Futuro del empleo nacional con la reforma laboral y el auge de la inteligencia artificial (IA)

Ramiro Rueda
Ingeniero eléctrico con MBA y 40 años de experiencia en el sector energético público y privado.
La inteligencia artificial (IA), apoyada en la precedente automatización, ha irrumpido en todas las áreas de nuestra sociedad y ha ido revolucionando diferentes ámbitos de la vida, incluyendo con más fuerza el ámbito laboral, lo cual genera expectativas y preocupaciones en cuanto a su impacto y el bienestar de la sociedad en general.
Es inminente, entonces, evaluar y explorar la relación en el tema del empleo nacional y la informalidad dentro del contexto de su creciente presencia en el mercado y su potencialización como consecuencia de la propuesta de reforma laboral del gobierno del cambio.
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La IA, a pesar de ser capaz de realizar tareas como reconocimiento de voz, detección de patrones y resolución de problemas complejos, aún tiene limitaciones en cuanto a su capacidad de razonar y tomar decisiones emocionales, creativas y éticas. Sin embargo, la degradación moral de las decisiones de la sociedad contemporánea está desapareciendo esa ventaja competitiva de la fuerza profesional y la acerca cada vez más como su reemplazo.
Dentro de este marco, urge repensar, en el actual contexto global sobre el impacto en la generación de puestos de trabajo y los desafíos y oportunidades que se presentan respecto al papel que juegan el gobierno, con sus propuestas de política pública, las empresas y los colaboradores, en la gestión del capital humano, financiero y de la informalidad; incluso los clientes con su poder de decisión de demandar productos y servicios consecuentes.
Esta reflexión busca ofrecer una visión enriquecedora sobre la relación entre desempleo, informalidad, reforma laboral e inteligencia artificial, brindando perspectivas que pueden ser útiles en la comprensión de estos fenómenos en el inmediato plazo.
En los últimos años, la IA ha facilitado su aplicación en diversas tareas, por ahora rutinarias y repetitivas, desde la automatización de procesos hasta el desarrollo de algoritmos de aprendizaje automático, y ha demostrado ser capaz de desempeñar acciones anteriormente reservadas de forma exclusiva a los seres humanos.
Su capacidad para ejecutar trabajos con mayor rapidez, precisión, confiabilidad, estabilidad, continuidad y menor costo aumenta la eficiencia en el trabajo y mejora la productividad de las compañías, además de permitir a los trabajadores enfocarse en labores más complejas, creativas y estratégicas.
Esto crea un desafío y un reto para el capital humano en términos de competencia y reemplazo; para el gobierno en términos de flexibilidad laboral y trabajo digno, y para las organizaciones en términos de responsabilidad social y sostenibilidad.
Este avance tecnológico, aunado a las propuestas actuales de cambio para endurecer las relaciones laborales en Colombia, no está exento de consecuencias funestas para el desempleo y la informalidad en nuestro país.
A medida que las relaciones se hacen más rígidas y poco gestionables, las compañías adoptan tecnologías inteligentes con una disminución importante en la demanda de ciertos oficios. Verbigracia, la automatización ha llevado a la eliminación acelerada de quehaceres en sectores como el manufacturero, la vigilancia y seguridad, el transporte, la logística y la atención al cliente y los servicios de abogados y médicos, entre otros muchos.
También puede generar desigualdad en la distribución del empleo (y la riqueza) en aquellos empleados que no cuenten con habilidades específicas para laborar con esta tecnología, quienes pueden tener mayores dificultades para encontrar ocupación.
Además, existe el temor (ya una realidad en sociedades desarrolladas) de que, en un futuro cercano, la Inteligencia Artificial pueda llegar a reemplazar funciones que actualmente son ejecutadas por personas con alto nivel de cualificación, como médicos, abogados y bacteriólogos, entre otros.
Esto debe generar, como sociedad integral, preocupación e incertidumbre sobre el futuro laboral de millones de colombianos y en todo el mundo. Debe ser prioridad ocuparse y anticipar decisiones con visión futurista, no anacrónica, que faciliten la necesidad de adaptación de TODOS los actores a los cambios sobrevinientes.
Igualmente, es significativo señalar que la IA crea nuevos oficios. Por ejemplo, se requiere de profesionales altamente capacitados que puedan programar, analizar datos y mejorar estos sistemas, automatización, robótica, etc., generando nuevas oportunidades laborales en el campo de la tecnología y de la informática para el desarrollo y mantenimiento de estos sistemas de inteligencia artificial.
Así las cosas, es trascendental que los gobiernos, las empresas, los colaboradores e incluso los clientes tomen conciencia de las medidas y acciones, y sobre todo adopten actitudes no anacrónicas para mitigar los impactos negativos de este coctel de tecnología y política pública.
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De esta manera, la tecnología y las relaciones laborales reguladas con ecuanimidad podrán ser utilizadas de manera responsable y equitativa para minimizar los posibles impactos negativos en su población.
El Capital Humano debe enfrentar un desafío crucial y su obligación es adaptarse a los cambios permanentes del mercado, mediante el aprendizaje constante en la adquisición de nuevas habilidades digitales, la mejora de las existentes y el desarrollo de las relacionadas con la tecnología, la movilidad y la flexibilidad laboral, la capacidad de adaptación, las aptitudes analíticas y de comunicación eficaz y trabajo colaborativo.
Urge la capacidad de aprender nuevos oficios y redefinir el rol que desempeñan en una sociedad cambiante, esencial para mantenerse relevantes en un entorno laboral cada vez más impulsado por la tecnología, la flexibilidad y la movilidad de las relaciones laborales.
Al ser ciertos oficios reemplazados por la IA y otros transformados, los colaboradores deben asegurar su empleabilidad soportándose en su competitividad y no en una estabilidad reforzada del pasado.
Es fundamental adquirir y fortalecer habilidades analíticas duras y blandas que complementen la labor realizada por la IA, creativas y de resolución de problemas, que rápidamente les permita sincronizarse con este entorno laboral dinámico y en constante cambio.
El Gobierno juega un rol crucial en la gestión del desempleo generado por la IA y por sus políticas de flexibilización o inflexibilización en las relaciones laborales. Su deber es implementar políticas eficientes y efectivas basadas en competitividad, productividad y flexibilidad racional, acompañadas de la creación de programas de reinserción laboral que incentiven la formación y reentrenamiento de los trabajadores. Además, debe promover la creación de empleos en sectores emergentes, esencial para apoyar a los colaboradores afectados por la automatización.
Estas medidas pueden incluir formación y apoyo económico que facilite la transición hacia nuevas ocupaciones y/o la creación de emprendimientos propios, apoyados hasta su maduración con verdaderas políticas de fomento por parte del Estado. Así mismo, se debe trabajar de manera rápida en la regulación ética de la IA.
Las Empresas también tienen una responsabilidad en la gestión del desempleo tecnológico a través de mantener prioritariamente la viabilidad de la organización para crecer en puestos de trabajo acompañados de la implementación de prácticas de responsabilidad social empresarial, como la construcción y el desarrollo de planes de reincorporación laboral.
Para ello, pueden implementar programas de reentrenamiento con reasignación de recursos para la adquisición de nuevas habilidades y promover una cultura de apoyo, desarrollo profesional y promoción de la igualdad de oportunidades laborales dirigida a los trabajadores afectados, incluyendo la remuneración digna y estable que contribuya a una mejor distribución de la riqueza.
Hasta los Clientes tienen su compromiso en su decisión de apoyar con su demanda los productos de aquellas compañías que tengan un manejo integral del capital humano con responsabilidad social y medioambiental, sociedades con el sello SOSTENIBLE.
En conclusión, la adopción creciente de la IA en el mercado laboral y las políticas de endurecimiento de las relaciones laborales tiene aspectos positivos y negativos que plantean importantes desafíos en términos de desempleo e informalidad.
Sin embargo, también abre grandes oportunidades para el desarrollo de nuevas habilidades y la reconfiguración del trabajo humano. El gobierno, las empresas, los trabajadores e incluso los clientes deben asumir un rol activo en la gestión del desempleo, implementando regímenes laborales adecuados y flexibles, con programas de reinserción que fomenten la responsabilidad social empresarial y la mejor distribución de la riqueza.
Con una visión integral y proactiva de todos los actores –Gobierno, Empresas, Colaboradores y Clientes– se puede abordar positivamente el desafío del desempleo y la informalidad en la era de la IA y aprovechar sus beneficios con equidad.
Estas acciones pueden aumentar la eficiencia y potenciar el desarrollo en ciertos sectores, pero también pueden generar desempleo y desigualdad laboral. El éxito depende de la actitud ecuánime, justa y transparente –evaluando a toda una sociedad y no a unos pocos privilegiados–, que asuma cada uno de los involucrados en la construcción y la concertación de las leyes adecuadas.
Esto inclinará la balanza hacia lo positivo o negativo de las consecuencias. En nuestras manos está decidir de qué lado inclinar el empleo, la informalidad y la sostenibilidad futura de los colombianos, consecuencia de la aplicación de la IA y de la implementación de la reforma laboral concertada del cambio.
El tiempo, nuestros hijos y nietos, el desempleo y la informalidad serán nuestros implacables jueces.