Aumenta la inseguridad alimentaria en 2024: más de 340 millones de personas afectadas
La inseguridad alimentaria aguda alrededor del mundo ha crecido un 10 % este año. Conflictos, cambio climático y desigualdad global son agravantes de la crisis.
La inseguridad alimentaria aguda sigue siendo una de las mayores crisis humanitarias del mundo. Cifras del Programa Mundial de Alimentos (PMA) revelan que actualmente cientos de millones de personas son afectadas por esta problemática.
Estudios del PMA revelan que la violencia contra trabajadores humanitarios, el cambio climático y los conflictos políticos complejizan aún más el panorama.
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Más de 340 millones de personas afectadas
El número de personas que padecen inseguridad alimentaria aguda alrededor del mundo ha alcanzado niveles alarmantes. Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), en 2024 esta crisis ya ha afectado a 343 millones de personas en 74 países, lo que representa un aumento del 10 % en comparación con el año anterior. Estas cifras son apenas inferiores a los récords registrados durante la pandemia de COVID-19.
De acuerdo con el PMA, de los afectados, 1,9 millones están al borde de la hambruna en lugares críticos como Gaza, Sudán, Haití y Sudán del Sur.
En América Latina y el Caribe el panorama también es desafiante. Según el más reciente informe del PMA, el número de afectados por la inseguridad alimentaria en la región asciende a 40,8 millones de personas, de las cuales 14,2 millones requieren asistencia urgente.
El PMA estima que necesita 16.900 millones de dólares para poder ayudar a 123 millones de las personas más vulnerables en 2025, una cantidad que equivale al gasto mundial en café en solo dos semanas. Estas cifras reflejan la magnitud del problema y la insuficiencia de los esfuerzos actuales para enfrentarlo.
En Colombia, ¿cómo va la seguridad alimentaria?
Un informe del PMA revela que en 2023 el número de colombianos en inseguridad alimentaria moderada o severa disminuyó de 15 a 13 millones, gracias a mejoras económicas y estrategias colectivas. Sin embargo, la mitad de los hogares sigue siendo vulnerable ante riesgos climáticos y económicos, como la variación de precios de alimentos y fenómenos climáticos extremos.
Según datos de la organización, el 43 % de las familias enfrentó dificultades para acceder a alimentos en los últimos seis meses, lo que las obligó a recurrir a medidas como reducir comidas, gastar ahorros o adquirir deudas. Las áreas rurales muestran mayor inseguridad alimentaria (31 %) que las urbanas (24 %), aunque estas últimas concentran más afectados debido a su alta densidad poblacional.
El conflicto armado también influye, afectando al 11 % de los hogares encuestados. Datos del PMA revelan que la problemática de inseguridad alimentaria golpea con mayor severidad a La Guajira, llegando a afectar a más de la mitad de la población (59 %).
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El cambio climático agrava la inseguridad alimentaria aguda
El cambio climático agrava la inseguridad alimentaria aguda, lo que puede afectar cultivos, recursos hídricos y economías vulnerables. En la reciente COP29, los países ricos propusieron aportar 250.000 millones de dólares anuales para ayudar a las naciones en desarrollo a enfrentar las consecuencias del calentamiento global. Aunque este compromiso busca mitigar los efectos del cambio climático, organizaciones civiles consideran que es insuficiente y carece de claridad sobre cómo se recaudarán los fondos.
“Es un insulto que estemos negociando vidas mientras millones de personas sufren hambre”, comentó Namrata Chowdhary, de la organización 350.org. La falta de acciones concretas no solo retrasa la transición energética, sino que también perpetúa la inseguridad alimentaria aguda en las regiones más afectadas.
Ahora bien, la inseguridad alimentaria aguda no puede ser ignorada. Los recursos disponibles para enfrentarla son insuficientes, y las políticas internacionales necesitan una reorientación urgente hacia soluciones sostenibles y equitativas.
La violencia contra trabajadores humanitarios, la falta de financiamiento climático y las medidas que priorizan el control sobre la justicia social son señales de un sistema global que requiere cambios profundos. Es importante que exista un esfuerzo conjunto y compromisos reales para así garantizar un futuro en el que nadie padezca hambre extrema.