Desafíos y reflexiones sobre los Médicos Integrales Comunitarios en Colombia

Erwin Hernández
Médico de la Universidad de La Sabana, PhD. en investigación clínica, Magíster en Atención Primaria en Salud, Magíster en Gobierno y Dirección del Sistema Sanitario. Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana.
Desde sus cimientos, la formación de nuevos médicos en Colombia ha estado enfocada en brindar atención en salud para las enfermedades más frecuentes del país y que demandan tratamientos especializados.
Sin embargo, el personal médico en Colombia, a 2023, es insuficiente para responder a las necesidades de la Nación. Según el Ministerio de Salud, para 2023 se cuenta con 130 mil médicos, de los cuales 100 mil son médicos generales y 30 mil son especialistas. Lo anterior sin contar los 6 mil nuevos médicos que se gradúan cada año.
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Actualmente, sumado a otros problemas que tiene el sistema de salud, se está discutiendo una reforma a la salud en el Congreso de la República.
Ante la falta del talento humano en salud, en los últimos meses ha surgido una propuesta audaz: la posibilidad de traer o convalidar los títulos de los Médicos Integrales Comunitarios (MIC) de Venezuela, con la intención de potenciar la atención médica en las zonas rurales y de difícil acceso del país.
Esta discusión se retomó en el pasado mes de julio por una alerta del Colegio Médico Colombiano (CMC), quien manifestó la intención de algunos sectores de retomar el tema de los Médicos Integrales Comunitarios en Colombia.
Pero, esta no ha sido una propuesta promovida por el Ministerio de Salud, ni por el Ministerio de Educación, ni tampoco, por otras agremiaciones como ASCOFAME (Asociación Colombiana de Facultades de Medicina), quienes reconocen las dificultades y limitaciones de la propuesta.
Algunos congresistas son los que la han venido impulsado desde el año pasado. Primero, con la llegada del nuevo Gobierno y, segundo, a través de la discusión de la reforma a la salud. Pero ¿es realmente conveniente adoptar este enfoque y dar cabida a los Médicos Integrales Comunitarios en el sistema de salud colombiano?
El primero de los aspectos por considerar es la diferencia en el modelo educativo entre la Medicina Integral Comunitaria de Venezuela (la cual está basada en la Medicina General Integral de Cuba) y el sistema de educación médica en Colombia.
Mientras que en Colombia se hace énfasis en las especialidades médicas, los hospitales y la atención primaria en salud, en países como Cuba y Venezuela se prioriza la preparación de los médicos para trabajar en áreas remotas y de difícil acceso.
Esta divergencia implica que la formación de los Médicos Integrales Comunitarios no se centra en alcanzar niveles académicos equivalentes a los del médico colombiano, los cuales son reconocidos en el mundo por su excelente formación y habilidades clínicas adquiridas.
En cambio, la formación de los MIC se centra en una capacitación para brindar atención médica básica en contextos con limitados recursos y acceso a servicios de salud.
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Un segundo punto crucial por considerar es la evaluación de los Médicos Integrales Comunitarios en Venezuela, que ha suscitado inquietudes.
Algunos médicos especialistas y expertos en educación médica en Venezuela han señalado que los MIC no cuentan con las competencias profesionales que se consideran “indispensables” para ejercer la medicina de manera adecuada y que carecen de suficientes competencias clínicas.
Además, la tasa de aprobación y el nivel de competencia alcanzado al final de su proceso formativo han planteado cuestionamientos sobre la calidad de la formación recibida.
Estos elementos ponen de manifiesto que los Médicos Integrales Comunitarios en Venezuela podrían no ser suficientes para garantizar una atención médica de calidad en Colombia.
Otro factor crítico que merece análisis es el potencial impacto de la llegada de los Médicos Integrales Comunitarios a Colombia sobre la competencia laboral y la calidad de la atención médica.
La incorporación masiva de profesionales de la salud formados en un modelo educativo diferente podría generar tensiones entre los médicos colombianos y los MIC, lo que podría traducirse en conflictos en el sector salud.
Además, la calidad de la atención médica ofrecida podría verse comprometida si los Médicos Integrales Comunitarios no cuentan con las competencias necesarias para brindar atención en un contexto diferente al que conocen, principalmente de tipo clínico. En última instancia, esto podría poner en riesgo la salud y el bienestar de los pacientes.
En ese sentido, en lugar de depender de la importación o convalidación de títulos de los Médicos Integrales Comunitarios, es fundamental explorar alternativas que puedan garantizar una atención médica de calidad en las zonas rurales y de difícil acceso en Colombia.
Una opción viable es invertir en la formación de médicos colombianos en Atención Primaria en Salud y para la atención integral de enfermedades que requieren abordajes especializados.
Al potenciar las capacidades de los profesionales médicos nacionales, se podría asegurar que estén plenamente preparados para enfrentar los desafíos de salud que caracterizan a estas regiones y, al mismo tiempo, evitar problemas de competencia laboral en el sector.
Es importante aclarar, nuevamente, que la propuesta de traer o convalidar títulos de los Médicos Integrales Comunitarios no es una iniciativa que provenga en su totalidad del Gobierno, pues ni el Ministerio de Salud y Protección Social ni el Ministerio de Educación han planteado oficialmente esta medida.
De hecho, el Ministerio de Educación considera que el programa de los Médicos Integrales Comunitarios no tiene una “equivalencia razonable” con los programas de medicina en Colombia y que no existe un programa similar en el país con el que pueda convalidarse, pues el número de créditos de los MIC es equivalente a un 30% de los programas de medicina en Colombia.
Esta distinción es vital para comprender que la decisión de adoptar o rechazar esta propuesta debe ser abordada de manera integral y fundamentada en análisis técnicos, pues la cuestión de si es conveniente traer o convalidar los títulos de los Médicos Integrales Comunitarios no puede ser tomada a la ligera.
La diferencia en el enfoque educativo, los desafíos de evaluación y calidad, así como los riesgos de competencia laboral y calidad de atención médica demandan un análisis profundo y una toma de decisiones informada.
En ese sentido, en lugar de basarse en la importación de profesionales de otros países, es esencial invertir en la formación de médicos colombianos que estén plenamente capacitados para abordar las necesidades de atención médica en las regiones más vulnerables y continuar en la apuesta de construir desde adentro.
Referencias de la columna
Tuberquia Y. ¿Médicos integrales comunitarios en Colombia? Medellín: El Pulso, 2023.