Crisis de ingreso de los cafeteros, origen y soluciones

Óscar Gutiérrez
Director ejecutivo de Dignidad Agropecuaria Colombiana. [email protected]
Viven los caficultores y la caficultura nacional una crisis de ingreso, una más de las crisis recurrentes a las que los tiene sometidos, desde hace muchísimos años, los especuladores de la bolsa de valores de Nueva York, las multinacionales que controlan la industria, comercialización y distribución del grano, al por mayor y al detal, en grandes superficies y en cafeterías, en el mercado mundial.
Está no es la primera crisis y, si sigue funcionando el mercado —que es monopólico y está plagado de especulación en las bolsas de valores—, tampoco será la última. La afirmación se deriva del conocimiento y análisis que enseñan la realidad y el origen de los problemas.
Le puede interesar: Campesinos de la Costa instan al gobierno a buscar soluciones para la yuca en Colombia
Empecemos por señalar que entre los años 1962 y 1989 se estableció un acuerdo entre países productores y países consumidores que definió una franja de precios que tenía como base un precio piso de USD $1,20 dólares la libra y un precio techo de USD $1,40.
El Acuerdo Internacional del Café (AIC), como se le llamó, tenía mecanismos que permitían, de alguna manera, regular el mercado. Aunque no respondía a precios justos, sí permitió un ingreso y cierta estabilidad para los productores del grano en el mundo.
También permitió fijar unos precios que facilitaron a multinacionales, tostadores y otros intermediarios aumentar sus ganancias y gozar de largos periodos de estabilidad en el abastecimiento de la rubiácea.
También tuvo, en todos esos años, cortos períodos en los que escaseó el grano. Así ocurrió en 1976-1978, durante la llamada bonanza cafetera, cuando alcanzó precios de USD $3,20 dólares la libra en la bolsa de Nueva York, aunque no por ello se dejó de aplicar el Acuerdo.
La escasez física del grano, dada la baja producción por las heladas en Brasil, llevó a esta excepción en la aplicación del AIC.
Ahora bien, el origen del Acuerdo se explica por la situación internacional que enfrentaron Estados Unidos y Europa, ante la influencia de la Unión Soviética durante el llamado período de la guerra fría.
Los movimientos nacionales contra el dominio colonial y en lucha por su soberanía, tanto en América Latina como en el África y Asia, llevaron a Estados Unidos a conformar la Alianza para el Progreso en Latinoamérica.
Esta política estuvo destinada a paliar el nivel del enfrentamiento por el control de los mercados y los flujos de capital, a succionar riqueza de las naciones, frenar la presencia de competidores y aumentar el control del mercado por parte de las multinacionales, aunque también a dejar florecer alguna creación de riqueza para el desarrollo de estas naciones.
En 1989, ante el derrumbe de la URSS y el desaparecimiento de la cortina de hierro, y en el marco del cambio en el mercado mundial por la aplicación de la política de libre mercado impulsada por Estados Unidos y Europa, se terminó el acuerdo internacional de cuotas.
Desde entonces, los precios internacionales del grano han estado sometidos a los precios de especulación en la bolsa de Nueva York, el control del mercado por las multinacionales y la diferenciación en las calidades.

En el caso de nuestro país, desde el año 2000 los precios del café también han estado sometidos a la Tasa Representativa del Mercado, es decir, al valor del dólar en pesos y al factor de rendimiento que diferencia la calidad del grano que producen nuestros productores.
Esos cambios conllevan caídas abruptas en el precio internacional y, por lo tanto, en el precio interno; mutaciones constantes en el diferencial cafetero y continuos vaivenes en una economía que, como la nacional, no goza de plena independencia y soberanía.
Lo que se vive son prolongados períodos de bajos precios con cortos periodos de precios relativamente altos, estos últimos casi siempre acompañados de la revaluación del peso que golpea el ingreso de los caficultores.
Lea también: ¿Etiopía, la cuna mundial del café, podría desplazar a Colombia? esto muestran las cifras
A lo anterior deben agregarse los cambios climáticos que afectan por largas temporadas, húmedas o secas, la calidad y la cantidad del café, así como el ingreso de los caficultores.
La caída en el ingreso está estrechamente relacionada con los costos de producción, pues durante largos periodos estos dejan bajas rentabilidades e incluso superan los precios de venta del grano.
Esa situación ha llevado a grandes movilizaciones de los caficultores y de miles de habitantes de los municipios cafeteros. Se pueden reseñar, por lo menos, tres grandes movimientos en los que se han presentado profundas crisis de ingreso y decididas luchas de los afectados en defensa de su patrimonio.
La de 1996, que puso en riesgo más de 120 mil propiedades de cafeteros, las cuales se salvaron gracias a la lucha que se dio por la condonación de las deudas.
En 2001, una nueva crisis de ingreso se resolvió a través de un subsidio alcanzado gracias a la movilización cafetera. Se conoció como el AGC, Apoyo Gubernamental a la Caficultura, y se extendió hasta mitad de 2003.
En el 2012, la crisis se volvió a presentar. La caída del precio internacional, una prolongada revaluación del peso y una merma en la producción por fuertes cambios climáticos llevó a un paro en 2013 que alcanzó, entre otros beneficios para los productores, un subsidio del Estado por un valor cercano a 1 billón 200 mil millones de pesos. Se conoció como PIC, Protección del Ingreso Cafetero.
Hoy se vive, nuevamente, una crisis de ingreso que se puede resumir en la caída abrupta del precio en la bolsa de valores y del diferencial cafetero, en la devaluación del peso frente al dólar y en un aumento del factor de rendimiento.
Frente a esta realidad la solución temporal es la de otorgar, nuevamente, un subsidio al precio de compra en el mercado nacional, que permita que los productores recojan sus costos de producción y obtengan una ganancia que les permita continuar la labor productiva en las mejores condiciones posibles.
Esta vez, se cuenta con el Fondo de Estabilización de Precios del Café (FEPC), que tiene recursos por 330 mil millones de pesos, y con 700 mil millones más que ponga el gobierno se puede subsidiar el precio el precio de compra interno.
También deben adelantarse acciones y políticas para lograr precios de verdad justos en el mercado mundial. Esas son tareas en las que estamos empeñados.