Todo sobre el imperio Tártaro: la supuesta civilización oculta bajo el suelo

No es extraño encontrarse con teorías conspirativas que atribuyen toda suerte de cualidades y hazañas a míticas civilizaciones con costumbres y herramientas diferentes a las nuestras. Frecuentemente se toman hechos reales y se reconstruyen a partir de premisas que carecen de veracidad y fundamento histórico. Este es el caso del imperio Tártaro pues, aunque sí existió una población a la que se le acreditó este nombre, no se trata de un imperio de tecnología avanzada oculto bajo la tierra.
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La arquitectura según el mito del imperio Tártaro
El mito del imperio de Tartaria gira en torno a la creencia de que existió un imperio que, a pesar de surgir en lo que hoy sería una parte de Europa y Asia, se habría extendido por el mundo entero con avanzada tecnología y una arquitectura ostentosa y generosamente detallada.
De acuerdo a la teoría del imperio tártaro, a esta civilización se le atribuye la construcción de catedrales y otras edificaciones que hoy en día son patrimonio de la humanidad, suponiendo incluso que la construcción del capitolio de Washington forma parte de su legado.
Este mito supone que las construcciones de más alto valor arquitectónico en el mundo con acabados Beaux-Arts –un estilo de arquitectura muy importante en Francia hasta finales del siglo XIX– son en realidad el resultado de la tecnología de punta que poseía el imperio Tártaro. De modo que las grandes potencias mundiales se han preocupado por esconder e incluso destruir restos de algunas de las obras arquitectónicas del imperio con el fin de eliminar evidencia histórica que comprueba la existencia del imperio Tártaro.
Uno de los casos en los que se habla de la destrucción de evidencia está relacionado con la demolición del Singer Building. En 1908, el arquitecto estadounidense Ernest Flagg inauguró el Singer Building en el Bajo Manhattan, una construcción de estilo Beaux-Arts de detalles magníficos hecho para la compañía Singer, reconocida fabricante de máquinas de coser.

La infraestructura tenía 27 pisos, un techo de mansarda y una delicada aguja en la cúspide.
La opulencia era su común denominador, tanto en el interior como en el exterior. Cada rincón gozaba de los más finos y exquisitos detalles, fue tan así que la arquitectura detrás del edificio fue motivo de la creación del libro A History of the Singer Building Construction,: Its Progress from Foundation to Flag Pole.
Sus columnas de mármol, detalles de bronce y techos abovedados le dieron la reputación de ser un ambiente celestial.
Durante solo un año, el edificio fue reconocido como el más alto del mundo con 187 metros de altura, pues, un año después, en 1909, el Metropolitan Life Tower superó su altura al tener 213 metros de altura.
A pesar de ser casi un monumento, Singer decidió que la torre no ofrecía suficiente espacio para oficinas y por lo tanto vendió el edificio. Ya en 1967 la construcción fue demolida, convirtiéndose en el edificio más alto en ser demolido.

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Este incidente es uno de los ejemplos frecuentemente utilizados por teóricos del imperio Tártaro para soportar la existencia de esta civilización. Sin embargo, la demolición del Singer Building no tuvo que ver con la intención de destruir evidencia de una arquitectura ostentosa, sino con decisiones corporativas de la compañía Singer.
Cabe mencionar que la teoría detrás del imperio Tártaro sugiere, además, que las catedrales y demás edificaciones históricas que vemos hoy en día son solo la cima de construcciones gigantescas cuyos restos yacen bajo la tierra.
El mito asegura que las construcciones modernas se erigieron sobre los restos de civilizaciones que quedaron enterradas tras una avalancha de lodo. El desastre natural, aseguran, afectó a la mayoría de las ciudades en el mundo.
La comunidad del imperio Tártaro
Al tratarse de una teoría conspirativa cuya distribución se da a través de redes sociales, se ha formado una comunidad online que acompaña a teóricos del imperio Tartáro.
Es el caso, por ejemplo, de Joachim Skaar, un youtuber que ha construido toda una comunidad en torno a la teoría del imperio Tártaro. Su contenido suele inclinarse a la evidencia que apoya la existencia del imperio siglos atrás.
Para Skaar, y otros teóricos del imperio Tártaro, la arquitectura puede dividirse en dos. Por un lado está la arquitectura moderna, que hoy en día se manifiesta a través de altas cajas de concreto y vidrio, y por el otro está la arquitectura del imperio Tártaro, que es toda construcción que refleja elecciones arquitectónicas que no entran en la categoría moderna.
Sin embargo, respecto al uso de materiales como el concreto, el vidrio y el plástico en la actualidad, la tendencia se debe al bajo costo de estos insumos y no precisamente a la inclinación arbitraria por estructuras modernas.
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Tartaria, ¿mito o realidad?
Para entender mejor la mítica teoría en torno al imperio Tártaro es necesario entender que aunque nunca hubo un imperio como tal, el término Tartaria sí era utilizado para referirse de forma general al territorio entre el centro y norte de Asia.
Años atrás, la palabra se utilizaba en países como España para referirse a toda la región que comprendía el área central y septentrional del continente asiático. Cartógrafos de la época utilizaban también el término como un elemento que les resultaba de mayor conveniencia, pues agrupaba de forma general un territorio al que no se asociaba mayor interés comercial en la época.
Para los teóricos del imperio Tártaro los mapas en los que figura la llamada Tartaria reúnen evidencia suficiente para suponer que el territorio fue eliminado de forma intencional por fines políticos. Ante esto, expertos en cartografía hacen un llamado a entender que los mapas no han tenido siempre la precisión de la que gozan hoy en día.

En el pasado, los cartógrafos debían valerse de los relatos de exploradores para representar de forma visual territorios poco conocidos, ya sea porque no había suficiente interés comercial o político para incentivar su exploración. De modo que los mapas más antiguos no pueden considerarse precisos, pues se construían a partir de observaciones sesgadas.
Aunque la historia demuestra evidencia suficiente que respalda el uso de Tartaria para referirse a una zona específica de la Asia central, no hay evidencia que apoye la existencia del imperio Tártaro y, por lo tanto, no puede hablarse de arquitectura tártara sino de la evolución de la arquitectura en sí.
El mito continúa reuniendo seguidores que agrupan y exponen evidencias que, en muchos casos, no son más que factores circunstanciales.
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