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miércoles, 11 de diciembre de 2024
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Semillas de innovación y coexistencia: protegiendo el futuro de la agricultura colombiana

Leonardo Ariza, Acosemillas, Columnista, Más Colombia

Leonardo Ariza Ramírez

Gerente general de la Asociación Colombiana de Semillas y Biotecnología (Acosemillas).

La agricultura colombiana, pilar fundamental de nuestra existencia, se encuentra en constante evolución.

En este proceso de transformación, la investigación y desarrollo en semillas y la aplicación de la biotecnología vegetal juegan un papel crucial. Sin embargo, para asegurar un futuro sostenible y nutritivo, es imperativo reconocer y proteger la propiedad intelectual y las innovaciones en este campo.


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En las últimas dos décadas, la investigación en semillas ha experimentado avances significativos en la agricultura colombiana, llevando consigo una revolución silenciosa pero poderosa en la forma en que cultivamos nuestros alimentos.

La capacidad de modificar genéticamente las semillas ha permitido desarrollar cultivos más resistentes, adaptables a diversas condiciones climáticas y capaces de resistir plagas.

Este progreso no solo aumenta la productividad agrícola, sino que también desempeña un papel crucial en la seguridad alimentaria mundial y el aporte a la conservación del medio ambiente.

La biotecnología vegetal es una herramienta clave en este avance, que ha permitido a los científicos modificar los cultivos a nivel genético para mejorar su rendimiento y calidad.

Desde la resistencia a enfermedades hasta la mejora de los perfiles nutricionales, la biotecnología ofrece soluciones innovadoras a los desafíos persistentes que enfrenta la agricultura.


Sin embargo, estos avances no vienen sin desafíos. La necesidad de defender la propiedad intelectual y las innovaciones en el campo del mejoramiento vegetal es más apremiante que nunca.

La inversión significativa de tiempo, esfuerzo y recursos financieros en la investigación y desarrollo de nuevas semillas y tecnologías biotecnológicas debe ser protegida para mantener el estímulo necesario para futuras innovaciones.

La propiedad intelectual no solo es una cuestión de derechos legales; es un motor que impulsa la innovación. Sin la seguridad de que sus descubrimientos están protegidos, los científicos y las empresas carecerían del incentivo necesario para embarcarse en proyectos arriesgados, pero potencialmente transformadores.

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La defensa de la propiedad intelectual en el mejoramiento vegetal no solo beneficia a los innovadores y a la agricultura colombiana, sino a la humanidad en su conjunto, garantizando un suministro constante de alimentos de alta calidad.

Fomentar la investigación

Es fundamental abordar los desafíos éticos y sociales asociados con la biotecnología y el mejoramiento vegetal, pero no podemos permitir que estas discusiones oscurezcan la importancia de fomentar la investigación y proteger la propiedad intelectual en este campo.

El llamado desde Acosemillas es a mantener la libertad de operación y la libre elección de cualquiera de los modelos de desarrollo tecnológico que hoy coexisten en el país y que, sin lugar a dudas, ayudan a la sostenibilidad de la biodiversidad. 

Más que un simple acto de compartir espacio, la convivencia en estas regiones representa una forma avanzada de cooperación que permite a diferentes actores y actividades prosperar de manera sostenible.


La interacción y el intercambio de conocimientos entre agricultores, ganaderos, conservacionistas y otros actores rurales crean una red de apoyo que promueve la resiliencia comunitaria.

En conclusión, la utilización adecuada y respetuosa de los diferentes tipos de semillas, desde las nativas y criollas, las convencionales y las que provienen de la investigación y desarrollo con apoyo de la biotecnología vegetal representan una esperanza tangible para el futuro del país pensado desde la agricultura colombiana.

Para cosechar los beneficios de estos avances, debemos reconocer y defender la propiedad intelectual y las innovaciones en este ámbito.

Al hacerlo, no solo protegeremos a los pioneros de la ciencia, sino a las empresas que hoy se esfuerzan por desarrollar nuevos cultivares y que llevan a los productores del campo colombiano estas semillas con las que también aseguraremos el suministro sostenible y nutritivo de alimentos para las generaciones venideras.