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viernes, 21 de marzo de 2025
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¿Qué se oculta detrás del Plan de Acción Solidario, PAS?

Óscar Gutiérrez, Columnista, Mäs Colombia

Óscar Gutiérrez

Director ejecutivo de Dignidad Agropecuaria Colombiana. ogutier51@gmail.com

El Comité Nacional de Cafeteros Extraordinario, realizado el 19 de marzo, concluyó con los anuncios de la parte directiva del gremio que la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), a través del Plan de Acción Solidaria (PAS), busca asegurar el respaldo financiero del sector y consolidar un modelo de compra que beneficie a los productores”. 

Concluyó, también, que el “gerente de la Federación, Germán Bahamón, destacó que esta acción, presentada ante el Comité Nacional, refleja la prioridad de proteger el interés general y fortalecer la garantía de compra”. “Con el respaldo de nuestro patrimonio privado, hemos dado el primer paso en esta estrategia para fortalecer la confianza y la sostenibilidad del sector cafetero”.


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Para decirlo con mayor claridad, lo que se afirma es que se salvaron las cooperativas gracias a la FNC y, con ellas, la garantía de compra. No de otra manera podría explicarse la algarabía en los medios de comunicación y en las redes sociales de la Federación.

Sin embargo, este resultado tiene una historia que trataremos de explicar para que se pueda saber la verdad, o parte de la verdad, de la política de colocación de café con entrega a futuro en la bolsa de Nueva York, conocida como venta de café a futuros entre los caficultores colombianos.

El origen de la política es de muchos años atrás, pero la historia que queremos contar ocurre a partir de febrero de 2019, cuando el comité nacional de la Federación Nacional de Cafeteros decide ampliar los contratos para entrega de café a futuro, involucrando los recursos del Fondo Nacional del Café en dichas operaciones y definiendo nuevas condiciones.

Las condiciones se modificaron —en relación con las que años atrás se habían aprobado— para involucrar en el juego de especulación a cafeteros pequeños y medianos, con el argumento de que se estaba abriendo la participación democrática en ese mecanismo. 


Tomada la decisión se dispuso que la máquina de propaganda y los técnicos de la FNC desplegaran su mejor trabajo vendiéndoles a los cafeteros la idea de que participar en esas “ventas a futuro” era un gran negocio. Tan fue así que, en el ABC de las ventas de café a futuro, ni siquiera explicaron los riesgos que corrían quienes suscribieran los contratos escritos o verbales, como lo fueron miles de ellos.

Para poder ejecutar la política de comercialización señalada, a partir de 2019 se acosó a las cooperativas de caficultores para que participaran de la misma y se comprometieran a servir de intermediarias entre los productores del grano y el Fondo Nacional del Café (FoNC), que fue al que comprometieron —al igual que a ALMACAFÉ— a adelantar las operaciones y negocios relacionados con los futuros. 

Se comenzó de esa manera la marcha hacia la debacle, por los múltiples desaciertos de quienes debían autorizar y vigilar el desarrollo de la “nueva” política comercial aprobada: la gerencia comercial y el comité directivo de la FNC.

En un artículo escrito en 2020, en el que se analizó el informe al Congreso Cafetero del entonces gerente de la FNC, Roberto Vélez, se formularon las siguientes preguntas: 

Si las predicciones sobre la caída de la producción de arábiga en Brasil son ciertas, y creemos que lo son, ¿a qué precio se harán las compras en el mercado de futuros para 2021?, ¿qué mensaje envía el gerente general al mercado con la afirmación de que el precio del café hoy no nos preocupa?, ¿cuál será la relación de la Federación, a través de las cooperativas, con el mercado de futuros en 2021?, ¿se repetirá la situación del año 2020?, ¿volverá a comprarse la cosecha a precios con diferencias abultadas, en contra de los caficultores?, ¿continuará el deterioro de las cooperativas?, ¿se pondrá en riesgo la garantía de compra, que depende en gran parte de ellas? Hoy, son muy difíciles las condiciones financieras y no pocas cooperativas tienen balances deficitarios. A algunas, incluso, se las tomó la corrupción. La gerencia de la Federación, frente a eso, ¿qué dice y qué hace?

No hubo respuesta ni medidas concretas de la FNC ni de los funcionarios del Gobierno Duque —con butaca en el comité nacional— para tomar medidas que dieran respuesta a lo preguntado. 

En 2021, 2022 y 2023 siguieron las dificultades, incumplimientos y demás situaciones que llevaron a que, de manera reiterada y en diversos escenarios, se planteara la necesidad de resolver el lío de los futuros. Lo hicimos en una carta abierta a los delegados al 93 congreso nacional de la FNC; lo hicimos en una reunión realizada el 10 de noviembre de 2022 con los Ministerios de Hacienda y de Agricultura y con presencia de la Contraloría General de la Nación; lo reiteramos a la Ministra de Agricultura Cecilia López en una carta enviada a los pocos días de ser posesionada por el presidente Petro, a quien, dicho sea de paso, también se le enviaron dos cartas advirtiéndole de la situación. Asimismo, le enviamos una misiva al nuevo gerente de la FNC, a más de entrevistarnos personalmente con él, una vez asumió el cargo. 


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En foros, encuentros y reuniones con las cooperativas y la Superintendencia de Economía Solidaria, en los medios de comunicación y en nuestras redes sociales se insistió, durante los años 2023 y 2024, en la necesidad de resolver la artimaña que fue creada por Roberto Vélez y el gobierno Duque y que luego fue continuada, aventuradamente, por Germán Bahamón y el gobierno Petro. 

Se presentaron varias fórmulas y se pidió que la situación se resolviera lo más rápido posible. No solo lo hizo Dignidad Cafetera y Agropecuaria; dirigentes y caficultores del país también acompañaron el reclamo. Incluso, se adelantaron diligencias para que cerraran las posiciones en la Bolsa de Nueva York cuando los precios estuvieron a la baja entre julio y septiembre de 2023. En esos meses, la carga se vendió en promedio a $1.318.774 (julio), a $1.319.097 (agosto) y a $1.285.967 (septiembre). 

Sin embargo, nada se hizo. Se dejó aumentar el riesgo hasta que, acosados por la realidad y por los elevados costos financieros y los de sostener posiciones abiertas en la bolsa de Nueva York, decidieron cerrarlas en un momento en el que la libra tenía un precio de 3 dólares con 21 centavos, una cifra que, en pesos, equivale a 2 millones 790 mil pesos la carga. 

Esto representa un millón y medio de pesos más por carga frente al precio de julio de 2023. De esta diferencia, las cooperativas terminaron asumiendo $900 mil pesos por carga, mientras que la FNC tuvo que asumir —con recursos propios— $600 mil pesos por carga, si es cierto lo dicho en el comité extraordinario del 19 de febrero de 2025. 

Sin embargo, como no hay la claridad suficiente en los costos asumidos por el manejo de los recursos de los cafeteros, no se puede saber a ciencia cierta si las pérdidas totales son de 119 millones de dólares, de 150 millones, o más o menos. Se afirma que el daño causado se cubrió con recursos privados de la FNC, en cuantía de 119 millones de dólares. Una vez presentado el PAS, se procedió, con el silencio del Gobierno nacional, a aprobarlo. Y aunque con dicho plan se resarce en una parte a las cooperativas, no se reconoce el error cometido ni se toman decisiones frente a quienes, de manera tan inepta o perversa o incluso dolosa, permitieron semejante manejo de los recursos de los caficultores.

Se rumora, y habrá de saberse si es cierto, que quieren volver a promover las colocaciones de café para entrega a futuro, arguyendo que deben reglamentarse mejor y con vigilancia y control eficaces. Parece ser que quieren seguir ganando plata con los colocadores de los contratos en la bolsa de Nueva York, porque lo que se pierde aquí alguien se lo está ganando allá. 


¿Esos de allá tienen socios aquí? La Contraloría General de la Nación debería averiguarlo y definir si lo que hubo fue cualquiera de los muchos quebrantamientos de la Ley que, en opinión de expertos en el manejo de lo público, pudieron presentarse por la falta de un adecuado manejo del riesgo y por un profundo incumplimiento de cláusulas de manejo del FoNC. 

Lo mejor sería que los asuntos que tengan que ver con el FoNC queden por fuera de los juegos de especulación en la Bolsa de Nueva York y que los cafeteros, para protegerse, desarrollen a cabalidad la defensa internacional de sus intereses. El gobierno Petro debería promover una organización de países productores de café y fortalecer el Fondo de Estabilización de Precios del grano que permitiría enfrentar, en mejor posición, las recurrentes crisis de precio.  

Conclúyase esta parte de tan perversa historia señalando que lo acordado entre la FNC y las cooperativas, aunque económicamente solo las resarce en parte, aleja las causales de liquidación, así sea con malabares contables. 

Las cooperativas sabrán corregir los errores, aislar los elementos que las llevaron a tan nefasta situación, fortalecer su actividad en la garantía de compra y encontrar unas relaciones en pie de igualdad y con beneficio reciproco con la FNC y con el FoNC que esta administra. Sea esta la ocasión para señalar que el Gobierno nacional poco o nada hizo para atender debidamente sus obligaciones frente al FoNC.

Los responsables de la debacle financiera de la FNC y del FoNC, que la hubo, tendrán que ser procesados por la pérdida económica sufrida, separados de sus cargos y castigados por sus acciones. Por su parte, los caficultores deberán aprender de este episodio y prepararse para enfrentar, con valor civil, los cambios que deben surtirse en la organización gremial. 

Nota: En la página www.dignidadagropecuaria.org se podrán encontrar en los próximos días todos los documentos sobre las ventas de café a futuro de Dignidad Agropecuaria y Dignidad Cafetera Nacional.