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martes, 22 de abril de 2025
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Tributación con enfoque de género: un análisis del caso de Argentina

Argentina cerró 2023 con la inflación más alta del mundo, lo que agrava la situación de vida de los argentinos, en especial la de las mujeres. Es necesario revisar aspectos como los sistemas tributarios, que deben ser más justos y con enfoque de género.

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Cuando se discuten las desigualdades económicas de género y el rol del Estado, en América Latina el análisis suele centrarse en las transferencias y gastos, mientras que se omite el recaudo y el papel de los impuestos.

En Argentina, país que ha sido pionero en la conquista de derechos de las mujeres en el Cono Sur, aún persisten desigualdades en cuanto a ingresos, inserción ocupacional, perfiles de gastos y acceso a la propiedad.

En contraposición a las declaraciones públicas del recién elegido presidente Javier Milei, quien insiste en que no existe la brecha salarial en Argentina, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reveló que la brecha de ingresos entre hombres y mujeres en Argentina es del 29%. Esto significa que, en promedio, las mujeres ganan menos que los hombres.

Argentina registró una inflación del 211,4% en 2023, la más alta de su historia y la segunda más alta del mundo, superada por Líbano con 4 puntos porcentuales. Esta situación ha provocado una constante disminución del poder adquisitivo de los salarios, lo que ha dificultado el acceso de la población a bienes y servicios básicos.

Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) encontró que la inflación acumulada en 2023 redujo el poder adquisitivo de los salarios en un 10,3%. Esto significa que los trabajadores necesitan ganar un 10,3% más para poder mantener su nivel de consumo.

En este contexto, las mujeres deben trabajar ocho días más al mes para igualar el salario de un hombre, según datos del INDEC. Esto se debe a que la inflación afecta de manera desproporcionada a las mujeres, ya que suelen tener ingresos más bajos.

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Panorama general del sistema tributario en Argentina

El sistema tributario argentino es federal, con tres niveles de gobierno: nacional, provincial y municipal, los cuales intervienen en la política y la administración tributaria. 

El gobierno nacional concentra el 80% de la recaudación, que incluye impuestos sobre diferentes bases imponibles. Los impuestos nacionales son cargos que se aplican a diferentes aspectos, como los ingresos, las ganancias de capital, la propiedad y el consumo. 

Por su parte, el IVA (Impuesto al Valor Agregado) es la principal fuente de ingresos tributarios y afecta todas las etapas de la producción y distribución, gravando de manera general los servicios con tasas que van del 10,5% al 27%, es decir que todas las personas y empresas en el país están sujetas a este impuesto. 

Debido a esta estructura, se considera al IVA como un impuesto regresivo, que grava más a quienes tienen menos recursos.

En esta estructura tributaria nacional también están los aportes y contribuciones a la seguridad social que, en otras palabras, son impuestos que los empleadores pagan mensualmente por cada trabajador, con una tasa general del 24% por cada uno de sus empleados. 

Al igual que el IVA, los economistas consideran a este tributo como regresivo, ya que no tiene en cuenta el nivel salarial de los trabajadores y aplica el mismo porcentaje tanto a aquellos que ganan el salario mínimo como a los que tienen remuneraciones más altas.

Finalmente, los ingresos de las provincias (o estados federados) de Argentina se derivan principalmente del Impuesto sobre los Ingresos Brutos (IIBB), que constituye más del 70% de la recaudación provincial. 

Este tributo opera como un impuesto en cascada y grava cada fase de las transacciones comerciales. Las provincias obtienen ingresos mediante impuestos sobre ciertos activos, como viviendas y vehículos, así como sobre los contratos.

Desigualdad de ingresos y fuentes para las mujeres

La distribución de las fuentes de ingresos entre mujeres y hombres en Argentina muestra una brecha de género del 26%. El estudio realizado por la Fundación SES, “Una mirada de la tributación con enfoque de género: caso Argentino”, encontró que el 56% de los ingresos totales corresponde a hombres, mientras que el 44% se atribuye a mujeres.

La brecha de género en los ingresos laborales se calcula como la diferencia porcentual entre los ingresos de hombres y mujeres. Sin embargo, esta evaluación es más completa si se considera el total de ingresos laborales, que incluye salarios registrados y no registrados, honorarios de trabajadores independientes, y otras formas de remuneraciones.

El mismo informe encontró que el 61% de los ingresos laborales totales son percibidos por hombres, mientras que solo el 39% corresponde a mujeres. Esta disparidad económica subraya no sólo una brecha en los ingresos totales, sino también una inequidad significativa en las oportunidades laborales entre géneros.

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Esta brecha no puede entenderse plenamente sin considerar la persistente división de labores remuneradas y no remuneradas entre hombres y mujeres. Las mujeres, con frecuencia, se ven abrumadas por responsabilidades que van más allá de las estrictamente remuneradas, como el trabajo doméstico y el cuidado de la familia.

Estas responsabilidades adicionales, a menudo invisibles en las estadísticas de ingresos laborales, contribuyen a la desigualdad en la distribución de ingresos. Es decir, mientras asumen roles esenciales en el hogar, las mujeres también enfrentan obstáculos para acceder a oportunidades laborales que les permitan igualar los ingresos percibidos por sus contrapartes masculinas.

Asimismo, en Argentina se presenta una clara evidencia del fenómeno conocido como “masculinización de la riqueza”, en lo que respecta a la propiedad. 

Este fenómeno amplifica la regresividad y la desigualdad de género en el sistema impositivo, ya que la recaudación por bienes personales apenas alcanzó el 2% del total en el año 2022. 

Los grandes patrimonios encabezados por mujeres representaron apenas un 24% de lo recaudado.

Se ha observado que, en general, las mujeres realizan un esfuerzo contributivo más significativo que los hombres, especialmente entre aquellas con ingresos más bajos. 

Esto implica una revisión minuciosa de las actuales estructuras fiscales, considerando cómo los impuestos y las políticas fiscales podrían ser rediseñados de manera efectiva para abordar las desigualdades de género.

Finalmente, un estudio realizado por la Fundación Ses encontró que, en general, las mujeres realizan un esfuerzo contributivo más significativo que los hombres, especialmente entre aquellas con ingresos más bajos. 

Dicho estudio también destaca la urgencia de incorporar un enfoque de género en la concepción de sistemas tributarios que sean tanto justos como progresivos. 

Esto implica una revisión minuciosa de las actuales estructuras fiscales, considerando cómo los impuestos y las políticas fiscales podrían ser rediseñados de manera efectiva para abordar las desigualdades de género.

Es fundamental resaltar que las prácticas de ocultar riqueza, evadir impuestos y colaborar con el sistema judicial y político están íntimamente ligadas a la violencia económica de género. 

La conexión entre la evasión fiscal y la violencia económica debe ser tratada de manera decidida y eficaz, dado que afecta de manera significativa la vida de las mujeres y su habilidad para lograr autonomía financiera, la Fundación Ses.