Isla Gorgona: ¿Cárcel, parque natural o base militar?
Andrés Pachón
Abogado investigador, magíster en Derecho Público con experiencia en litigio estratégico. Medio ambiente, derechos y desarrollo. Twitter: @AndresPachonTor
Una isla exuberante llena de riqueza natural y con una potencialidad de investigación científica incalculable, es convertida en una prisión de máxima seguridad, ¡de las peores del mundo! Un penal de condiciones infrahumanas que tenía como centinelas al mar y sus tiburones blancos, y donde escapar era arrojarse a la posibilidad de ser devorado por la naturaleza o aniquilado por el veneno de las serpientes. No se trata de una novela distópica, es la historia real de Gorgona.
Este Alcatraz Colombiano y todos los vejámenes que se cometieron en su imponente paisaje, dejó atrás ese pasado oscuro hace 37 años, luego de una batalla épica, digna de toda admiración, liderada por Cecilia Castillo de Robledo, quien luego de años de lucha —y tras recopilar testimonios— logró mostrarle al país y al mundo que ese fallido experimento debía clausurarse de inmediato, y darle paso a la Isla Gorgona como un Parque Natural Nacional, como en efecto ocurrió en 1984.
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Gorgona alberga inmensos tesoros de biodiversidad. Es el lugar escogido por ballenas jorobadas para tener y alimentar a sus ballenatos, allí transitan orcas, cachalotes, lobos marinos, pingüinos, y también aves, reptiles, peces, anfibios, moluscos. Este santuario natural, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco, es el hogar de delfines, tortugas marinas y cientos de especies, muchas de ellas endémicas, como el lagarto azul o los monos capuchinos. Son 61.000 hectáreas marinas y terrestres de pura vida.
Actualmente, esta joya del Pacífico colombiano es epicentro de investigación científica, de la que se obtiene invaluable información, pues al ser uno de los lugares mejor conservados del mundo mantiene su integridad ecológica, lo que la ha catapultado como la Isla Ciencia de Colombia, en un país que históricamente ha asignado un presupuesto irrisorio a este sector estratégico. Gorgona también tiene gran potencial ecoturístico.
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Pero como si fuera una pesadilla que se repite, ahora quieren convertir la isla en un inmenso radar, y en una base naval que seguramente acabará en manos del Comando Sur norteamericano, pues no en vano es financiada por la Oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia de los Estados Unidos. Mediante Resolución 1730 de 2015, se otorgó licencia ambiental al proyecto de “’Construcción, Operación, Abandono y Restauración de la Estación de Guardacostas en La Isla Gorgona y Obras Complementarias’”, cuya fase de preconstrucción iniciará los primeros días de diciembre de este año.
El proyecto empezó con Santos y lo impulsó el Gobierno de Iván Duque bajo la idea de contribuir “a la seguridad nacional, siendo el medio para contrarrestar actividades ilegales de pesca, narcotráfico, uso inadecuado de recursos naturales y contaminación marítima”. Le correspondería al gobierno Petro que esa pésima e inconveniente iniciativa no se materialice. Pero ante la gran cercanía de su gobierno con la alta dirigencia de Estados Unidos, expresada en reuniones con la CIA, la DEA, el Comando Sur, Usaid y Blinken, entre otros, resulta necesaria una gran presión ciudadana y la movilización de la opinión pública para evitar que este atentado contra los derechos colectivos, el patrimonio natural y la soberanía de nuestro territorio, se concrete.
¿Estará Gorgona condenada a repetir su historia? ¿De paraíso natural recuperado al trajín de una base militar? ¿De Isla Ciencia a Isla Cuartel? ¿Será positivo reemplazar buzos, investigadores, científicos y ecoturistas por generales, arsenal y botas militares? ¿Nuevamente la lucha contra las drogas será usada como excusa para entregarle territorio estratégico a Estados Unidos en claro desmedro de nuestra soberanía?
Frente a semejante amenaza, el país entero debería unirse en un solo propósito: #SalvemosParqueGorgona
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