Reforma a la salud: las grietas de un debate que pone en jaque al sistema sanitario
El segundo debate en el Senado sobre la reforma a la salud expuso profundas divisiones políticas y técnicas. Entre la crisis financiera, la incertidumbre sobre las EPS y la presión de los pacientes.

La reforma a la salud avanza con tropiezos en el Congreso. El segundo debate en la Comisión Séptima del Senado reveló que el país enfrenta un dilema complejo: mantener un modelo que logró cobertura casi universal pero que acumula deudas y tutelas, o arriesgarse a un cambio estructural con múltiples incertidumbres.
Las discusiones giran en torno a un sistema con deudas superiores a $32,9 billones, más de 265.000 tutelas anuales y brechas territoriales que dejan a 180 municipios sin servicios de urgencias. La pregunta de fondo es si la reforma propuesta por el Gobierno representa una solución o un salto al vacío.
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El pulso político en el Senado
El debate se abrió con tres ponencias: la de archivo, defendida por los senadores Alirio Barrera y Honorio Enríquez; la oficial del Gobierno, respaldada por la senadora Marta Peralta; y una alternativa presentada por Norma Hurtado con apoyo de Lorena Ríos y Ana Paola Agudelo.
El Gobierno insiste en que el sistema actual “colapsó” y que se requiere una transformación radical, mientras la oposición advierte que la propuesta es inviable fiscalmente y arriesga la vida de los pacientes. La sesión terminó sin votación y fue convocada para el 1 de octubre, manteniendo en suspenso el destino del proyecto.

EPS: ¿gestoras necesarias o intermediarias ineficientes?
Uno de los puntos más controvertidos es el futuro de las Entidades Promotoras de Salud (EPS). Para el Gobierno, estas entidades acumulan deudas millonarias y priorizan el negocio sobre el paciente. Su propuesta es transformarlas en gestoras limitadas a auditar servicios, mientras la ADRES asume el pago directo.
Para la oposición, las EPS son claves en la gestión del riesgo y su eliminación pondría en riesgo la continuidad de los tratamientos. Como ejemplo, citan el fracaso del nuevo modelo de salud para los maestros y los problemas en EPS intervenidas.
La batalla por la sostenibilidad financiera
La viabilidad económica es otro frente de disputa. El senador Barrera alertó sobre una brecha de más de 30 billones de pesos entre el costo de la reforma y el presupuesto disponible. Expertos como Abel Castaño y Carlos Chacón aseguran que la reforma obligaría a una nueva reforma tributaria, pues la UPC actual es insuficiente.
El Gobierno responde que el modelo actual ya es insostenible y que las deudas de las EPS con clínicas y hospitales superan los 32 billones de pesos, un lastre que no puede prolongarse.
Pacientes y personal médico: las voces en el centro
En medio de cifras y tecnicismos, las voces de pacientes y trabajadores de la salud marcaron la discusión.
La Federación Colombiana de Enfermedades Raras (FECOER) pidió blindar la continuidad de tratamientos de alto costo y enfermedades huérfanas, advirtiendo que ya se registran interrupciones y demoras en medicamentos.
Representantes de usuarios denunciaron un aumento de muertes por enfermedades raras en 2025, con más de 1.500 casos en 8 meses, la cifra más alta en una década.
El personal médico, en un 70% vinculado con contratos temporales o tercerizados, reclama estabilidad laboral, uno de los puntos que el Gobierno promete atender con la reforma.

Las cartas del Gobierno y la presión de Petro
El presidente Gustavo Petro ha convertido la reforma en su gran apuesta legislativa del último año de gobierno. Consciente de la dificultad en el Congreso, ha intensificado sus críticas a la oposición y a las EPS, acusándolas de corrupción y de priorizar intereses privados sobre la salud pública.
Mientras tanto, el ministro del Interior, Armando Benedetti, advirtió que, si la reforma se hunde, la alternativa sería convocar una Asamblea Nacional Constituyente, al señalar que el Congreso ha bloqueado las reformas sociales.
¿Qué está en juego?
El resultado del debate no solo definirá el futuro de la reforma, sino también la viabilidad del sistema de salud colombiano. Si avanza la ponencia de archivo, el proyecto se hundiría en la Comisión, aunque el Gobierno ya anunció que apelará para que sea la plenaria del Senado la que tome la decisión final. Si prospera la ponencia oficial, el reto será conseguir mayorías en los tres debates restantes, en un Congreso cada vez más fragmentado.
En cualquier escenario, la presión social seguirá creciendo. La crisis financiera de hospitales, el aumento de tutelas y la angustia de los pacientes de alto costo son realidades que ningún bloque político puede ignorar.
Un panorama incierto
La reforma a la salud ha evidenciado un choque de visiones irreconciliables:para unos, el sistema actual es un logro histórico de cobertura que necesita ajustes. Para otros, es un modelo fallido que debe ser reemplazado desde la raíz.
Lo cierto es que las deudas, la inequidad territorial y la precarización del talento humano muestran que el sistema atraviesa una crisis profunda. Si el Congreso no encuentra consensos, la discusión podría trasladarse a escenarios más radicales, como la Constituyente que menciona el Gobierno.
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La salud de millones de colombianos está en juego, y el desenlace de este pulso político y técnico será decisivo para definir si el país logra un cambio estructural o si la crisis se prolonga.