anteriores. O sea, en un ciclo, estamos llegando a lo que hicimos en los cuatro o cinco años anteriores, y esto es un esfuerzo muy importante, porque no solamente es llegar a más empresas, sino llegar con programas más sólidos técnicamente.
¿Qué significa eso? Por ejemplo, Fábricas de productividad y sostenibilidad, si bien es un programa que ya estaba, en este nuevo ciclo hemos hecho mejoras en la capacitación de los extensionistas, que son quienes van a las fábricas; mejorando la forma de medir el programa, de cómo se evalúa la situación de la empresa; e implementando otras mejoras que han resultado de las evaluaciones de impacto de este programa.
Una de las mejoras más importantes de este ciclo es que incorporamos la gestión de la sostenibilidad como un tema transversal al programa.
Las empresas no solamente reciben 60 horas de formación especializada e individual, sino que también reciben cerca de 18 horas de formación en gestión de la sostenibilidad, para que puedan incorporar dentro de su proceso productivo.
La formación individual se refiere a que las empresas contarán con un experto que va a cada empresa y, según las necesidades individuales, elabora un plan de trabajo y las empresas empiezan a trabajar en la implementación de ese plan de trabajo para mejorar lo que la organización productiva necesita.
Las 18 horas adicionales de formación en gestión de la sostenibilidad permiten a las empresas conocer la importancia de implementar acciones que contribuyan, por ejemplo, a mitigar el efecto de su producción sobre el medio ambiente, a hacer uso más eficiente de la energía, ser más eficiente en los procesos y con el consumo de recursos.
Entonces, ese es un trabajo grande para apoyar e incrementar, en particular, la productividad del sector manufacturero
De estas 3.000 empresas que van a trabajar en este ciclo, ¿qué porcentaje de empresas pertenecen al sector de las manufactureras?
No hay una segmentación específica, responde más a las necesidades e intereses de los empresarios. El programa está abierto a recibir todas las postulaciones. Actualmente tenemos abierta la convocatoria. En los ciclos anteriores hemos tenido cerca de la mitad del sector servicios, pero también agroindustria, sector manufacturero, más de los 90% entre micro, pequeña y mediana empresa.
Depende más de las necesidades e intereses de los empresarios.

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¿Cuál es la ruta del programa Fábricas de Productividad y Sostenibilidad?
El programa funciona de esta manera, las empresas que se inscriben deben ser empresas formales, con al menos un poquito de trayectoria.
La ruta del programa inicia con un diagnóstico que hace la empresa, con una batería de preguntas que evalúan cómo está la empresa en esos ámbitos que influyen sobre la productividad de la empresa.
Entonces, se evalúa, por ejemplo, cómo está en su gestión del talento humano, en su plan de comercialización y mercadeo, cómo es su proceso productivo, cómo está en la implementación de estándares de la calidad, qué acciones adelanta en términos de sostenibilidad.
Son una batería de indicadores y, con base en ese diagnóstico, se identifican cuáles son las áreas en las que la empresa tendría que trabajar más.
El empresario en conjunto con un gestor, que es alguien que está dentro de las cámaras de comercio y que acompaña ese proceso, deciden en qué líneas se van a enfocar porque el programa tiene nueve líneas de intervención. Para hacerlo mucho más exitoso, el trabajo se concentra en líneas específicas.
Con base en ese análisis inicial se determina, por ejemplo, si la empresa quiere trabajar en gestión de la sostenibilidad, o quiere trabajar en productividad operacional, o quiere trabajar en calidad, en cualquiera de las nueve líneas que tiene el programa.
A partir de esa decisión, el empresario puede escoger quién lo va a intervenir. Creo que eso es algo muy importante del programa.
La Cámara de Comercio pone a su disposición una oferta de consultores, personas naturales y jurídicas, expertas en el tema que a a la empresa le interesó. Estas personas revisan la experiencia y, con el apoyo de la Cámara, el empresario empieza a trabajar.
Creo que también es un aspecto muy interesante, porque le permite al empresario estar más vinculado y ser parte activa del proceso, no es simplemente que yo estoy aquí, espero y recibo una formación. No, el empresario parte de un diagnóstico e identifica qué necesita, se involucra en escoger quién lo atiende.
Obviamente, la Cámara tiene su pool de expertos, extensionistas, expertos en los temas, le ofrecen las opciones, el empresario escoge e inicia la implementación del acompañamiento de las 60 horas: con base en ese diagnóstico y la línea escogida, se diseña un plan de trabajo para mejorar en el corto, medio y largo largo plazo, y el extensionista empieza a apoyar en ese proceso de implementación.
El empresario inicia con ese ciclo de plan y una vez finalizan esas 60 horas de intervención, vuelve y se mide a la empresa para saber cómo está con respecto a cómo entró. Entonces, la empresa tiene una medición al inicio y una medición al final de su nivel de ventas, su nivel de control, es decir, qué porcentaje de procesos tiene estandarizado, consumo de energía eléctrica, distintos indicadores y con base en eso podemos llegar a decir si se logró o no la meta del programa.
¿Qué es lo que queremos? Que mínimo los indicadores mejoren un 8% en la empresa, pero en promedio la meta del programa es que la mejora sea el 15%, o sea, 8 es el rango inferior y mínimo, no puede ser menos de ahí, pero 15 % es la meta promedio de lo que queremos que las empresas mejoren con ese mecanismo.
Aparte de esto, que es la columna de la teoría del programa, la empresa va a recibir 18 horas adicionales de formación especializada por parte de las universidades de los Andes, la de Antioquia y la Nacional, en gestión de la sostenibilidad, es decir, cómo incorporar la sostenibilidad ambiental dentro de su proceso de producción. Esta sí es una formación más tipo curso, conjunta. La anterior es una atención individualizada a la empresa.
¿Cuál es la inversión para este ciclo del programa?
La inversión es de más de $60 mil millones de pesos. Cerca del 40% de los recursos provienen del Estado colombiano, un 50% aproximadamente de los aportes de las cámaras de comercio y un 10% de cajas de compensación familiar y de las mismas empresas, porque las empresas hacen una cofinanciación del programa.
Una micro empresa, por ejemplo, aporta cerca de $1.300.000 pesos, y los aliados cubrimos el resto del costo del programa. Esa es nuestra meta, que se ejecuten entre 2023 y 2024, porque el programa ya empezó hace varios meses y ya hay empresas que se están interviniendo.
Para el año entrante ya hay nuevos recursos, porque es un programa que cada año va recibiendo nuevos recursos. Estamos pendientes de cuál va a ser la asignación del próximo año, pero es un programa que siempre busca tener un nivel grande de empresas atendidas.
La inteligencia artificial influye cada vez más en la productividad de las empresas. Desde el programa, ¿hay alguna puesta en esta línea?
Estamos trabajando en un proyecto para poner a disposición de las empresas herramientas con inteligencia artificial, para ayudar a las empresas a ser más productivas. Estamos pensando en cómo podemos aprovechar esa inteligencia artificial para que las empresas puedan ser más productivas. Eso es en lo que estamos trabajando para este ciclo.