El acero chino está hundiendo a la industria siderúrgica de América Latina
La creciente dominancia del acero chino tiene a la industria siderúrgica de América Latina, que alguna vez aspiró a ser un motor de desarrollo económico, en jaque. El impacto de la crisis es tal que el futuro de la industria es incierto.
La comercialización de acero chino tiene a América Latina sumida en una profunda crisis. La industria siderúrgica enfrenta una desafiante situación, principalmente debido a la competencia desleal del acero chino, que llega a la región a precios hasta un 40% más bajos, producto de subsidios y dumping. Esta semana cerró en Chile la principal siderúrgica del país, Huachipato.
En respuesta, varios gobiernos han tomado medidas proteccionistas. Brasil ha impuesto aranceles adicionales de hasta el 25% a las importaciones de acero, mientras que Colombia trabaja en proyectos de reactivación como la creación de una planta de acero plano y el impulso del acero verde. Sin embargo, se requieren más esfuerzos para proteger la industria local frente al exceso de producción china.
Países como Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y Perú planearon a principios del siglo XXI transformar sus economías a través de la manufactura, con el acero como un pilar fundamental para impulsar esta industrialización. Sin embargo, el panorama no ha sido el esperado.
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El impacto del acero chino en la producción latinoamericana
En el año 2000, América Latina producía aproximadamente 56 millones de toneladas de acero, cifra que aumentó ligeramente a 61,7 millones en 2010. Sin embargo, desde entonces, la producción ha ido en descenso, alcanzando solo 62,8 millones en 2022. Mientras tanto, China ha incrementado su producción de acero en un 700%, pasando de representar el 15% del acero mundial en 2000 al 54% en 2023, según la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero).
El exceso de producción de acero en China, incentivado por subsidios estatales y costos de producción extremadamente bajos, ha inundado los mercados mundiales, incluyendo los de América Latina. Las consecuencias para la región han sido devastadoras. Huachipato, la principal productora de acero en Chile, cerró indefinidamente y dejó a 2.700 trabajadores directos y contratistas sin empleo. De manera similar, empresas siderúrgicas en Brasil y Colombia enfrentan grandes dificultades para competir.
El dumping como principal causa de la crisis
El “dumping”, práctica mediante la cual China vende su acero por debajo del costo de producción en los mercados internacionales, ha sido uno de los principales problemas para los productores latinoamericanos.
En el año 2000, América Latina exportaba 160.000 toneladas de acero a China e importaba alrededor de 80.000 toneladas. Sin embargo, para 2023, las exportaciones latinoamericanas a China cayeron un 94%, mientras que las importaciones de acero chino aumentaron en un asombroso 8.690%.
Hoy, alrededor de 10 millones de toneladas de acero chino ingresan a la región cada año, provocando un proceso de desindustrialización. Los países que habían apostado por desarrollar una industria local competitiva se han visto forzados a retroceder. La situación es aún más alarmante cuando se toma en cuenta que las importaciones chinas no solo han afectado a la producción siderúrgica, sino también a otros sectores industriales que dependen del acero.
Los efectos en la industria nacional
El cierre de Huachipato es un claro ejemplo de las dificultades que enfrentan las siderúrgicas en la región. La empresa chilena, que había sido un símbolo de la industrialización del país, se vio obligada a detener sus operaciones debido a la incapacidad de competir con el acero chino, que llega al mercado chileno un 40% más barato. Este cierre afectó no solo a los 2.700 trabajadores directos, sino también a más de 20.000 personas vinculadas indirectamente con la empresa.
En Colombia, la situación no es muy diferente. Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en 2023 las importaciones de productos de hierro y acero alcanzaron los 2.261 millones de dólares, mientras que la producción nacional cayó un 3% respecto al año anterior.
Pese a las medidas del gobierno colombiano (como la imposición de aranceles a las importaciones chinas), las siderúrgicas nacionales han pedido mayores protecciones para poder competir en igualdad de condiciones.
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Medidas de protección: un salvavidas para la industria siderúrgica
En respuesta a la creciente crisis, varios países latinoamericanos han implementado medidas proteccionistas para defender sus industrias locales. En Brasil, el gobierno ha decidido imponer un arancel adicional del 25% a las importaciones de 11 productos siderúrgicos, principalmente de China. Esta medida busca reducir la competencia desleal y proteger los empleos locales. Sin embargo, estas acciones pueden no ser suficientes para contrarrestar el enorme exceso de acero producido por China, que puede aún disminuir sus precios.
Colombia también ha dado pasos en esta dirección. En una reunión reciente entre representantes del sector siderúrgico y el gobierno, liderada por el presidente Gustavo Petro, se acordó la creación de una nueva planta de acero plano y la adopción de medidas adicionales para apoyar a la industria local.
Además, se está promoviendo la producción de “acero verde”, una alternativa más sostenible y con menor huella de carbono, con la esperanza de que este enfoque pueda dar a los productores colombianos una ventaja competitiva en el mercado internacional.
El futuro de la siderurgia latinoamericana
A pesar de los esfuerzos de protección, el futuro de la siderurgia en América Latina sigue siendo incierto. La capacidad de los países de la región para competir con el acero chino dependerá no solo de medidas proteccionistas, sino también de su capacidad para innovar y adaptarse a las nuevas demandas del mercado global. El “acero verde” es una oportunidad, pero requerirá inversiones significativas y un compromiso sostenido tanto del sector privado como de los gobiernos.
La lucha contra el dumping chino no es solo un tema económico, sino también una cuestión de soberanía industrial para muchos países latinoamericanos. A medida que la región busca diversificar sus economías y reducir su dependencia de las materias primas, revitalizar la industria siderúrgica se vuelve un objetivo crucial.
