Los créditos en línea logran la inclusión financiera para la población del común
Los créditos en línea han roto con las barreras de acceso al sistema financiero, como es el caso de las millones de personas que terminan reportadas en Datacrédito por largos períodos de tiempo, o los trámites de papeleo que exigen las entidades bancarias.
Son préstamos que oscilan entre los $100.000 y $1.000.000. Montos que ayudan a que los colombianos resuelvan necesidades económicas inmediatas.
Una de las más reconocidas compañías que otorgan el servicio de créditos en línea es Rapicredit, la fintech colombiana creada por antioqueños, que ha puesto todos sus esfuerzos en incluir crediticiamente a un amplio margen de la población, logrando reducir las brechas de acceso al crédito.
El funcionamiento de los créditos en línea es ágil, sencillo y accesible
Se constituyen como créditos en línea que son de consumo y de corto plazo, es decir que no otorgan montos de préstamos muy altos y el plazo para pagarlos puede ser de uno a seis meses. Están creados con el propósito de satisfacer las necesidades de liquidez de los clientes de manera fácil y accesible.
Los pasos a seguir son sencillos:
- Realizar la inscripción de los datos en la plataforma.
- Definir el monto y plazo del préstamo.
- La entidad evalúa la capacidad financiera y otorga la respuesta de manera inmediata.
- Después de aprobado, el usuario solo debe aceptar los términos, firmar el contrato y esperar su desembolso, que demora máximo un día hábil.
Esta nueva forma de financiación también significa una contención a los trámites de préstamos informales, usureros y, en ocasiones, inseguros. Empresas como Rapicredit ofrecen un servicio en donde la solicitud es gratuita y todos los términos y condiciones se otorgan de manera clara al consumidor.
Miles de personas se han beneficiado de las ventajas que otorgan los créditos en línea
Los créditos en línea son una propuesta de innovación tecnológica a través de la cual las personas obtienen su respuesta de aprobación en cuestión de minutos y el depósito del dinero se genera en máximo un día hábil a la cuenta bancaria.
Para quienes usualmente han estado excluidos del sistema financiero debido a su ubicación geográfica, nivel de ingresos, comportamiento crediticio, entre otros, el despliegue de las Fintech les ha significado acceder a los mismos servicios del sistema financiero, desde su celular o cualquier dispositivo móvil.
En el caso de Rapicredit, por ejemplo, la empresa colombiana suma diez años de experiencia y ha logrado beneficiar al menos a 650.000 personas no bancarizadas, otorgando más de 3.2 millones de créditos en línea, a través de operaciones sencillas y la generación de experiencias personales.
La opción no solo la utilizan personas excluidas del sistema financiero, también quienes simplemente necesitan atender una urgencia como imprevistos, una demora en el pago de la nómina o cualquier situación que no dé espera.
La necesidad de la flexibilización para el acceso al sistema financiero es de vieja data
La aparición de estas fintech ocurre a partir de la expedición de la Ley Sedpes, la cual abre la puerta para que puedan operar entidades financieras con mayor flexibilidad. Estas entidades no están reguladas por la Superintendencia Financiera, pero se encuentran dentro del marco legal colombiano.
Desde la crisis económica del 2008, la necesidad de la inclusión financiera se hizo mucho más visible en el mundo. Los créditos en línea han sido funcionales a este concepto, generando un amplio despliegue en el mercado en la última década.
Mientras que el sistema financiero debía encargarse de recuperar la confianza en el mismo, las necesidades económicas de los usuarios se hicieron más marcadas y fueron apareciendo nuevas oportunidades fuera de la banca tradicional.
El reto actual está en lograr un marco regulatorio que fije reglas de juego más claras para las fintech de créditos en línea y los usuarios. De esta manera, se podrá garantizar la protección de los consumidores, de las empresas y del sistema financiero.
El sector deberá recoger la experiencia del 2008 y sumarse a los llamados de las entidades internacionales, como el Banco Mundial, frente a la importancia de que existan oportunidades de acceso a productos financieros útiles y asequibles. El avance de los servicios tecnológicos da un paso adelante en esta dirección.
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