Davos: ¿Ha mejorado el estado del mundo el FEM?

Fernando Morales-de la Cruz
En 1971, el Dr. Klaus Schwab, entonces un desconocido profesor alemán, lanzó el Simposio Europeo de Management en Davos, que en 1987 se convirtió en el Foro Económico Mundial. En 1989, el FEM adoptó el lema «emprendimiento en el interés público mundial», y desde entonces se ha convertido en el grupo de presión empresarial más poderoso del mundo, con cerca de 1.000 empresas, entre estas las más importantes del mundo.
Según el FEM, en 1997: «Para subrayar su propósito y enfoque, el Foro Económico Mundial añadió a su logotipo la declaración de su misión: comprometidos a mejorar el estado del mundo».
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Aunque es imposible no admirar el éxito del Dr. Schwab al crear el FEM y realizar anualmente las impresionantes cumbres de Davos desde hace más de medio siglo, que reúnen a miles de los más altos líderes empresariales, académicos y políticos, así como a cientos de periodistas de primera línea, el FEM ha fracasado estrepitosamente en su compromiso de «mejorar el estado del mundo» en las cadenas de suministro de sus miembros corporativos.
Como periodista y activista de derechos humanos, llevo más de diez años investigando la miseria, el hambre, la malnutrición, el trabajo infantil y el trabajo forzoso en las cadenas de suministro de las empresas, lo he hecho colaborando con periodistas de todos los continentes.
La realidad es que hay miseria, hambre, desnutrición infantil, trabajo infantil y trabajo forzado en las cadenas de suministro. El trabajo infantil y el trabajo forzoso son habituales en las cadenas de suministro de cientos de empresas miembros del FEM, y hay muchos periodistas que han demostrado que hay trabajo infantil en la fuerza laboral de los miembros corporativos del FEM, incluso dentro de los EE. UU.
Mientras el Dr. Klaus Schwab y la poderosísima maquinaria propagandística del FEM afirman que están «mejorando el estado del mundo», apoyan ESG y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los modelos de negocio de muchos de sus miembros son lo contrario de ESG y los ODS.
54 años después de la creación del FEM y días antes de su jubilación, el Dr. Schwab ni siquiera puede afirmar que haya eliminado la miseria, el hambre, la malnutrición infantil, el trabajo infantil o el trabajo forzoso en las cadenas de suministro del café, té, chocolate o azúcar que se sirven en la sede del FEM en Ginebra o a los participantes de la élite que acudirán a Davos en los próximos días.
En la actualidad hay más de 75 millones de niños y millones de esclavos, trabajando en las cadenas de suministro de 2.500 participantes en el FEM. La pobreza extrema en las cadenas de suministro de las empresas es generalizada, aunque estas empresas generen en conjunto billones de dólares estadounidenses en beneficios.
Desde su creación, los miembros del Foro Económico Mundial nunca han mantenido un debate serio sobre la urgente necesidad de cambiar los modelos de negocios para erradicar la pobreza, acabar con la explotación, eliminar el trabajo infantil o deshacerse de la esclavitud moderna con el poder de las empresas. Lo mismo puede decirse del FEM de sus miembros corporativos y el medio ambiente.
Es imposible afirmar que la mayoría de los miembros corporativos del FEM hayan mejorado el estado del mundo protegiendo el medio ambiente, teniendo en cuenta que entre sus miembros están la gran mayoría de las empresas que más contaminan el planeta.
También es imposible llamar a los modelos de negocio de la mayoría de los miembros corporativos del FEM «Stakeholder capitalism», o «capitalismo participativo» o parte de «una economía global que funciona para el progreso, las personas y el planeta», como afirma el Dr. Schwab.
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He estado en Davos durante el FEM 15 veces desde 2007. He tenido la oportunidad de sostener reuniones informales con jefes de gobierno, directores generales, miembros del consejo de administración, accionistas, académicos de alto nivel y también con cientos de periodistas de altura, que olvidan en Davos que el papel más importante de los verdaderos periodistas es cuestionar a los poderosos, exigirles rendir cuentas, y no servir de mensajeros de las élites.
En 2012, gracias a HP y DHL, lancé mi campaña personal de arte pop «Davos: ¿Igualdad de género? Realidad al Revés», porque a pesar de que el FEM hablaba constantemente de igualdad de género, no había querido invitar a su cumbre de Davos ni siquiera a un 20% de mujeres, algo a lo que se había comprometido años antes.
Muchos CEO que me conocían se rieron en 2012 de mi campaña personal por la igualdad de género lanzada en los escaparates de una pizzería de la calle principal de Davos. Unos días antes del FEM 2013, Catherine Hickley, de Bloomberg, me llamó y publicó el reportaje «Davos Collage Spoofs Old Boys Conclave, Lack of Women» sobre mi campaña de arte pop que desafiaba al club de hombres más poderoso del planeta.
Tras el reportaje de Bloomberg, se publicaron cientos de artículos en todos los continentes sobre «Davos: ¿Igualdad de género? Realidad al Revés» y miles sobre la ausencia de mujeres en las cumbres del FEM. Escribo sobre mi acción para defender el derecho de las mujeres a liderar en Davos y en todos los sectores de la sociedad porque demostró que cuando los periodistas dejan de ignorar un tema pueden provocar un cambio, incluso en Davos. Todos los periodistas que cubren Davos deben dejar de ignorar la explotación, y los inversores deben exigir a las empresas #RealESG, #CeroHambre, #CeroTrabajoInfantil y #CeroEsclavitud.