lunes, 11 de diciembre de 2023
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La primera cumbre de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas, APEP

Enrique Daza, Columnista

Enrique Daza

Exsecretario de la Alianza Social Continental y de la Red Colombiana frente al Libre Comercio, Recalca. Director del Centro de Estudios del Trabajo, Cedetrabajo

Colombia fue uno de los once países de América Latina que se vincularon a la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas, APEP, otra de las iniciativas propuestas por Estados Unidos.

La nueva agrupación busca reverdecer la influencia estadounidense en la región, tiene gran importancia geopolítica e intenta alejar a China del Continente.


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Este no es un mecanismo de integración regional sino de subordinación a Estados Unidos, sin el nivel de detalle que tuvo el ALCA, y, por tratarse de un acuerdo político general, no necesita pasar por el Congreso de Estados Unidos y tan solo contiene formulaciones generales sin financiamiento concreto. Tampoco es vinculante, como lo sería un tratado.

Desde que Bill Clinton convocó en Miami la primera Cumbre de las Américas en 1994, el propósito de la Casa Blanca fue crear un gran tratado de libre comercio que abarcara a los 35 países del Continente, el Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA.

El propósito fracasó en 2005, durante la IV Cumbre de las Américas y después de nueve rondas de negociación en las cuales se invirtieron multimillonarios recursos. Las nueve cumbres efectuadas se realizaron dentro del marco de la Organización de Estados Americanos, OEA.

Como no logró concretar el ALCA, Estados Unidos optó por suscribir tratados de libre comercio bilaterales con Centroamérica y República Dominicana, Chile, Perú y Colombia.

La OEA, un instrumento dócil de los gobiernos a Washington, comenzó a registrar fuertes desavenencias en su seno, tanto que en la última Cumbre de las Américas, realizada en Los Ángeles, la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela fue repudiada por los presidentes Andrés Manuel López Obrador, de México; Luis Arce, de Bolivia, y Xiomara Castro, de Honduras. ​


Del mismo modo, los mandatarios Johnny Briceño, de Belice; Gabriel Boric, de Chile, y Alberto Fernández, de Argentina, repudiaron en sus discursos la decisión de Joe Biden de decidir unilateralmente cuáles países podían o no ser parte de la Cumbre, además de criticar abiertamente la posición de Estados Unidos sobre las sanciones a Cuba y Venezuela.

La creación de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas – APEP había sido propuesta en 2022 por el presidente Biden en la Novena Cumbre, realizada en Los Ángeles. Le convenía contar con una asociación de bolsillo, en vista de que sus iniciativas no tenían ahora tan fácil trámite en el seno de la Cumbre de las Américas.

La nueva organización llevó a cabo su primera Cumbre en Washington a comienzos de noviembre de 2023. Fue una reunión de pocas horas, en la cual participaron ocho presidentes.

Además de Estados Unidos, asistieron Canadá, República Dominicana, Perú, Chile, Colombia —Petro llegó a la cita un poco tarde—, Uruguay, Costa Rica, Ecuador y Barbados. Por parte de México asistió la canciller Alicia Bárcena, y por Panamá también la canciller. En total, 11 países de los 35 que pertenecen a la OEA.

Hubieran podido estar Paraguay y Guatemala, que votaron en la última asamblea de la ONU en contra de la condena a Israel por sus acciones en Gaza, pero Guatemala está en medio de un cambio de gobierno que posiblemente replantee su política internacional.

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En el caso de Paraguay, su expresidente Cartes fue sancionado por Estados Unidos por corrupción. Su sucesor, Santiago Peña, escogido por él, es fiel aliado de Washington aunque también son impresentables sus niveles de corrupción, “but he is our son of a bitch”. 

Todos los países participantes, salvo Barbados, Ecuador y Uruguay, han suscrito acuerdos de libre comercio con Estados Unidos.


En el caso de Uruguay, su presidente, Lui Lacalle Pou, al borde de un juicio político por corrupción, aspira a acordar una especie de tratado libre comercio con Estados Unidos, pero sin los inconvenientes que podría tener con Mercosur. Ecuador está en el tránsito hacia un nuevo gobierno.

El asunto de las migraciones, aunque reviste gran importancia, fue abordado recientemente en otras reuniones como la Cumbre Regional sobre Migraciones de Palenque, México (22 de octubre de 2023). 

El tema está sujeto a las definiciones que haga Estados Unidos sobre la política migratoria para detener la afluencia de migrantes, reteniéndolos en sus lugares de origen o de tránsito, con ayuda financiera proporcionada por el gobierno de Washington, como es el caso de su programa Movilidad Segura.

Salvo presentar a la opinión interna estadounidense el mensaje de que Biden está atendiendo seriamente el asunto, con miras a las elecciones del año entrante, no hubo nada nuevo.

La declaración de la Cumbre sigue el formato de las decenas de declaraciones internacionales sobre desarrollo inclusivo, competitividad e integración regional, buena gobernanza e infraestructura, entre otras. 

Crea un mecanismo organizativo estable con los países más cercanos, “socios y aliados de confianza”, que en la práctica sustituye a la Cumbre de las Américas y a la OEA. 

Los firmantes de la declaración de Washington se comprometen a promover la adhesión de nuevos miembros, invocan la implementación de las decisiones de la OMC y destacan el papel del Banco Mundial y del BID. Todos formados en la fila y sin chistar, incluido Petro.


La prensa regional destacó que el propósito de la Cumbre fue ofrecer a Estados Unidos como alternativa a la iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda propuesta por China y a la que han adherido 23 países latinoamericanos, más de los que asistieron a la Cumbre de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas – APEP.

Las propuestas de Estados Unidos se dirigen a fortalecer las cadenas de suministro y a crear fondos que permitan invertir más en soluciones climáticas que en acuerdos integrales de reducción de aranceles con nuevos socios —léase nuevos tratados de libre comercio—, ya que esa tarea ya está hecha.

La disputa con China está implícita en la afirmación de que “nos proponemos establecer las Américas como sede de las cadenas regionales de valor y suministro más competitivas, inclusivas, sostenibles y resilientes del mundo”.

Con la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas – APEP Estados Unidos no está renunciando al fortalecimiento del control de su “patio trasero” sino adaptándolo a las nuevas circunstancias, en las cuales los alineamientos geopolíticos ocupan un lugar primordial. 

En suma, quiere seguir contando con un destacamento de líderes activistas que promuevan sus enfoques, por el estilo de César Gaviria y Luis Almagro en la OEA.

Gustavo Petro participó en forma entusiasta en la reunión casi inmediatamente después de su viaje a China, y, a diferencia de Gabriel Boric, no adhirió a la iniciativa de la Franja y la Ruta. 

Como siempre, Petro sigue poniendo una vela a Dios y otra al diablo, jugando en todas las canchas, pero a pesar de sus diferencias, con quien tiene compromisos más sólidos es con la potencia del Norte.