La crisis ambiental aumenta la pobreza en mujeres: informe ONU
El estudio de ONU Mujeres presentado en la COP16 revela cómo el cambio climático agrava la pobreza en mujeres, especialmente en las zonas rurales.
En el marco de la COP16, ONU Mujeres presentó un estudio titulado “Género y biodiversidad” que aborda la relación entre la pérdida de biodiversidad y la pobreza en mujeres.
La directora para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres, María-Noel Vaeza, expuso cómo las crisis ambientales agravan la situación de pobreza en mujeres, especialmente en las áreas rurales.
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El cambio climático agrava la pobreza en mujeres
La escasez de agua potable y la pérdida de biodiversidad impactan desproporcionadamente a las mujeres, quienes son responsables de tareas como la recolección de agua, en el que además limitan su acceso a empleos remunerados y exacerban su vulnerabilidad. Esta situación, según el informe, eleva la tasa de mortalidad femenina y destaca la urgente necesidad de incorporar la perspectiva de género en las políticas ambientales y económicas.
Uno de los hallazgos más preocupantes es que la crisis climática aumenta la pobreza en mujeres, es decir, las mujeres se ven más afectadas por el cambio climático debido a su rol en la sociedad y a las responsabilidades que tradicionalmente asumen en sus hogares y comunidades.
Por ejemplo, la escasez de agua potable afecta de manera desmedida a las mujeres, quienes en muchas partes del mundo son las encargadas de recolectar agua para sus hogares. Según el estudio, 8 de cada 10 hogares sin acceso al agua dependen de mujeres para esta tarea, lo que afecta directamente su capacidad para buscar empleos remunerados y participar activamente en la economía.
Además, las mujeres y niñas enfrentan una tasa de mortalidad más alta en comparación con los hombres y niños debido a la falta de acceso a agua limpia. Por cada 100.000 personas afectadas por la escasez de agua, mueren 19,1 mujeres frente a 17,7 hombres.
El aumento de la temperatura y efectos de la pobreza en mujeres
El estudio de ONU Mujeres revela que, si la temperatura global aumenta 2 °C, la pobreza en mujeres se agudizará. La falta de recursos derivados del cambio climático impactará sectores claves para las mujeres, como la agricultura y la pesca.
Por ejemplo, la proliferación de algas en las costas afecta la pesca costera, de la que muchas mujeres dependen, lo que empeoraría la seguridad alimentaria y nutricional en sus comunidades.
Aún más preocupante es la proyección de un aumento de 3 °C, lo cual resultaría en 260 millones de mujeres viviendo en pobreza extrema y 150 millones de mujeres desplazadas debido al cambio climático. Esto es especialmente grave considerando que el 40 % de las mujeres en el mundo son jefas de hogar, lo que complica aún más su situación y la de sus familias.
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La relación entre género y biodiversidad
La pérdida de biodiversidad no solo afecta el ecosistema, sino también la calidad de vida de las mujeres. En muchas regiones rurales, las mujeres dependen de sus tierras para generar ingresos, pero el acceso a recursos financieros sigue siendo limitado.
Vaeza explicó que, aunque algunas mujeres posean tierras ricas en biodiversidad, no pueden acceder a créditos porque los bancos no consideran la biodiversidad como un activo monetizable.
Esto las deja en una posición vulnerable, ya que no pueden aprovechar los recursos naturales que poseen para mejorar sus condiciones de vida.
En cuanto a la participación en la gobernanza ambiental, la presencia de mujeres en roles de liderazgo sigue siendo baja. Aunque la cifra de mujeres ministras de medio ambiente ha aumentado al 16 %, aún está muy lejos de representar una paridad en la toma de decisiones sobre temas cruciales como la conservación y el uso de recursos naturales.
La economía del cuidado y su relación con el medio ambiente
Un aspecto fundamental que destaca Vaeza es la economía del cuidado no remunerado, que tiene un peso enorme en la economía global pero que sigue sin reconocerse adecuadamente.
Las mujeres dedican tres o cuatro veces más tiempo que los hombres al cuidado de sus hogares y comunidades, lo que reduce su capacidad para participar en el mercado laboral formal y generar ingresos propios. En América Latina, solo el 52 % de las mujeres participa en el mercado laboral, en comparación con el 80 % de los hombres.
La ONU Mujeres propone la creación de sistemas públicos, privados y comunitarios de cuidado que permitan a las mujeres acceder a empleos remunerados, para así contribuir al crecimiento económico.
Este enfoque tiene un “triple dividendo”, ya que no solo mejora la situación económica de las mujeres, sino que también crea empleos en el sector del cuidado y promueve un mayor bienestar en las comunidades.
La contribución económica del trabajo no remunerado
La economía del cuidado no remunerado representa el 22 % del Producto Interno Bruto (PIB) en América Latina, lo que supera a sectores como el petróleo. Este dato subraya la importancia de valorar y contabilizar el trabajo que las mujeres realizan en sus hogares y comunidades.
Para Vaeza, es fundamental que los países incluyan el trabajo de cuidado en sus cuentas nacionales, lo que permitiría reconocer la contribución económica de las mujeres al crecimiento del país.
Es así como el estudio de ONU Mujeres muestra que las crisis climática y de biodiversidad agravan la pobreza en mujeres y resalta la necesidad urgente de incluir la perspectiva de género en las políticas ambientales y económicas.
Es crucial crear sistemas de apoyo que permitan a las mujeres acceder a recursos financieros, empleo y educación, lo que no solo beneficiará a las mujeres, sino que también contribuirá al desarrollo sostenible de las naciones.