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martes, 25 de marzo de 2025
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Reindustrialización objetivo nacional inaplazable ¿Cómo hacerla?

Ramiro Rueda, Columnista, Más Colombia

Ramiro Rueda

Ingeniero eléctrico con MBA y 40 años de experiencia en el sector energético público y privado.

Columna del ingeniero Ramiro Rueda en colaboración con Proindustria

La expresión “industria” se refiere al conjunto de actividades que se realizan para transformar un insumo en un producto. En todos los casos existe un proceso físico de modificación de las materias primas que incorpora valor agregado para producir más riqueza.


A su vez, la industria es sinónimo de producción para los economistas, quienes lo resumen como la creación de cualquier bien o servicio que alguien esté dispuesto a comprar.

De esta acepción se excluyen los negocios financieros, bancarios, seguros y otros que distan de la transformación física de los insumos. En su lugar, estos negocios derivan su ingreso de la recirculación de flujos de capital existentes. Por mayúsculas que sean sus utilidades, no hay un solo peso adicional de creación de nueva riqueza.

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Como lo afirma Juan Esteban Jacobo, en su artículo El Capitalismo según Petro publicado en la revista Cambio de julio 3 de 2022, el crecimiento de esos negocios solo se explica por un aumento en los ingresos de actividades no productivas, infla las cuentas nacionales y poco contribuye a mejorar el bienestar económico general de las personas. 

Dos frases resumen esta realidad y nos señalan el camino a recorrer en este tema. 


La primera es de la economista Dra. María Fernanda Valdés, “La industria, no es un sector más, sino un mecanismo de generación de valor, que debe ser definida como algo más grande que la industria manufacturera, de gran importancia porque logra producir valor (riqueza) y trabajo” 

La segunda, la de su colega Dr. Mateo Hoyos, “La característica que diferencia a los países ricos de los pobres, desarrollados de los subdesarrollados, es que los primeros se industrializaron y siguen siéndolo, mientras que los segundos no. La importancia entonces de industrializarse es mayúscula, para que el país pueda adquirir el estatus de país desarrollado”, sostenible y realmente industrializado.

El contexto

  • El nivel de desarrollo de cualquier sociedad lo determina su grado de industrialización, la tecnología que utiliza y la incorporación de la mayoría de las   profesiones a las actividades de producción. 
  • Muchos estudios evidencian una alta correlación positiva entre la capacidad de crear riqueza y el nivel de industrialización de la sociedad. 
  • Colombia atraviesa una difícil coyuntura económica, en medio de la incertidumbre actual del gobierno del CAMBIO y como consecuencia de la cada vez más reducida demanda nacional, la subsecuente disminución continua de la capacidad de producción industrial con capacidad ociosa de producción y la ausencia casi total de oferta exportable diferente a materias primas minero energéticas. 
  • Por décadas, el país concentró todos sus esfuerzos en obtener divisas con base en las exportaciones de bienes del sector minero energético para adquirir en el exterior todo tipo de bienes incluyendo los que anteriormente se producían localmente como los de la cadena alimentaria básica y todo tipo de manufacturas como confecciones, calzado y marroquinería entre otros.

Recordemos al ministro que sustentaba su desarrollo económico en afirmar que lo importante era tener dólares para comprarle al mundo la producción más barata o aquel que fomentaba la locomotora minero energética como la base para nuestro desarrollo.

  • En Colombia la reducción y eliminación indiscriminada de aranceles al producto importado, incluso con países sin tratados de libre comercio (TLC) y condiciones más favorables para ellos, son parte de la fórmula perfecta para acabar con la producción local. El resultado fue el éxodo de empresas multinacionales a otros países con mejores condiciones y el cierre de empresas locales que no tienen posibilidad de trasladarse, verbigracia Mazda, Gillette, Hernando Trujillo, Coltejer, etc.
  • La apertura económica y la firma desenfocada de TLC’s, que se limitan a reducir y eliminar aranceles de importación, han conducido a la desindustrialización progresiva del país, entregando el mercado interno a cambio de nada.
  • La inversión extranjera tiene la posibilidad de escoger el país que ofrezca mejores condiciones respecto a nuestras reglas y gastos sobre tributación, costos de energía eléctrica, servicios públicos, transporte, materias primas, financieros, seguridad física, estabilidad jurídica, recursos laborales y normatividad para producir. 

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El resultado práctico de despreciar estas observaciones fue que muchas empresas multinacionales abandonaron sus actividades industriales en Colombia, conservando su red comercial para así distribuir su producto importado localmente sin arancel, recirculando el dinero sin agregar valor.

En las actuales circunstancias en las que se mueve Colombia, es imposible esperar que se produzca un desarrollo industrial espontáneo como consecuencia de un reacomodamiento de los mercados globales a través de la simple firma de tratados de libre comercio, siempre negociados en   desventaja para el país como se ha pretendido.

Es necesario entonces, con carácter inaplazable e inmediato, un propósito explícito acompañado de la voluntad política decidida para generar las condiciones que promuevan ese desarrollo.


Es aquí donde surge la necesidad de preguntarnos si queremos ser un país viable y sostenible en medio de una transición energética para avanzar hacia el país con el que todos soñamos, con educación para todos, servicios públicos razonables, justicia igual para todos, vivienda y empleos dignos y estables, con ríos y aire limpios, etc. 

Si es así, se crea entonces la obligación urgente de desarrollar una política pública de reindustrialización nacional para el fomento y desarrollo de la industria de la manufactura local en medio de la transformación energética, para lo cual consideramos importante tener en cuenta las siguientes consideraciones.

Tomar la firme y decidida decisión de convertir al país en una Nación industrializada de verdad, corrigiendo los errores del pasado y colocando las nuevas bases para desarrollar y fomentar un sector industrial que genere desarrollo, conocimiento y empleo digno y estable a sabiendas que se trata de un proceso que requiere orientación, recursos y tiempo.

Surge la pregunta entonces, ¿qué tipo de industrias se deben escoger para desarrollar en Colombia?  La respuesta, en aparente contravía de lo propuesto por el gobierno actual, es “todas”

Por equidad no conviene apoyar un sector a expensas de otro, entre otras razones porque solamente con el tiempo se sabrá si la selección fue acertada. 

Lo que sí se puede y se debe incentivar es la creación de industrias que promuevan el crecimiento de otras en la cadena productiva (proveedoras de componentes o prestadoras de servicios como mantenimiento etc.), desarrolladoras de cadenas de valor múltiple, aquellas que a través de la integración horizontal generan y desarrollan otras empresas a las que les transfieren y exigen mejoras tecnológicas, diseño, calidad, productividad y precios, factores que se irradian a todos los sectores de la economía.

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Es necesario invitar industrias extranjeras con esa consideración a quienes se les debe exigir que aporten y transfieran tecnología y conocimiento acompañado de empleo de calidad, con el objetivo de ir reduciendo la actual brecha hacia el bienestar económico y social con más equidad. 

Se trata, o se trataba con TLC’s bien negociados, de atraer esas empresas ofreciéndoles el mercado local y condiciones equivalentes o mejores a las que les puedan ofrecer otros países, pero con serias contraprestaciones de creación de empleo, tecnología y conocimiento en el largo plazo y ciertos requisitos de desempeño verificables y auditables como un porcentaje de exportación de mercancías o servicios, incorporar un determinado grado de contenido nacional, remuneración digna, capacitación local, etc. 

Algunos sectores de manufactura que se pueden mencionar como potenciales aportantes de tecnología son: petroquímico, aeronáutico, farmacéutico, tecnología dura, automotor, electrónico, hardware y software y en tecnologías limpias, con la mira de llegar a la fabricación de la maquinaria que las soporte.

Por otra parte, se debe impulsar con tecnología local o mixta el desarrollo de la ya existente y agobiada industria nacional, como son las cadenas de textil, de calzado, marroquinería, metalmecánica y electrodomésticos. 

Los insumos de construcción tienen un universo amplio de componentes y tecnología que pueden mejorarse colateralmente con la promoción de industrias desarrolladoras de los sectores. 

Recomendaciones para la reindustrialización

  1. Separar el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y crear un Ministerio de Industria para el fomento y desarrollo de la manufactura, que esté en capacidad de actuar como incubadora de empresas. 
  2. Revisar y renegociar los TLC.
  3. Conseguir la instalación y permanencia de empresas que impulsen el desarrollo de otras por mínimo 20 años.
  4. Hacer conciencia del alto costo país para tenerlo en cuenta como el lastre que es para la exposición a la competencia con las empresas extranjeras.
  5. Asegurar el suministro eficiente y competitivo de energía y de servicios públicos.
  6. Promover el incremento de la inversión en Ciencia, Tecnología, Innovación, Investigación y Desarrollo desde el gobierno y las empresas.
  7. Dar prioridad a la formación de alta calidad en ingenierías y fomentarlas entre las alternativas de estudio.
  8. Fortalecer la política de compras públicas como apoyo a la producción local y establecer requisitos de contenido mínimo nacional en la producción.
  9. Estimular las industrias que agreguen valor, y privilegiar el consumo de los recursos en la transformación local, a cambio de destinarlos a la exportación cruda de materias primas.
  10. Otorgar beneficios tributarios en renta a las empresas en proporción al valor agregado y al empleo calificado que generen con estabilidad en LP.                                                        
  11. Establecer incentivos y requisitos de desempeño a la inversión extranjera con el propósito de promover el contenido local, la generación de empleo y la transferencia tecnológica.
  12. Fomentar y proteger la producción en el país de maquinaria para la transformación manufacturera.
  13. Usar los aranceles como herramienta del Estado para proteger y fomentar temporalmente sectores estratégicos de la producción.
  14. Supervisar y controlar la aplicación de las normas técnicas, de control, vigilancia y control sanitario de los productos importados.
  15. Evaluar los resultados de los acuerdos comerciales en inversiones, efectos tributarios, jurídicos, de propiedad intelectual y balanza comercial para promover su urgente revisión, sin dilaciones y usando las opciones allí establecidas y permitidas. 
  16. Fortalecer los programas de acompañamiento en el largo plazo para el desarrollo y promoción de las nuevas exportaciones.
  17. Flexibilizar la reasignación de recursos de los sectores menos productivos a los de mayor productividad.
  18. Promover la economía circular para que la reindustrialización vaya de la mano con la adopción de sus principios para que los productos y materiales se reutilicen, reciclen o se les dé un valor residual. Esto reduce la dependencia de los recursos naturales y la generación de residuos, contribuyendo a la sostenibilidad ambiental y económica.
  19. Apoyar a los empresarios para que se comprometan a desarrollar un mínimo de nuevos productos e ingresar a nuevos mercados cada dos años.
  20. Acompañar desde el gobierno el aumento de la competitividad de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y de las industrias orientadas al consumo interno, logrando conciliar el desarrollo industrial con la protección medio ambiental, laboral y la transformación energética.
  21. Desarrollar programas de capacitación de alta calidad de la mano de obra alineada con las necesidades que demanda la industria nacional principalmente orientada en carreras técnicas aplicadas.
  22. Buscar la colaboración y el intercambio de conocimientos entre países fundamentales en la descarbonización. 

Los países exitosos han participado en acuerdos internacionales, como el Acuerdo de París, y han compartido buenas prácticas y lecciones aprendidas con otras naciones. La cooperación internacional permite aprender de las experiencias de otros países y acelerar la transición hacia una economía baja en carbono de manera conjunta con aporte de recursos cuantiosos no reembolsables.

Finalmente, es muy importante destacar que cada país enfrenta desafíos únicos y específicos de acuerdo con sus fortalezas y debilidades y no existe una solución única para la descarbonización y la reindustrialización. 


Sin embargo, hay lecciones y experiencias de otros países que enfrentan desafíos similares en términos de atraso económico y tecnológico, como el nuestro, que pueden proporcionar ideas y enfoques útiles para aquellos que buscan avanzar en la reducción de emisiones y la transición a través de la reindustrialización hacia una economía más sostenible.