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lunes, 9 de diciembre de 2024
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¿Quién es el responsable del mal manejo del agua en Cali?

Clara Marcela Romero Hernandez, Columnista, Más Colombia

Clara Marcela Romero Hernández

Ingeniera Ambiental de la Universidad de la universidad Nacional de Colombia y estudiante de maestría en Recursos Hídricos de la Universidad del Valle.

En todo el país se están sufriendo distintos problemas en lo referente al manejo del agua, ya sea por falta de ella o por la incapacidad de manejar los efectos del invierno.

Las variaciones climáticas son parte de la naturaleza y sus efectos deberían ser prevenidos y controlados por el Estado, sin embargo, esto no sucede y los efectos sobre muchas poblaciones son devastadores. Cali es un ejemplo de ese mal manejo.


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Un mal ejemplo en el manejo del agua

Santiago de Cali es una ciudad privilegiada por su abundante precipitación anual y sus siete ríos circundantes, lo que debería garantizar una provisión constante de agua potable de buena calidad para sus ciudadanos. Sin embargo, a pesar de esta riqueza hídrica, Cali enfrenta problemas significativos en la captación, almacenamiento y distribución del agua. Estas dificultades no se deben a la escasez del recurso, sino a una serie de fallas técnicas, financieras y políticas que impiden una gestión eficiente del agua.

Santiago de Cali es una de las ciudades más afortunadas del mundo ya que cuenta con lluvias durante todo el año que alimentan a siete ríos que circundan su territorio. Estas lluvias varían desde aproximadamente 1.200 mm/año en la zona plana, correspondiente al área urbana en el sector nororiente, hasta 3.000 mm/año en el Parque Nacional Natural Farallones de Cali. En promedio, la ciudad registra precipitaciones máximas en el mes de abril (232 mm) y mínimas en agosto (69 mm). Sin embargo, es raro que se presenten eventos extremos de más de 30 días consecutivos sin lluvia.

Resulta sorprendente que, en ocasiones, la ciudad sea incapaz de proveer suficiente agua potable y de buena calidad a sus ciudadanos a pesar de ser una de las ciudades más acuíferas del país. Esto no se debe a la falta del recurso natural, sino a la incapacidad técnica, financiera y política para captar, almacenar y distribuir el agua que abunda en la ciudad. A continuación, detallaremos los responsables en la producción de conocimiento del recurso, así como en la captación, distribución y regulación de su uso.

El distrito de Cali tiene una demanda anual de 1 millón de m3 (aproximadamente 400 piscinas olímpicas), que se suplen en un 67% del río Cauca, un 31% de los ríos que nacen en los Farallones y un 2% del acuífero (Personería Santiago de Cali, 2022). Sin embargo, la potabilización del agua en la Planta de Puerto Mallarino  ha sufrido interrupciones en la captación de agua del río Cauca 91 veces en el periodo 2019-2022 debido al deterioro de la calidad del agua (Contraloría, 2023).


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Ausencia de planificación

Además, se presentan fallas en la distribución del agua ya que más del 50% de los más de 6000 kilómetros de redes de acueducto y alcantarillado de EMCALI están en mal estado, al tener más de 30 años de servicio (ACODAL; 2016). Debido a esta obsolescencia en la infraestructura. Para diciembre de 2023 el distrito presentaba un índice de agua no contabilizada del 50%, donde el 32% correspondía a pérdidas técnicas (fugas) y el 18% a pérdidas comerciales (Fitch ratings, 2023).

En 2016, Acodal calculó que la reposición de las redes de acueducto de la ciudad costaría $700.000 millones y $1,3 billones en alcantarillado (ACODAL, 2016). Así, el principal desperdicio de agua potable no es la negligencia de quienes la consumen, sino de quienes se encargan de distribuirla, castigando a los ciudadanos con tarifas por consumir un metro cúbico adicional mensualmente. El consumo promedio por suscriptor en Cali es de 12,64 m3, lo cual no supera los 13 m3 establecidos como consumo básico (Superintendencia de Servicios Públicos, 2024).

El incremento del deterioro de la calidad del agua de los ríos y las fugas del agua que pagamos para su potabilización tienen unas responsabilidades. Por ejemplo, las autoridades ambientales del distrito y del departamento (DAGMA y CVC) tienen la responsabilidad de vigilar el uso adecuado del recurso hídrico y de sancionar y corregir las acciones incorrectas. Sin embargo, se han presentado constantes denuncias sobre las débiles capacidades financieras que afectan la estabilidad laboral de los técnicos y la adquisición de herramientas para ejercer la vigilancia y el control.

Por otro lado, las Empresas Municipales de Cali (EMCALI) tienen la responsabilidad de captar, potabilizar, almacenar, transportar para su uso y drenar después de su uso el agua con calidades que no afecten la calidad de las fuentes hídricas de la ciudad ni la salud humana. Sin embargo, la ciudad divide su drenaje en 3 sistemas: Norte, Oriental y Sur, donde solo se cuenta con tratamiento del agua residual para dos de ellos, siendo el sistema de drenaje sur el que más impacta en el tratamiento de potabilización del agua para la ciudad por no contar con ningún sistema de tratamiento.

Cuando hay pocas lluvias, los contaminantes se concentran en los ríos donde llegan las aguas residuales sin tratar, debido a la incapacidad de EMCALI de controlar las conexiones erradas y a la debilidad de la autoridad ambiental para vigilar y sancionar estos comportamientos. Esto ha contribuido a que de los 6 ríos que atraviesan la ciudad, 4 tengan una calidad ambiental regular a mala (Cali como vamos). Por otro lado, cuando hay exceso de lluvias, la ciudad presenta inundaciones que han ocurrido todos los años desde 1970 (excepto en 1991, año de escasez de lluvias por el fenómeno de El Niño 1991-1992) (Sevillano Rodriguez et al., 2020).

En la ciudad, al igual que en el resto del país, cuesta mucho la toma de decisiones basadas en el conocimiento suficiente y preciso. Un claro ejemplo de esto son las continuas denuncias sobre la nueva propuesta de presupuesto del Ministerio de Ciencia, donde se reduciría en un 40% con respecto a 2024, es decir, el porcentaje más bajo en los últimos 21 años. Si el ministerio, cuya responsabilidad es la generación de conocimiento para comprender y enfrentar fenómenos naturales, no cuenta con el presupuesto adecuado, podríamos esperar deficiencias mayores en instituciones especializadas como el IDEAM o unidades de investigación de autoridades ambientales.


En conclusión, el enfoque predominante en la narrativa que se ha planteado sobre el sacrificio personal para evitar aumentar el consumo ya mínimo que tienen los usuarios del servicio de acueducto en la ciudad es equivocado. Se requieren cambios sustanciales en la inversión en infraestructura robusta que evite las fugas de agua y la contaminación, en conocimiento preciso y suficiente sobre el recurso hídrico, y que nuestras autoridades ambientales cuenten con el respaldo técnico y financiero para ejercer vigilancia y control.

Referencias

  1. Personería Santiago de Cali. 2022. Informe situacional “Estado del recurso hídrico en Cali”.
  2. Contraloría General de Santiago de Cali. 2023. Informe Final AEF/TA Evaluar los resultados obtenidos por el Distrito Especial de Santiago de Cali en tomo al ODS # 6 “Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”, meta 6.4., vigencia 2019-2022.
  3. ACODAL. 2016. Cali cuenta con poco dinero para la reposición de las redes de acueducto. Consultado en : https://www.acodal.org.co/noticias/cali-cuenta-con-poco-dinero-para-la-reposicion-de-las-redes-de-acueducto/
  4. Fitch Ratings. 2023. Fitch Asigna Calificación ‘A+(col)’ a Emcali; Perspectiva Estable. Consultado en : https://www.fitchratings.com/research/es/corporate-finance/fitch-assigns-emcalis-rating-at-a-col-outlook-stable-09-10-2023#:~:text=Por%20su%20parte%2C%20el%20%C3%ADndice,en%20rangos%20altos%20de%20calificaci%C3%B3n.
  5. Datos tomados del DAGMA, referenciados en el ICV, Cali Cómo Vamos 2023
  6. Sevillano Rodríguez, M. E., Bravo Peña, L. C., Alatorre Cejudo, L. C., & Salcedo Hurtado, E. de J. (2020). Identificación de zonas de inundación a partir de imágenes (SAR) y de eventos históricos de inundación: caso de estudio Santiago de Cali, Colombia. Cuadernos Geográficos, 59(2), 308–329. https://doi.org/10.30827/cuadgeo.v59i2.9641