Gas natural y petróleo en Colombia: la caída de reservas y la falta de inversión ponen en peligro la autosuficiencia energética
La extracción de gas natural y petróleo en Colombia, que ha sido un motor clave para la economía del país, ahora se encuentra afectada por la reducción en las reservas, la disminución de la inversión en exploración y un contexto internacional desafiante.
De acuerdo con la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP) El panorama energético mundial pone en evidencia la seguridad energética como una necesidad, y en ese escenario los hidrocarburos continuarán jugando un papel fundamental, pues son una fuente abundante y eficiente de energía.
El enfoque del gobierno de Gustavo Petro hacia las energías renovables ha permitido la caída de reservas y la incertidumbre en las políticas públicas ha hecho que la explotación de minas y canteras registre una caída en lo corrido del año del -4,1% y que la explotación de gas natural y petróleo en Colombia crezca apenas el 0,2%, de acuerdo con los datos del DANE.
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Dinámica del gas natural y petróleo en Colombia
En el tercer trimestre de 2024, el sector de explotación de minas y canteras registró una caída del 7,1% en su serie original respecto al mismo periodo de 2023.La extracción de petróleo crudo y gas natural disminuyó -1,4%.
Respecto al trimestre inmediatamente anterior, el sector en su conjunto decreció un -2,1% ajustado por efecto estacional, mientras la extracción de petróleo y gas cayó un -0,7%, profundizando la tendencia negativa.
En lo corrido del año (ene-sept), las exportaciones de la industria minera y petrolera han disminuido -6,6%, de acuerdo con los datos del Mapa Regional de Oportunidades.
Situación del petróleo en Colombia
Colombia es un país petrolero por excelencia, con exportaciones por USD $15.836 millones, que representaron el 32% de las ventas externas en 2023.
Sin embargo, las reservas probadas de petróleo en Colombia han disminuido, con un índice de reposición de apenas el 89% en la última década, según el informe de Tendencias y Perspectivas del Sector Petróleo y Gas en Colombia de la ACP. Esto significa que por cada 10 barriles extraídos, sólo se añaden 8,9 barriles a las reservas, insuficiente para mantener la autosuficiencia.
En 2023, la producción fue de en promedio 777.000 barriles diarios (bpd), un leve aumento gracias a inversiones en pozos de desarrollo. Sin embargo, la restricción a la exploración plantea un déficit de producción proyectado a partir de 2028, que amenaza los ingresos fiscales futuros y pone en riesgo la estabilidad macroeconómica.
La ACP calcula que Colombia cuenta con cerca de 300 convenios y contratos firmados con la ANH. A mediados del 2024, solo 90 (46% de las áreas asignadas) se encuentran ejecutando la exploración. Esto sumado a la restricción de explorar solo en contratos firmados, reduce la posibilidad de descubrir nuevos yacimientos.
En los 90 contratos hay 110 pozos exploratorios pendientes de ejecución. Estas obligaciones deberán cumplirse entre 2024 y 2030, es decir que, con lo firmado al día de hoy, en 2030 acabaría la actividad exploratoria en el país.
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Perspectivas del gas natural
El panorama del gas natural es aún más preocupante. Desde 2012, las reservas han caído un 58%, y el índice de reposición promedio es del 25%, lo que significa que por cada 10 pies cúbicos consumidos, solo 2,5 se reponen, según la ACP.
En 2023, la producción comercializada fue de 1.059 millones de pies cúbicos diarios (MPCD), que cubrieron el 92% de la demanda nacional. El restante se importó a través de la planta de Cartagena para suplir el consumo térmico, exacerbado por el Fenómeno del Niño. Si esta tendencia persiste, el déficit previsto para 2026 podría adelantarse a mediados de 2025.
Aunque existen recursos prometedores en proyectos costa afuera, su desarrollo requiere años de inversión y estabilidad regulatoria. La falta de incentivos para explorar nuevos campos y la burocracia en licencias ambientales han agravado la situación.https://mascolombia.com/el-peor-ano-de-ecopetrol/
Contexto internacional
A nivel internacional, el sector energético ha atravesado un período agitado, por los efectos de la pandemia, la guerra en Ucrania, el conflicto en el Medio Oriente y el cambio climático. Como consecuencia, la economía mundial registró un crecimiento económico modesto, una escalada en la inflación, altos precios de la energía y varios países, especialmente los europeos, priorizaron la necesidad de garantizar la seguridad energética por encima de los objetivos de descarbonización y transición energética.
De hecho, la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), que en su camino hacia las cero emisiones netas había abogado por reducir la dependencia del petróleo y gas, y por tanto, evitar la búsqueda de nuevos yacimientos de hidrocarburos, recientemente publicó un informe en el que reconoce las dificultades de avanzar hacia una economía de energía limpia, los riesgos e incertidumbres en los mercados, así como los impactos económicos y sociales.
El mundo está retomando importantes inversiones en petróleo y gas, con cifras no vistas desde 2011. Especial relevancia ha cobrado la autosuficiencia y la seguridad energética, especialmente a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Latinoamérica, por su parte, ha incrementado de manera significativa su participación en el total de estas inversiones. En 2023, la inversión mundial en exploración y producción de petróleo y gas ascendió a USD $577.000 millones. Se estima que, para 2024, la inversión en el sector mantendrá su tendencia de crecimiento, alcanzando los USD $603.000 millones.
Además, no se esperan grandes cambios en el precio del petróleo, que se proyecta se mantendrá alrededor de los USD $85 por barril.
Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), la demanda mundial de petróleo crecerá en 1,4 millones de barriles por día tanto en 2024 como en 2025. Por su parte, la OPEP proyecta un crecimiento aún mayor, con un incremento de 2,2 millones de barriles por día en 2024 y 1,8 millones en 2025.
En los últimos años, Latinoamérica ha ganado interés en la industria extractiva, debido a su lejanía a los conflictos geopolíticos, su atractivo geológico y sus costos de producción competitivos. Durante 2022 y 2023, varios países de la región modificaron sus leyes de hidrocarburos con el fin de implementar medidas para incrementar la producción de petróleo y gas.
Estas medidas incluyen la creación de incentivos fiscales y económicos para aumentar la inversión extranjera, la flexibilización de las condiciones contractuales, la simplificación de trámites administrativos y la apertura de nuevas licitaciones para la asignación de áreas. En contraste, las recientes políticas en Colombia presentan desafíos para el desarrollo de la industria.
Este contexto ha llevado a que Latinoamérica se convierta en un actor clave en el panorama mundial, es la región con las mayores expectativas de crecimiento en la producción de hidrocarburos hacia 2030. Los descubrimientos en proyectos costa afuera están liderando el crecimiento de la producción, destacando los avances en Guyana y Brasil, así como los yacimientos no convencionales en Argentina. En cambio, la proyección de gas natural y petróleo en Colombia, muestra una tendencia a la baja, que coincide con el estado actual de sus reservas de hidrocarburos.