Esos ambientalistas: la sostenibilidad como respuesta

Miller Preciado
Ingeniero agrónomo, especialista en gerencia, MBA con énfasis en Finanzas y estudios de alta gerencia internacional. Gerente de Operaciones de Elite Blu, empresa exportadora de arándanos.
En los inicios de mi carrera solía escuchar en muchas ocasiones y de manera peyorativa como se referían a las personas que abogaban por la sostenibilidad agrícola y por el desarrollo agropecuario armonioso con el medio ambiente y los ecosistemas.
Escuché a empresarios agrícolas y personas relacionadas con el gremio calificar a estos defensores como “esos ambientalistas” que obstaculizaban la ejecución de planes de desarrollo empresarial, impidiendo así la construcción del futuro, el progreso y la generación de empleo.
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En algún momento, debido a ignorancia y falta de experiencia, también me sumé a esas filas; no lograba entender por qué se debía detener el progreso empresarial por darle relevancia a un árbol nativo, sin comprender por qué dicho árbol, por ejemplo, era vital para el ecosistema, para la sostenibilidad y el futuro.
Hoy, en retrospectiva, podemos afirmar con seguridad que aquellos a quienes se referían despectivamente como «esos ambientalistas» tenían razón. El desarrollo de la agroindustria puede y debe estructurarse a través de planes concretos de protección y preservación de los ecosistemas y la diversidad.
Nunca antes ha sido tan relevante construir una agroindustria consciente y comprometida que brinde empleo y oportunidades a millones de personas que necesitan empleos dignos en el campo.
Esta agricultura debe ser un ejemplo no solo de resiliencia, sino también de contribución a la humanidad desde la perspectiva de la protección del ecosistema y el planeta. Proteger el agua, las especies nativas y la asombrosa biodiversidad que coexiste con los entornos de producción es un deber ineludible.
Si estamos de acuerdo en que la agricultura es la piedra angular del sustento de la humanidad, la agricultura sostenible debe ser el enfoque y la visión de todos los apasionados por el agro sean empresarios, gobiernos o trabajadores agrarios.
Debemos exigir que la producción agrícola se ciña a las premisas de sostenibilidad, generando dignidad en el campo y oportunidades para todos. Como he mencionado en publicaciones anteriores, la agricultura puede desempeñar un papel crucial en la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
De hecho, se espera que el sector agrícola contribuya de manera significativa a la disminución de la pobreza, el hambre y el uso eficiente de los recursos. También se están implementando herramientas tecnológicas que permiten el control y la métrica sobre los recursos naturales, lo que lleva a estrategias que promueven su protección y preservación.
Los agrónomos modernos y las empresas dedicadas a la producción agropecuaria no deben temer a la palabra «preservación» y mucho menos a la «protección ambiental de ecosistemas». Debemos tomar conciencia de que la única forma de mantener negocios sólidos y relevantes en los próximos años y décadas es mediante la integración de la sostenibilidad agropecuaria.
Es fundamental introducir la cátedra de sostenibilidad agropecuaria y forjar un enfoque que permita a nuestros colaboradores entender que esta premisa va más allá de las paredes de las empresas.
Si deseamos un mundo sostenible es imperativo que el sector primario se convierta en un motor que impulse el cambio, ya estamos viendo cómo en muchos cultivos se están integrando buenas prácticas que van más allá de la retórica para convertirse en acciones concretas.
Se está trabajando en la protección de los ecosistemas, el impacto positivo en la producción de alimentos y la creación de conciencia tanto en el consumidor como en toda la cadena de suministro alimentario. Ahora es el momento de integrar estas prácticas esenciales.
Así, pasados varios años, cuando escuchemos hablar de «esos ambientalistas» estaremos claros de la relevancia de su voz, que solo pretendía transmitir un mensaje sobre la importancia de una producción agrícola equilibrada. Es hora de que desde el ámbito agrícola lideremos con una voz fuerte y convincente la forma en que protegeremos nuestro recurso más preciado.
Lograremos una consciencia real de la importancia que tienen para nosotros el suelo, los bosques y las plantas nativas, así como la fauna que habita en estos ecosistemas. Comprenderemos perfectamente cómo esta interacción puede beneficiar directamente la producción de cultivos y cómo puede hacer que nos sintamos orgullosos de tener una agricultura sólida, resistente y más que nunca sostenible.
Esperamos que muchos más de «esos ambientalistas» surjan dentro de la agricultura y que sus voces resuenen desde las aulas hasta las mesas de discusión. La sostenibilidad es un camino ineludible hacia un futuro próspero para todos y la agricultura es la base de ese camino, así que debemos abrazarla y protegerla con pasión y compromiso.
Con una nueva perspectiva y acciones concretas sobre este tema, el desarrollo sostenible se convierte en un objetivo alcanzable. La agricultura del futuro está llamada a ser un faro de esperanza, una fuente de prosperidad y un ejemplo para todas las industrias de cómo la sostenibilidad puede forjar un camino hacia un futuro más brillante.
La naturaleza nos brinda recursos invaluables; depende de nosotros aprovecharlos de manera responsable. Con el enfoque adecuado y determinación podemos asegurar que la agricultura sea el corazón latente de una sociedad sostenible y equitativa.
«Esos ambientalistas” de ayer se han convertido en los visionarios de hoy. La sostenibilidad agrícola y el desarrollo agropecuario en armonía con el medio ambiente son más que ideales; son esenciales.
Hoy abrazamos la sostenibilidad como el camino hacia un futuro mejor, un futuro donde la agricultura es la piedra angular de la resiliencia, el progreso y la prosperidad para todos.