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sábado, 27 de diciembre de 2025
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Maestros y padres de familia: volvería la educación híbrida con el Plan Nacional de Desarrollo

El Plan Nacional de Desarrollo plantea un modelo de educación híbrida en los niveles básico y medio. Esto es lo que dice el Artículo y las dudas que genera.
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El Plan Nacional de Desarrollo tiene 300 artículos y 166 páginas. Allí se incluyen temas y propuestas de hondo calado, que no solo van a definir cómo se llevan a cabo las propuestas de gobierno sino el funcionamiento del país en los próximos años. Ejemplo de ello es el artículo 101, que versa sobre la “implementación del modelo híbrido de educación”. 

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De aprobarse este artículo, de ocho renglones, se daría un giro a la educación básica y media del país, pues estipula que “el Ministerio de Educación Nacional deberá realizar las acciones necesarias para el desarrollo e implementación de la educación básica y media bajo el modelo híbrido”. 


¿Qué se entiende por “modelo híbrido”?

El Plan Nacional de Desarrollo aclara que por modelo híbrido se entiende “el desarrollo simultaneo de las clases de forma presencial y a distancia, ya sea de forma síncrona y/o asíncrona”. 

De acuerdo con lo anterior, los estudiantes no tendrán que realizar la totalidad de las actividades en el horario propio de la jornada escolar. Tampoco permanecerán la totalidad de dicha jornada en las instituciones educativas, aunque no está claro si deberán asistir todos los días, pues el Artículo 101 del Plan Nacional de Desarrollo no brinda detalles sino que estipula que será el Ministerio de Educación el encargado de darle alcance al modelo híbrido.

Al respecto, indica que “el Ministerio de Educación Nacional será responsable de establecer, en el marco del presente artículo, la definición, el alcance, el ámbito de aplicación y los tiempos de implementación del modelo híbrido en Colombia”. 

La experiencia de la pandemia 

El modelo recuerda la experiencia de la pandemia de Covid-19, cuando los estudiantes no podían asistir a las instituciones educativas de manera habitual y los profesores tuvieron que echar mano de herramientas pedagógicas alternativas para completar los programas de clase. 

En algunos casos, cuando la conectividad a internet y el acceso a dispositivos como computadores, celulares o tabletas lo permitieron, dichas herramientas fueron digitales. En otros, cuando esto no fue posible, se acudió a guías, cartillas y hasta llamadas telefónicas, una situación que en su momento fue descrita como difícil tanto por profesores como por estudiantes y padres de familia. 


La conectividad sigue siendo deficiente

A pesar de que ha mejorado, la conectividad a internet de Colombia sigue siendo precaria. En agosto del año pasado, Samuel Hoyos, presidente de Asomóvil —el gremio que reúne a las empresas Tigo, Claro y Movistar—, aseguró en entrevista con el diario Portafolio que alrededor del 60% de los hogares colombianos tiene acceso a internet.

En las zonas rurales, la conectividad es significativamente menor. Basta recordar el famoso escándalo de Centros Poblados, que visibilizó los manejos irregulares en el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, a raíz de la pérdida de un anticipo de 70.000 millones de pesos destinados a mejorar el internet de las escuelas rurales. 

Un artículo de Semana, de febrero del año pasado, indica que mientras en las áreas urbanas el porcentaje de conectividad llega al 66,6%, en las zonas rurales es de apenas 23,8%. Y, aunque Hoyos señaló que hoy día el país cuenta con cobertura en el 100% de las cabeceras municipales, una realidad muy distinta se vive en los corregimientos y veredas.

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Las dudas de la educación híbrida, más allá de la conectividad

Más allá de los vacíos de conectividad que tiene Colombia, y que en todo caso son subsanables con inversión pública, el modelo híbrido ha suscitado polémica por al menos tres razones. 

La primera de ellas es su impacto en la socialización de los niños y adolescentes. Al reducir la presencia en el aula, los estudiantes tienen menos escenarios y momentos de socialización. Asimismo, se ven reducidas la discusión y la interacción que se dan en las clases, tanto entre pares como con los maestros y otros actores vinculados a las instituciones educativas (personal de limpieza y administrativo, psicólogos, terapeutas, rectores), factores que han sido identificados por expertos como claves para el aprendizaje.

La segunda de ellas tiene que ver con que la educación híbrida abre la pregunta de si una menor presencialidad redundará en un recorte del personal docente, especialmente teniendo en cuenta las dificultades de presupuesto que experimenta el Estado y la articulación de este modelo con otras dos políticas de gran envergadura que están siendo lideradas por el Ministerio de Educación: el retiro voluntario de maestros pensionados que siguen trabajando en el marco del estatuto 2277 y la vinculación de 40.000 jóvenes voluntarios de los últimos semestres de universidad para apoyar los procesos educativos en colegios públicos de todo el territorio nacional, en el marco del programa Viva la escuela.

La tercera duda tiene que ver con si el modelo híbrido de educación profundizará las brechas que existen entre la educación pública y privada de nivel básico y medio. En la mayoría de los colegios privados, y particularmente en los de mayores recursos, una vez cesaron los confinamientos se regresó a la educación presencial, no solo en lo que tiene que ver con el plan de estudios sino también con las actividades extracurriculares, que acercan los deportes, las artes, las ciencias y ciertos oficios y habilidades específicos a los estudiantes después de concluida la jornada. 


Por último, han surgido dudas sobre si la propuesta de educación híbrida, liderada por el ministro de Educación, Alejandro Gaviria, se alinea con el programa de las tutorías remotas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 

Sobre este programa, María Antonieta Cano, profesora y dirigente de Fecode, se muestra preocupada, pues se apoya en tutores —no en profesores— que acompañan de manera tangencial la formación de los estudiantes. 

“El programa de las tutorías remotas, de entrada, habla de tutores y no de profesores, que estarían pendientes por teléfono, videollamada y demás del proceso educativo de los estudiantes. Yo me pregunto, ¿se irá acabando paulatinamente la escuela pública y, con ello, la profesión docente?”, señaló la docente. 

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