Por una Colombia sostenible y moralmente limpia | Más Colombia
martes, 25 de marzo de 2025
Inicio  »  Columnistas  »  Por una Colombia sostenible y moralmente limpia

Por una Colombia sostenible y moralmente limpia

Ramiro Rueda, Columnista, Más Colombia

Ramiro Rueda

Ingeniero eléctrico con MBA y 40 años de experiencia en el sector energético público y privado.

Durante los últimos años de gobiernos de los mismos con las mismas, incluido el falaz gobierno del cambio, nuevas personalidades de las instituciones o las agremiaciones son cuestionadas o procesadas cada semana por cometer abusos contra la sociedad en distintas instancias, públicas y/o privadas. No es solo lo público; basta observar lo privado cuando se permite mirar y no se sabe qué produce más nauseas o desesperanza.

¿Qué hicieron estos personajes de Macondo? Presos del egoísmo y del torbellino de la ambición por los negocios, el dinero, el poder y el éxito, despreciando los valores éticos, confundieron y siguen confundiendo lo que es verdaderamente suyo con lo que realmente le pertenece a la sociedad.  Priorizaron el interés individual y personal sobre el interés y el beneficio general.


Le puede interesar: Profesores del Magisterio de Bogotá no recibirán pago del retroactivo por aumento salarial hasta dentro de varios meses: fuertes pronunciamientos

Muchos los consideran o consideraban honestos, e incluso ellos mismos creían y creen serlo. Pero llega el día y la hora, como hoy, en que la sociedad y la justicia se inmiscuyen en sus conductas exigiendo cuentas de su comportamiento. Entonces, todo sale a la luz pública y todo cambia.

Al principio, se defienden, claman su inocencia y aun acusan a quienes cuestionan sus actuaciones públicas y privadas. Sin embargo, los hechos son tozudos y los obligan a bajar el tono y permitir registrar sus oficinas, sus actos y hasta sus conciencias. Verbigracia el comportamiento de la expresidenta de la Cámara, Jennifer Arias, y muchos casos más.

Luego viene el juicio y la vergüenza. Sin embargo, la gran mayoría, cínicos profesionales, no la conocen, y si la han visto por allí, dan inicio a la destrucción de esa meliflua fachada construida con falacias y engaños, transacciones amorales, porque todo el mundo conoce la verdad. Ayer se envidiaba y se anhelaba compartir y socializar con esa gente; hoy esperamos que se les menosprecie y se les castigue social y judicialmente.

Ante el tribunal de la sociedad, la vida de cada uno de estos seres humanos públicos y/o privados, se pondrá y quedará al descubierto. Hoy es frecuente vivir de apariencias, tratando de engañar a los demás, e incluso a sus agremiados, liderados y/o dirigidos.

No obstante, la justicia pronto develará y revelará toda la verdad, que no les permitirá levantar cabeza ante la sociedad a pesar de que lo intenten una y otra vez. No se los permitirá el peso de sus conciencias, que más temprano que tarde escudriñarán sus pensamientos, a pesar de su cara dura.


Y tengo esperanzas serias de que la sociedad tampoco, de que recupere su dignidad y castigue con votos y rechazo social –y ojalá judicial– a todos aquellos que han traicionado su confianza.

Todos estamos de acuerdo en que nos conviene vivir en armonía, amándonos, respetándonos y ayudándonos unos a otros sin ventajas, con humildad y transparencia, respetando los derechos y asumiendo la responsabilidad de los deberes que demanda la búsqueda del beneficio general para nuestra sociedad.

Las pasiones, la ambición, el egoísmo, la corrupción, la vulgaridad y la soberbia, que han alzado individuos contra individuos, dirigentes contra dirigidos, familias contra familias, vecinos contra vecinos, socios contra socios, clases contra clases y naciones contra naciones, que han sido y siguen siendo el motor de la violencia que no se detiene y que nos afecta a unos y otros, nunca más deben ser oídas, alimentadas y alcahueteadas en nuestro país, bajo ningún discurso con engañifas, ni en nuestras organizaciones. Esperemos que por lo menos en esto sí seamos el cambio de verdad, el cambio hacia una sociedad con DIGNIDAD.

Lea también: Corte tumba la exigencia de 1.300 semanas para pensión de mujeres en Colombia

Es necesario que los buenos, que somos más en este país, pero inactivos y cómodos, actuemos de verdad con verraquera y con dignidad para recuperar esa sana sociedad en la que nos merecemos vivir y que tenemos que heredar a nuestras futuras generaciones, con un entorno sostenible a nivel social, económico y medioambiental, y con una conciencia limpia y una conducta ejemplar.

Nunca es tarde para reaccionar y castigar pública y consecutivamente a los corruptos, a los populistas, a los violentos, a los politiqueros, a los avivatos y, en general, a todo aquel que traicione la confianza de su pueblo.

Saquemos adelante y empujemos los buenos ejemplos de vida en la política, en lo empresarial, en lo social, en lo público, en lo privado y en lo institucional, que son muchos colombianos de bien, seres de exportación.

En nuestras manos está la solución a todos nuestros problemas para construir un país moralmente sostenible como el que nos merecemos todos los colombianos buenos, que somos más.


Expatriemos los malos ejemplos de nuestras vidas, si no queremos que el cáncer moral destruya y hunda más a nuestra sociedad. La decisión de acción es tuya, mía y nuestra; saquemos a relucir nuestra dignidad como sociedad.