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lunes, 16 de junio de 2025
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Sobre las palabras del ministro de Hacienda en el 92º Congreso de la FNC

Óscar Gutiérrez, Columnista, Mäs Colombia

Óscar Gutiérrez

Director ejecutivo de Dignidad Agropecuaria Colombiana. [email protected]

Comenté, en un artículo escrito el año pasado, el informe del gerente de la Federación Nacional de Cafeteros al 92º Congreso de esa organización.

Prometí, también, que analizaría después el discurso del señor ministro de Hacienda a fin de podernos orientar frente a las propuestas del gobierno y, de alguna manera, plantear iniciativas y alternativas que ayuden a afrontar la crisis del café y de los cafeteros.


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Para cumplir, miraré algunos puntos señalados por el Ministro en su lectura de la situación de la caficultura que hace el gobierno. Mirémoslas en el siguiente orden:

  1. La iniciativa del gobierno de recuperar el mundo agrícola y el papel del café.
  2. Las cooperativas, la venta a futuros y las importaciones del grano.
  3. El Fondo de Estabilización de Precios, los costos de producción, la renovación de cafetales y el precio interno.
  4. La agro industrialización del café y dos asuntos finales, los pasivos de la flota mercante y los adelgazamientos. Y, finalmente, unas conclusiones.

Sobre el primer asunto señalemos que el Gobierno actual plantea “recuperar el mundo agrícola, que quiere decir que en el pasado Colombia llegó a tener 1.200.000 hectáreas dedicadas al café. Hoy solo tiene 800.000. Sin embargo, las familias cafeteras tienen 2 millones y medio de hectáreas. Algunas de ellas combinan con otras actividades”. Aclaro que todos los textos en cursiva son tomados del discurso del ministro de hacienda en el 92º Congreso de la FNC.

En esas circunstancias, dice el Ministro que, si el país dispone de más de 40 millones de hectáreas dedicadas a la producción agropecuaria, se debe pasar de 7 millones ligadas a la agricultura —que se tienen hoy — a 10 millones de hectáreas. Asimismo, señala que los cafeteros deben volver a sembrar 1.2 millones de hectáreas en café, aumentando el área dedicada a los cultivos de exportación.

Y como hay que atender, además, la soberanía alimentaria, la producción de alimentos y aumentar la oferta exportable, se compraría tierra pecuaria para pasarla a tierra agrícola. Lo que se plantea, entonces, es cultivar no 7 millones de hectáreas sino 10.

Muy bueno ampliar la frontera agrícola y sembrar más. El asunto es cómo se hace. Las preguntas son:


¿Van los cafeteros, en medio de esta crisis, a aumentar en 400 mil hectáreas sus cultivos de café? ¿Cuáles son los exportables a sembrar? y, en cuanto a la soberanía alimentaria, ¿qué es lo que se va a sembrar? ¿Eso se hará sin modificar, renegociar o acabar los TLC?

Y, ¿quiénes son los que van a cultivar y que van a cultivar, en las 2 millones 600 mil hectáreas más? ¿Cómo se va a adelantar esa tarea y dónde están los recursos para la misma? De esto nada ha explicado el Ministerio de Agricultura.

Afirma el ministro Bonilla que un asunto a tratar es el de las compras de café a futuros y lo hace en medio de reflexiones acerca de la dependencia que tienen los precios del café colombiano de lo que pasa en Brasil. Habla de una minibonanza en los últimos años y acota que, por pensar en lo que pasa en el Brasil, se malogró el mecanismo de la compra de café a futuros.

Dice: “Hoy estamos aterrizando de esa mínima bonanza y el estornudo del Brasil pasó. ¿Y hoy nos seguimos preguntando y qué pasa en Brasil para ver a qué precio podemos vender? El mayor daño que hizo esta bonanza fue la pérdida de credibilidad del mercado de futuros. Ese fue el mayor daño. Porque cuando firmaron los acuerdos de futuros nadie pensaba en el estornudo del Brasil. Solo pensaba en que había algo de estabilidad”.

Se discrepa en el análisis de lo sucedido. Si se hubiera entendido el faltante de café arábigo que tendría el mundo por la pérdida que anunciaron los productores brasileros de 15 millones de sacos de café arábigo y la Federación Nacional de Cafeteros hubiera actuado en consecuencia, no se hubiera puesto a los cafeteros, las cooperativas y al FoNC a jugar a la especulación y nada de eso habría sucedido.

La oferta de ingresos hecha a través de la compra a futuros fue superada ampliamente y el mercado y la entrega de futuros se derrumbó, llevando a la crisis a cafeteros y cooperativas, y generándole una pérdida voluminosa, de más de 28,5 millones de dólares, al FoNC.

Frente a esa realidad, el Ministro plantea que se deben reconstruir las cooperativas y el papel que deben jugar, apostando a ser facilitadoras de crédito e insumos; centros de acopio que pueden garantizar la calidad del grano y, un asunto que no tiene explicación en lo dicho por el Ministro, y es que neutralizan las importaciones de café.


Pero, aparte del análisis y de hablar de conversaciones con la Federación, nada se propone en concreto para atender la crisis derivada de los negocios de especulación que promovió la FNC.

Y, de ahí, pasa a hablar de las importaciones del grano, dándoles una connotación que debe tenerse en cuenta. Café importado para la industria, el mercado interno y la exportación de solubles, y café importado para exportar verde.

Queda abierta la aceptación de la importación de café para atender la producción de solubles para el mercado interno. Queda aceptado no consumir fundamentalmente nuestras pasillas sino las pasillas y cafés “basura” importados.

De lo anterior, se deriva la plantación de cafés robustas en el país para producir materia prima para las mezclas que están haciendo los industriales, con muy contadas excepciones, para abastecer el mercado nacional y exportar cafés solubles. Sigue lo que impuso el mercado, es decir, que el café arábigo se utilice para la mezcla con robustas. Como ocurre en el mundo entero.

Pásese, a renglón seguido, a hablar de la renovación de cafetales. Que lo hagan las familias cafeteras organizadamente y se requieren cafetales sanos y renovados, construir el futuro cafetero y será la ministra de Agricultura quien explicará el proceso.

Se conoce que el Ministerio de Agricultura destinará 35 mil millones de pesos con unas condiciones a las que solo accederán pequeños productores de menores ingresos. Se estima que con esta inversión se beneficien cerca de 17.500 pequeños caficultores del país para la renovación de 7.800 hectáreas.

Se anuncian, además, otros recursos para 2024 y cero respaldos a pequeños productores —de más ingresos—, medianos y mayores. Esta es una política que no resuelve la renovación de cafetales ni la siembra de nuevas hectáreas.


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Lo planteado por el gobierno es más café, más siembra, más renovación. Y, ¿qué del precio de venta del producto? La salida, señala, está en el Fondo de Estabilización del Precio del Café, FEPC.

Sin embargo, lo que tiene no alcanza para atender las caídas de precio del grano; tampoco está formulada una política que defina cómo se va a usar el Fondo, en cuáles condiciones, a quiénes arropará en las crisis y, sobre todo, cuál será el costo de producción que se tomará como referencia, la metodología para definir el mismo ni cómo participarán los productores en la definición del costo de producción de su producto.

Sin embargo, el Ministro señala lo siguiente: Entonces el punto es primero hay un acuerdo. Utilicemos de corto plazo. El piloto del CRECE. Construyamos el instrumento para que en adelante la Federación tenga un instrumento. Ese instrumento significa que lo va a hacer, que lo va a ejecutar la Federación y lo va a hacer acompañado de equipos técnicos de los ministerios de Agricultura y Hacienda. Lo van a seguir haciendo.

Entonces, ahí ya están formulados algunos procesos de ajuste. Pero esos procesos de ajuste vertical no nos sirven porque no tenemos los datos. Van a empezar. Nos servirá para adelante. ¿Qué sigue? Que tenemos una herencia a los precios nacionales y a los precios internacionales que se van ajustando con la distorsión de la bonanza”.

Y concluye: Hay una pequeña brecha entre el precio internacional y el costo identificado en el estudio del CRECE. Entonces estamos en el momento de decidir cuándo se pone en marcha el sistema de estabilización de precios del café y hasta dónde alcanza.

Solo hay 330 mil millones. Hasta dónde alcanza y por dónde lo hacemos. No, ya hay una experiencia en Colombia que ustedes la presentaron los años 2012, 2011, 12. Esa experiencia ya dijo por dónde era que se podía avanzar. Tomémosla y miremos hasta dónde trabajamos para identificar el momento de poner en marcha el plan de estabilización de precios. Pero está mal financiado”.

En conclusión, de lo dicho por el Ministro —después de dos meses — nada se ha determinado en cuanto al precio interno de referencia, entendiendo que hay un estudio del CRECE que lo define, incluso con diferencias regionales.


Sin embargo, no se ha discutido con los productores, no se han definido las metodologías con las que se elaboró el mismo y no se ha avanzado en los mecanismos de financiación que permitan asumir la tarea de ajustar la diferencia entre precio interno y precio internacional para que recoja las pérdidas que hoy soportan la gran mayoría de caficultores empresariales nacionales y decenas de miles de productores campesinos.

Tal vez en lo único que puede presentarse un avance está en el ultimo punto de las palabras del Ministro y es que podría pensarse en aumentar en un centavo de dólar el Fondo de Estabilización de Precios del Café, con lo pagado por la FNC, para atender las pensiones de la Flota Mercante Grancolombiana.

El Ministro también le pide a la FNC cuentas sobre este asunto, que considera ya debería estar finiquitado. No obstante, no se conoce a ciencia cierta si el interés del ministro de Hacienda implica que sea el gobierno nacional quien asuma el pago de esas pensiones.

Para finalizar deben señalarse dos asuntos. Uno, el Ministro reconoce que “igualmente encontramos que la Federación está en un proceso que nos parece ajustado y atinente, que es adelgazar. Una cosa es una federación en bonanza. Y otra cosa una federación en distorsión de precios”.  

Y dos: “Quiero cerrar simplemente diciendo al gobierno nacional le interesa fortalecer el mundo agrario y le interesa fortalecer el mundo agroindustrial. ¿Eso significa en el caso del café? Muy buena cosecha, Muy buena selección. Muy buen proceso, en donde identifiquemos el café que se puede vender soluble. No sé si la palabra la utilicé bien. Y el café. Que se puede transformar agroindustrialmente. Y que eso que se puede transformar industrialmente nos dé otras cosas y entonces tengamos valor agregado, que es lo que siempre el mundo agrícola colombiano reclamó”.

Aquí se abre una interesante discusión que no alcanzamos a detallar en este artículo pero que queda planteada y que debe darse. En efecto, una cosa es hablar de exportar materia prima sin valor agregado, café verde, y otra muy diferente exportar producto terminado, cafés solubles listos para poner en grandes superficies o en pequeños supermercados, al alcance de los consumidores.

Aquí debe servirnos de referencia el café liofilizado o Buen Día, como se llama ahora. Sobre este asunto ya se hizo un anuncio de construir una fábrica de café liofilizado en Pitalito, Huila.


Y en esas condiciones el Ministro concluye lo siguiente: “Pongámonos como meta que no solamente pasemos de 7 a 10 millones de hectáreas en agricultura, sino que pasemos de 800.000 a 1.200.000 la tierra cafetera de esas 2 millones y medio de hectáreas que tienen los cafeteros. También contribuyamos a mirar qué otras alternativas y cómo consolidamos el presupuesto de las familias cafeteras”.

A manera de conclusión, puede señalarse que sobre los asuntos de mayor importancia para los productores, que les permitan salir de la crisis del café, no se plantearon, ni trazaron, ni hubo anuncio o puesta en marcha de unas políticas públicas claras.

Es más, el Gobierno ni siquiera reconoce una crisis de precios en el mercado del grano. Escasamente habla de un ajuste internacional de precios, derivados de la minibonanza que se tuvo en los últimos años.

En esas condiciones, los cafeteros deben tomar con seriedad la situación que atraviesan, adelantar acciones de unidad y prepararse para enfrentar los retos que la realidad les impone.