Preocupante: En el trabajo informal la brecha salarial de género es del 28%

La igualdad salarial entre mujeres y hombres sigue siendo uno de los objetivos que se encuentra lejos de alcanzar en el mundo. A propósito del día de la Igualdad Salarial, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) resalta que a nivel global todavía persiste la diferencia entre salarios de mujeres en comparación con el de los hombres, por lo que la brecha salarial sigue representando un desafío muy grande para los países del mundo.
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Dicha diferencia de ingresos entre mujeres y hombres es en promedio del 20% en todo el mundo, señala la ONU, lo que confirma los enormes desafíos de los gobiernos para garantizar la igualdad económica a ambos sexos y así acercarse al fin de las desigualdades que han perpetuado a los largo de la historia entre hombres y mujeres.
Igualdad salarial: el desafío para cerrar la brecha salarial entre hombres y mujeres en Colombia
En Colombia, no solo la brecha se mantiene, sino que también prevalece la informalidad en el trabajo tanto para hombres como para mujeres, con una menor participación de ellas en la formalidad y en la informalidad.
Este hecho del contexto laboral colombiano representa uno de los principales obstáculos para alcanzar la igualdad salarial de género.
Según el informe Brecha salarial de género en Colombia 2022, realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la participación laboral de mujeres es inferior a la de los hombres.
Las cifras del DANE, del 2021, muestran que en el trabajo formal participaron 2,5 millones de mujeres frente a 3,3 millones de hombres. En la informalidad también se puede ver mayor participación de hombres en comparación con la de mujeres. Sin embargo, la diferencia aquí es menos marcada entre ambos sexos.
Para 2021 había 2,3 millones de mujeres y 2,9 millones de hombres en la informalidad.
En relación con la brecha salarial, según el mismo reporte, en 2021 la brecha salarial fue de 6,3%, en donde el salario promedio de las mujeres fue de 1,12 millones de pesos y el de los hombres 1,22 millones de pesos.
Dicho ingreso también es una muestra del bajo nivel adquisitivo de la población colombiana, que se encuentra muy cercano al salario mínimo mensual.
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Los salarios en la informalidad son alarmantes
Si bien desde 2013 Colombia ha venido reduciendo la brecha salarial de género, entre 2020 y 2021 la brecha subió cerca de un punto porcentual.
En 2013, la brecha salarial de género fue de 18,2%. Año tras año ha disminuido con dos momentos de leve repunte: 17,6% (2014), 17,1% (2015), 15,7% (2016), 14% (2017), 12,1% (2018), 12,9% (2019), 5,8% (2020) y 6,3% (2021).
Sin embargo, al momento de observar la brecha salarial entre mujeres y hombres en la formalidad frente a la informalidad el panorama se torna un poco más desalentador y la diferencia salta a la vista.
Mientras en la formalidad el ingreso laboral promedio es cercano a los dos salarios mínimos mensuales, en la informalidad este ingreso es inferior a un salario mínimo. Así, y según el DANE, la brecha salarial entre mujeres y hombres en la formalidad es de 3,1%, en donde las primeras cuentan con un ingreso promedio de $2.025.000 y los segundos de $2.089.000.
A su vez, la brecha salarial de género en la informalidad sube al 28%. El ingreso promedio de los hombres en la informalidad es de $955.000, mientras que el de las mujeres es de $687.000, presenta el DANE.
Día internacional de la igualdad salarial
El 18 de septiembre se celebró el día internacional de la igualdad salarial en todo el mundo. El objetivo de esta fecha es destacar la importancia de eliminar todo tipo de discriminación en el ámbito laboral entre mujeres y hombres, así como presentar cómo va el mundo en su proceso por alcanzar la igualdad salarial.
Este punto constituye uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 de la ONU, a través del cual los países puedan acercarse un poco más a la paridad salarial por trabajos de igual valor.
En la actualidad, el avance hacia la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas se encuentra obstaculizado por la persistencia de desigualdades históricas y estructurales en las relaciones de poder entre los géneros. Además, las condiciones de pobreza acentúan aún más las disparidades y desventajas en el acceso a recursos y oportunidades para las mujeres.